Política

Ayuntamiento de Madrid

Un millón de euros para acabar con la plaga de orugas

El Ayuntamiento activa un plan para eliminar la procesionaria que finalizará el 10 de abril

Las procesionarias tienen unos 500.000 tricomas que tienen un gran efecto urticante | Fotografía de archivo
Las procesionarias tienen unos 500.000 tricomas que tienen un gran efecto urticante | Fotografía de archivolarazon

El Ayuntamiento activa un plan para eliminar la procesionaria que finalizará el 10 de abril

La proliferación de la procesionaria, oruga especialmente dañina por las lesiones que produce, ha obligadeo al Ayuntamiento a tomar medidas. El Consistorio puso ayer en funcionamiento un plan que se prolongará hasta el próximo 10 de abril y que está presupuestado en un millón de euros para frenar la multiplicación de este insecto.

Entre cuatro y cinco equipos de operarios por distrito se están encargando de retirar los bolsones de procesionaria de los árboles y las orugas del suelo, con el fin de evitar su enterramiento y frenar así su ciclo de reproducción (es decir, evitar que se conviertan en mariposas y pongan huevos). Las zonas de pinos y cedros serán especialmente vigiladas, sobre todo en zonas infantiles y estanciales y entornos de centros escolares. Además, la Dirección General de Agua y Zonas Verdes del área de Medio ambiente y Movilidad instalará trampas sobre los árboles.

Este lepidóptero siempre ha estado no sólo en Madrid, sino en toda la región. Sin embargo, debido al calor y a la falta de lluvias, la salida de los bolsones y la bajada de los árboles de la oruga se ha adelantado. El Ayuntamiento señala que también puede haber influido el hecho de que cada vez hay menos productos fitosanitarios autorizados para acabar con este insecto. Además, no se realizan fumigaciones para proteger la salud de los ciudadanos y evitar los efectos negativos para el medio ambiente. De hecho, la mayoría de trabajos, como la retirada de orugas, son fundamentalmente manuales y mecánicos.

¿Qué son las procesionarias?

Las jóvenes larvas van permanecen sobre el árbol protegidas por una especie de bolsa protectora (los bolsones)) muy característica, alimentándose de las hojas y defoliándolo debido a que la actividad de alimentación de las orugas no se detiene durante el invierno.

En el interior de esas estructuras, las orugas permanecen en los árboles desde su nacimiento (mediados de septiembre) hasta el momento en que, ya maduras, descienden de los árboles afectados (febrero a primeros de marzo) para buscar un lugar adecuado para enterrarse y pupar. Pasado unos meses (julio) emergen las mariposas adultas para reproducirse e iniciar un nuevo ciclo biológico (puesta en las acículas de los pinos).

Aparte el potencial daño para los árboles, el interés de las procesionarias se relaciona con el potente efecto urticante que presentan las orugas, capaz de producir daños y secuelas en caso de exposición o manipulación indebida.