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Violencia de género

25N: Un trabajo, una nueva oportunidad

Clece apuesta por la inclusión laboral de mujeres víctimas de violencia de género como un eficaz instrumento para que recuperen la confianza en sí mismas y el control de sus vidas

La inclusión sociolaboral es una pieza clave para que las mujeres que han sido víctimas de violencia de género puedan tener otra oportunidad.
La inclusión sociolaboral es una pieza clave para que las mujeres que han sido víctimas de violencia de género puedan tener otra oportunidad.PexelsLa Razón

Dos de cada tres mujeres han sufrido en primera persona algún tipo de violencia o conocen a alguien que está pasando por esa situación, según el último informe anual de ONU Mujeres. Este dato es una más de las evidencias que justifican la celebración, cada 25 de noviembre, del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer con un doble objetivo: visibilizar esta lacra para concienciar al conjunto de la sociedad y fomentar iniciativas para apoyar a las víctimas.

En este sentido, en 2012 se puso en marcha la Red de Empresas por una Sociedad Libre de Violencia de Género, conformada por compañías que actúan como agentes de transformación social mediante la inclusión sociolaboral de mujeres pertenecientes a este colectivo vulnerable. Una de estas empresas es Clece, que lleva años trabajando con asociaciones para impulsar la inclusión laboral de colectivos vulnerables, como las mujeres víctimas de violencia de género. Esta iniciativa favorece, por una parte, la sensibilización contra la violencia machista y, por otra, la integración social y laboral de estas mujeres con el fin de garantizar su independencia económica y su recuperación personal.

Una nueva vida

Tener una rutina de trabajo y percibir un salario mensual no supone únicamente hacer frente a los gastos más cotidianos sin depender de nadie, sino que también ayuda a que las mujeres víctimas de violencia de género recuperen la autoestima y la confianza en sí mismas. “Para ellas un trabajo es volver a vivir”, afirma Susi Montes, responsable del departamento de Selección de la dirección regional de Levante. Desde su departamento gestionan perfiles de personas vulnerables, entre las que se encuentran estas mujeres. Llegan a ellas a través de entidades especializadas con las que tienen un contacto muy estrecho. “Necesitan trabajar, pero muchas veces no son empleables todavía porque están en una casa de acogida, en tratamiento médico o no se ven fuertes - comenta Montes - . Por eso, primero estas entidades trabajan con ellas y, cuando están preparadas para trabajar, contactan con nosotras”. Cuando acceden al proceso de selección se valoran únicamente sus capacidades para el puesto de trabajo, aunque se tiene en cuenta su situación a la hora de cuadrar los horarios si lo necesitan, por ejemplo. Sobre el desempeño de sus funciones, Montes destaca su entusiasmo contagioso: “Son mujeres valientes con muchas ganas de tener una vida normalizada - explica -. Lo dan todo y sus compañeras se contagian de esas ganas de salir adelante. Es admirable ver cómo muchas veces comienzan totalmente anuladas y van consiguiendo logros que no se imaginaban”.

Cercanía y comunicación, elementos claves para el éxito

La política de contratación de mujeres víctimas de violencia de género en Clece pasa por un contacto estrecho entre la propia empresa y diferentes entidades de ámbito local o nacional. Según Flavia González, técnica de Selección de personal e Inclusión laboral de la compañía en Galicia y Asturias, estas organizaciones hacen un trabajo muy potente y son una pieza clave para la inclusión sociolaboral de los colectivos en riesgo de exclusión. “Cuando contacto con una mujer víctima de violencia de género para una entrevista de trabajo, ya tengo toda la información que necesito sobre su situación personal - explica -. Así, durante la conversación no tengo que preguntarle por eso y me puedo centrar en ofrecer un espacio donde desarrollar sus capacidades, dejar claro que queremos contar con ella por lo que vale y no por pena”.

La cercanía, naturalidad y buena comunicación, tanto con ellas como con las entidades que las derivan, es el punto de partida del éxito de estos programas. Según González, Clece es una empresa muy grande que puede favorecer que estas mujeres rehagan su vida a través de la inclusión laboral, pero, a su vez, apuesta por la cercanía en la relación con sus trabajadores. “Siempre hay alguien que te puede enseñar algo si lo necesitas o proponerte una mejora en función de tu valía”, explica. Es por eso que muchas mujeres víctimas de violencia de género que acceden a un puesto de trabajo de poca duración o menos horas pueden, si ambas partes están dispuestas, optar a otros tipos de contratos y jornadas. “Trabajamos mucho y de manera concienzuda para que ellas se sientan importantes por sus capacidades, por lo que son o son capaces de hacer”.

Unidad de Apoyo: acciones para garantizar la inclusión sociolaboral

En Clece cuentan con una unidad especial que refuerza su política de contratación de colectivos vulnerables para hacer un seguimiento más exhaustivo de estas personas en su puesto de trabajo. Según explica Mercedes Ortega, psicóloga de la Unidad de Apoyo de la compañía en la zona sur, se trata de dar el soporte necesario con el objetivo de que mantengan su empleo, se marquen objetivos y eso contribuya, además de a su independencia económica, a recuperar la confianza en sí mismas. “Lo escucho mucho en todas ellas - comenta Ortega-: el trabajo es terapia. No es solo un medio de vida, sino que les supone ver lo que valen, las empodera”. Este programa hace un seguimiento en función de sus necesidades que incluye llamadas y visitas periódicas, orientación y asesoramiento más allá del ámbito laboral. “Entendemos a la persona como un todo - explica Ortega -. Por eso hablamos con ellas sobre su adaptación en el trabajo y sus puntos a mejorar, pero también ofrecemos apoyo psicológico para quienes lo necesiten, bien con nosotras o bien con asociaciones especializadas”.

Con motivo del 25N, este año Clece ha preparado una acción muy especial: repartir 10.000 pensamientos (plantas con flores de color morado) en diversos lugares en los que presta servicios como hospitales, residencias de mayores, etc. La planta se acompaña de una tarjeta con la propuesta de compartir en redes sociales algún mensaje de concienciación o apoyo a la eliminación de la violencia contra la mujer. Esta acción se lleva a cabo bajo el lema “Una vida sin violencia, una vida con respeto’', para invitar a la reflexión sobre el problema que constituye la violencia de género.

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