Sucesos
Mató a su mujer «para no escucharla más»
El hombre de nacionalidad rumana acusado de asesinar a su esposa tras estrangularla con un trozo de cuerda en el parking del aeropuerto de Sevilla en el mes de junio del pasado año 2016 ha reconocido este jueves que mató a su mujer en el marco de una discusión y “para no escucharla más”, señalando que “era un momento de locura” y que “se arrepintió desde el primer momento”.
Durante la segunda jornada del juicio con jurado popular que se celebra en la Audiencia Provincial de Sevilla, el acusado, identificado como T.E. y para quien la Fiscalía pide 18 años de cárcel por un delito de asesinato con la atenuante de confesión, ha admitido que estranguló a su esposa “durante un minuto” con una cuerda que encontró en el vehículo abandonado donde pasaron la noche tras discutir por el hecho de que sus dos hijos de 14 y 13 años no querían verla.
El acusado ha relatado que, en el momento de los hechos, llevaba casado 15 años con la víctima, que se había marchado a Italia por motivos laborales mientras que él se dirigió a España con sus dos hijos menores para trabajar en el circo ‘Roma’ que en ese momento se encontraba establecido en la localidad onubense de Corrales, dejando a sus hijos bajo el cuidado de su hermana en un pueblo de Cuenca, algo con lo que la víctima “estaba de acuerdo”.
“La relación no era buena en ese momento, estábamos separados”, ha indicado el imputado, que ha relatado que el 26 de mayo de 2016 su mujer viajó a España para ver a sus dos hijos, de forma que la recogió en el aeropuerto y se dirigieron a un hotel, donde estuvieron tres días y hablaron de “reconciliarse” sin que se produjera ninguna discusión en ese momento.
El acusado ha señalado que la fallecida quería ver a sus hijos, pero estos “no querían verla porque estaban enfadados con ella”, por lo que la mujer decidió volver a Italia y, para ello, se dirigieron el día 31 de mayo al aeropuerto para coger el vuelo que salía hacia Italia a las 22,00 horas.
No obstante, ha relatado que se perdieron por el camino y llegaron al aeropuerto a las 22,30 horas, por lo que la mujer perdió el vuelo y se “enfadó” con el acusado, a quien “echaba la culpa” de haber perdido el avión, tras lo que decidieron pasar la noche en el aeropuerto porque “se había acabado el dinero” y no podían regresar.
De este modo, ha precisado que se dirigieron a un coche abandonado ubicado en el parking del aeropuerto para pasar la noche y comenzaron a discutir porque sus hijos “no querían verla”, todo ello encontrándose ella en el asiento delantero del vehículo y el acusado en la parte de atrás.
Tras ello, se echaron a dormir y se despertaron sobre las 2,30 horas de la madrugada, cuando empezaron a discutir otra vez, momento en el que, según ha confesado, cogió una cuerda con la que rodeó por el cuello a la víctima sin que ella se percatara y a fin de “no escucharla más”.
El imputado ha añadido que, en ese momento, “empezó a tirar” hacia atrás de la cuerda con las dos manos, estrangulándola “durante un minuto” sin que la víctima se defendiera o gritara hasta que “pensó que ya estaba muerta”.
Seguidamente, ha manifestado que la sacó del coche en brazos y la colocó tumbada en el asiento trasero, tapándole con el fieltro del techo del coche, aunque ha querido dejar claro que su objetivo “no era esconderla”, sino que lo hizo porque “se le ocurrió eso en ese momento”.
La fiscal le ha preguntado por qué mató a su esposa y el acusado ha contestado que “era un momento de locura” y que “no sabía lo que hacía en ese momento”, añadiendo que, a continuación, salió del parking y hizo auto-stop, llevándole un conductor hasta la localidad onubense de Bollullos Par del Condado.
El acusado ha agregado que, una vez en ese municipio, “empezó a pasearse por todo el pueblo” hasta que se dirigió a la Jefatura de la Policía Local, donde confesó a los agentes que había matado a su mujer, algo que hizo porque “sabía que había hecho una cosa que no tenía que hacer”, tras lo que volvió a repetir dicha confesión “espontánea” ante la Guardia Civil, a la que acompañó hasta el lugar de los hechos para indicarle dónde se encontraba el cadáver.
“Desde el primer momento, he contado todo”, ha asegurado el acusado, que ha señalado que ha hablado con sus dos hijos sobre lo sucedido y les ha pedido “perdón”. “Mis dos hijos me quieren”, ha afirmado el imputado, agregando que no ha sabido darles una explicación de lo sucedido.
En su escrito de acusación, consultado por Europa Press, la Fiscalía pide para el acusado 18 años de prisión y la privación del ejercicio de la patria potestad de sus dos hijos menores de edad por siete años a cuenta de un delito de asesinato con la atenuante de confesión.
De igual modo, el Ministerio Público reclama que se le imponga la prohibición de aproximarse a menos de 300 metros de sus dos hijos, de su domicilio o centro escolar durante siete años, así como que indemnice con 180.000 euros a sus hijos en concepto de daños morales.
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