Política

Operación Lezo

Una política de las que no se rinden

La Razón
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Se había quedado sin vacaciones. Y con el aire acondicionado de su despacho averiado, que ella decía no querer arreglar para ahorrar costes. Así es Cristina Cifuentes Cuencas, una mujer de bandera, que ya desde sus estudios universitarios nunca pasó desapercibida. Madrileña de pura cepa, licenciada en Derecho por la Complutense de la capital, funcionaria del Cuerpo Técnico Superior de esta Universidad, le tentaba sin embargo la política. A ella llegó, curiosamente en Alianza Popular, cuando siempre ha sido de ese grupo de mujeres nada «derechonas», con ideas de vanguardia. Después, de la mano de Esperanza Aguirre, y con excelente relación con el «hombre fuerte», Ignacio González, comenzó su ascenso en el Partido Popular madrileño, hasta llegar a convertirse en una de las diputadas autonómicas más activas y ostentar el cargo de vicepresidenta de la Asamblea de Madrid. Cristina es, sobre todo, una mujer valiente y sin pelos en la lengua, con poder de decisión, como ha demostrado durante todos estos años. Tertuliana de primera, «twitera» como la que más, llegó a la Delegación del Gobierno en Madrid en un momento muy delicado. Con los «indignados» del 15-M en plena acampada, y muchos anti-sistema que la increpaban por la calle. A todos hizo frente, abriendo las puertas de su despacho a cuantos la criticaban. Es la suya una personalidad abierta, de talante y, lo más importante, con talento. Forma parte de ese grupo de mujeres, el «gineceo» madrileño, suele decir con soltura, a quien nadie de la izquierda consigue taparles la boca. No le gustaban las escoltas, a pesar de su cargo, y por eso se desplazaba en moto en este tórrido agosto. La fatalidad le ha dado un golpe físico, pero la Cifuentes, como bien la conocen en el Partido Popular madrileño, se levantará como una fiera. Valiente y decidida, se enfrenta con coraje a los golpes de un accidente inesperado y a los que de la política vengan. Es de las que no se rinden.