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Las tres razones por las que los colegios concertados siguen cobrando la “cuota” voluntaria

“Sin estas aportaciones la continuidad del colegio se vería seriamente comprometida”, dicen, cuando muchos padres se plantean si seguir haciendo esta aportación

Una de cada cuatro familias españolas y una de cada tres en la Comunidad de Madrid tiene a sus hijos estudiando en colegios concertados, que estos días están emitiendo los recibos de las “aportaciones” o “donaciones” que hacen voluntariamente las familias. Estas ayudas no generan derecho a una contraprestación, es decir, tanto los alumnos cuyos padres hacen la donación, como el resto, reciben la misma enseñanza y tienen los mismos derechos en el colegio. Y en nada tienen que ver con la cuota de comedor o transporte escolar, por las que ya no se cobra al no prestarse este servicio. Sin embargo, muchos padres se plantean ahora la disyuntiva de seguir haciendo esta aportación o devolver el recibo, mientras que la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos Giner de los Ríos ha denunciado que la escuela concertada siga cobrando a las familias esta cuota voluntaria, a pesar de la suspensión de las clases. El secretario general de Escuelas Católicas, Luis Centeno, da tres razones por las que se está pidiendo colaboración a las familias para que sigan haciendo las aportaciones:

1. Los centros concertados no reciben los fondos necesarios de la Administración educativa para cumplir su compromiso de impartir una enseñanza de calidad. El gasto público por alumno es la mitad en la concertada, respecto de la pública. Sin las “aportaciones” o “donaciones” de las familias, la continuidad del Proyecto Educativo se ve seriamente comprometida.

2. Los centros concertados destinan estas donaciones a actividades o acciones que benefician a todos, sin discriminación. Estos fines generales son generalmente educativos, pero también sociales o asistenciales, de ayuda a las familias con menos recursos y que suelen necesitar apoyos.

3. En estos momentos de crisis sanitaria e inactividad económica, hay muchas familias que van a necesitar apoyo social y el Centro educativo católico es una Comunidad educativa. No es una academia, es una comunidad donde se pone al alumno en el foco. Por eso, se hace una llamada a que las familias que puedan y deseen seguir colaborando, lo hagan desde la responsabilidad de cada uno, desde la solidaridad con los demás y con la comunidad educativa.