Sociedad

Madrid

Mascarillas, guantes y batas, el único escudo de médicos y enfermeros ante el coronavirus

Psicosis en los mercados. Vuelos anulados. Hoteles obligados a cancelar reservas sin cargo adicional. El miedo al coronavirus está en las calles

Una enfermera posa con instrumental usado para tratar con pacientes infectados con virus como el Coronavirus
Una enfermera posa con instrumental usado para tratar con pacientes infectados con virus como el CoronavirusAlberto R. RoldánLa Razon

Mascarillas agotadas en todas las farmacias. Geles antibacterianos con los precios por las nubes. Psicosis en los mercados. Vuelos anulados. Hoteles obligados a cancelar reservas sin cargo adicional. El miedo al coronavirus está en las calles, un sentimiento que en Europa se ha disparado desde que Italia se ha convertido en el foco de contagio en el continente y, a su vez, en el cuarto país (por detrás de China, Corea del Sur y Japón) con mayor número de infectados. En España ya son 33. Mientras tanto, los expertos siguen lanzando un mensaje unánime: hay que estar preocupados, pero no alarmados. El objetivo es acabar con el miedo, ese que ya se ha hecho fuerte en los agentes económicos. Y es que, por fortuna, hay un lugar en el que aún impera la razón: los nervios no han logrado sobrepasar los muros de los hospitales.

Puede que gran parte de la culpa de esto la tenga su fe en la eficacia de los protocolos que ha establecido el Ministerio de Sanidad y que las comunidades autónomas están siguiendo a rajatabla. Nadie se sale del guión. También ayuda que estos procedimientos no les sean extraños. «En este sentido, el coronavirus es un tipo de virus similar al de la gripe, así que no ha habido una preparación especial para él. De hecho, hay otros microorganismos que tienen el mismo mecanismo de transmisión», explica a LA RAZÓN Guadalupe Fontán, enfermera y miembro del Consejo General de Enfermería (CGE).

Así, las precauciones que toman en su día a día los profesionales que trabajan en los servicios de salud no son ajenas a nadie ni suponen ninguna acción de refuerzo: mascarillas, guantes y batas desechables. «Los profesionales sanitarios estamos todos los días trabajando con ese tipo de medidas», indica Fontán, y con esto se refiere tanto a los hospitales como a los centros de atención primaria.

Además, y como aprendizaje que hemos sacado de otras crisis sanitarias que han sacudido no solo a España, sino al resto del mundo, periódicamente se realizan entrenamientos y talleres para interiorizar los procedimientos. «No son para que nos preparemos especialmente, sino para refrescar», añade, y explica que, en la práctica, hay muchas otras patologías que exigen este tipo de medidas. «No son especiales para el coronavirus, están incluidas en la práctica habitual», concluye.

De esta manera, Guadalupe Fontán insiste una y otra vez en recordar que esas medidas solo son para médicos, enfermeras y el resto de personal sanitario. Porque si hay una preocupación que destaca por encima del resto entre ellos esa es el desabastecimiento de este material que es muy necesario para algunos enfermos. Es más, ya han salido a la luz varios casos de robos de mascarillas en grandes cantidades en varios hospitales.

«Se ha creado más alarma entre los profesionales por el desabastecimiento de estas medidas de protección. Sé que se están buscando soluciones, pero tenemos que atender a los pacientes y para ello necesitamos tener garantías en nuestro puesto de trabajo. Tener esos recursos materiales es vital para nosotros», subraya con preocupación.

¿El objetivo? Acabar con esta situación. «Se ha generado una alarma social tan importante que ha resultado perjudicial para poder atender correctamente a los pacientes que lo pueden necesitar. En este grupo están los inmunodeprimidos, los oncológicos, los asmáticos...», lamenta, y continúa: «Esto también es malo para los profesionales sanitarios, que sí que necesitan estas mascarillas en los centros, tienen que tener acceso a este tipo de material».

La clave, lavarse las manos

Sin embargo, eso no significa que no haya nada que podamos hacer para evitar el contagio. Tanto para ellos como para los ciudadanos de a pie hay un gesto clave que puede ahorrar días en el hospital: lavarse correctamente las manos, tanto para no contagiar como para no caer enfermos. «Esto evitará que vayamos dejando esas gotitas en el metro, en los baños públicos...», afirma esta enfermera. Esta es la máxima entre las precauciones de contacto, ya que está probado que este es el medio de contagio del coronavirus.

«Hay que implantar el hábito de no llevarse las manos a la boca, morderse las uñas, tocarse los ojos y la nariz... Es decir, no infectar las mucosas, es fundamental, además de la higiene frecuente. Es un hábito que si lo logras incorporar ya lo tienes para siempre y sirve para cualquier microorganismo», recalca Fontán.

En este sentido aprovecha para remarcar el papel de las profesionales de Enfermería. «Tenemos una red muy amplia, somos 300.000 enfermeras y estamos en todos los ámbitos: desde las matronas hasta las de geriatría. La población tiene que hacer de eso un pilar básico y consultar toda la información que necesiten. Por ejemplo, las que están en los colegios pueden jugar un papel muy importante para que los niños interioricen la higiene de manos», indica para concluir Guadalupe Fontán.