Arquitectura

Vallecas descubre su pasado barroco

Vallecas descubre su pasado barroco
Vallecas descubre su pasado barrocolarazon

Halladas bóvedas y pinturas del siglo XVII en las obras de la parroquia de San Pedro ad Víncula.

Escondido, en las bóvedas de la iglesia parroquial de San Pedro ad Víncula, los vecinos de Vallecas han encontrado su pasado barroco. Las obras de restauración de la capilla de Nuestra Señora del Rosario, en el interior de este templo declarado Bien de Interés Cultural, han dejado recientemente al descubierto restos de las bóvedas y pinturas de la primera mitad del siglo XVII, uno de los primeros ejemplos del camarín barroco español y que, según explicó ayer la consejera de Empleo, Turismo y Cultura de la Comunidad, Ana Isabel Mariño, es ya uno de los conjuntos decorativos más interesantes de la región. Las humedades que habían aparecido en los muros y el solado de la capilla propiciaron que en 2012 se iniciaran los trabajos de rehabilitación de este templo. Una restauración integral, que ha contado con un presupuesto de 100.000 euros, y que ha propiciado la recuperación de la arquitectura interior de la parroquia tal y como se proyectó en 1670.

Aparte de los restos de bóvedas y pinturas de la primera mitad del siglo XVII, tras las catas y demoliciones ha regresado a los ojos de los visitantes de esta iglesia vallecana un arco o ventana de conexión con la iglesia en estilo herreriano. Ahora las tareas se centran en identificar al arquitecto que ideó este elemento,así como al autor de la decoración de la primera capilla.

La actual iglesia parroquial de San Pedro Ad Víncula de Vallecas se construyó a lo largo del siglo XVI, conservando como elemento más antiguo gran parte de la original torre mudéjar. El cuerpo de la iglesia mantiene elementos góticos, renacentistas y barrocos y cuenta con varias capillas de gran valor arquitectónico adosadas al templo que se construyeron a lo largo de los siglos XVII y XVIII. La capilla-camarín de Nuestra Señora del Rosario –cuya construcción se data en el primer tercio del siglo XVII– se ubica junto a la cabecera de la iglesia y está dedicada a la Virgen. En una segunda fase, hacia 1651, se amplió la capilla, dividiéndose el espacio interior en dos ámbitos: uno cuadrangular cubierto por la cúpula y otro más pequeño rectangular con una bóveda de cañón, destruyéndose parte de la primitiva bóveda de aristas. Entre finales del siglo XVII y principios del XVIII vuelve a decorarse la capilla, en esta ocasión con un programa iconográfico figurativo atribuido al pintor madrileño Juan Vicente Ribera.

«Este tipo de actuaciones recuperan el patrimonio histórico y ponen en valor estos bienes protegidos, que son fuente de atracción de turismo y riqueza», explicó Mariño, que añadió que la región ha invertido 21,92 millones en los tres últimos años para rehabilitar el patrimonio de 66 municipios de la región.