Coronavirus
Así irá a la piscina este verano: baños por carriles y gafas
El sector envía un protocolo al Ministerio de Sanidad. Sugieren separación entre usuarios de dos metros, baños por carrilles y subrayan: el agua, con la desinfección habitual, «mata» al virus
Nuestro país cuenta con alrededor de 1.200.000 piscinas: unas 900.000 privadas y otras 300.000 comunitarias y/o públicas. Echen cuentas: millones de españoles y turistas, si el coronavirus lo permite, tienen la intención de darse un más que merecido chapuzón en cuanto lleguen los meses de verano en multitud de urbanizaciones, hoteles y otros muchos espacios repartidos por nuestra geografía. Sin embargo, ni el Gobierno ni las administraciones municipales y públicas han dado directrices firmes, y tampoco se han pronunciado sobre cuándo se producirá la apertura de estos recintos: ¿se van a abrir unos espacios que congregan a cientos de personas? ¿Serán seguros? ¿Debe haber un aforo limitado?
Así, el sector en bloque ha trabajado de manera ardua y contrarreloj para elaborar un documento orientativo que ya está en manos del Ministerio de Sanidad. «Ha sido un esfuerzo muy bonito por parte de todos: 201 entidades, entre empresas, federaciones, asociaciones y ayuntamientos han colaborado en su redacción durante dos intensas semanas. Es algo inédito dentro nuestro sector», explica a LA RAZÓN Armando Prallong, presidente de la Comisión Sectorial de la Patronal Española del Sector Piscina (Asofap). En total, han sido cinco grupos de trabajo conjuntos –tratamiento y control tanto del agua como del aire, limpieza y desinfección de espacios y dos grupos de gestión y mantenimiento de piscinas– que han elaborado un primer borrador y que será ampliado en breve. ¿Su objetivo? Consensuar un protocolo único. Algo que va a ser necesario, entre otros motivos porque «se va a generar una demanda social brutal» en cuanto concluya la actual crisis.
Marcadores digitales
Así, además de llevar a cabo una intensa labor de desinfección de lo que se consideran las «zonas comunes» de estos recintos, los firmantes proponen una reducción del aforo entre un 50% y un 75%, «asegurando los dos metros de separación entre usuarios en las duchas de los vestuarios». Se propone asimismo controlar dicho aforo con una serie de marcadores digitales disponibles para los responsables de las piscinas.
En dicho acceso, y en lo que respecta a los usuarios, se plantea la posibilidad de registrar su temperatura, «bien por cámara térmica o termómetro láser», así como poner a su disposición bandejas desinfectantes de calzado. Tampoco faltarían dosificadores de hidrogel de manos «para limpiarse la contaminación exterior».
Siempre ha sido obligatorio, pero en estas nuevas circunstancias lo será más que nunca: ducharse antes y después de utilizar la piscina. Así, se recomienda enjuagarse en la ducha solo durante un minuto, lo que «ayuda a deshacerse de la mayoría de los residuos presentes en el cuerpo». También se aconseja desinfectarse las manos antes y después de tocar cualquier elemento del entorno: escaleras, barandillas, etc.
Además, los autores de la propuesta, siempre teniendo en cuenta el tipo de piscina, aconsejan delimitar una «zona de pies descalzos», que estaría situada como mínimo a 1,5 metros del perímetro de la lámina de agua.
Durante el baño, una de las sugerencias consiste en «delimitar a los bañistas dentro de un carril de nado», manteniendo una distancia mínima de seguridad de un metro entre personas en la lámina de agua».
Es precisamente aquí donde se resuelve una de las principales dudas que albergamos todos: ¿es el agua clorada segura ante el Covid-19? Como explican en Fluidra, empresa dedicada al desarrollo de aplicaciones para el uso sostenible del agua, una piscina convencional, con un buen sistema hidráulico y de filtración, que respete su nivel de ocupación máxima y con un nivel de cloro libre mayor o superior a 0.5-1 mg/l, no solo esta desinfectada, sino que tiene capacidad para eliminar cualquier virus o germen.
¿Entre ellos estaría el Covid-19? Así lo dice la Organización Mundial de la Salud (OMS). La concentración de cloro antes mencionada durante un mínimo de 30 minutos y un pH entre 7.2 y 7.8 es suficiente para matar a «virus envueltos» –es decir, los que cuentan con una membrana lipídica externa– como el que causa el coronavirus.
David Tapias, director de I+D+i de Fluidra, explica que esas cifras son las que ya debían aplicarse para mantener las piscinas debidamente higienizadas. «Simplemente, siguiendo las directrices que ya existen, las condiciones del agua son suficientes para eliminar el Covid, que es muy sensible al cloro, e incluso otros patógenos todavía más resistentes. Eso en lo que se refiere al agua; otra cosa son las superficies adyacentes», afirma Tapias.
Este experto señala que, habitualmente, y sobre todo en piscinas públicas, el agua se mantiene en esos parámetros gracias a un sistema automatizado. No hay que olvidar tampoco la desinfección por luz ultravioleta (UV), que amplía el espectro de eficacia considerablemente, ya que cuenta con capacidad para destruir el genoma (ADN/ARN) de virus, bacterias y hongos, incluyendo los coronavirus.
Es posible que este asunto no esté ahora mismo en las prioridades del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, «como cualquier espacio público que permanecerá abierto este verano, hay que considerar con rigor cómo se va a ocupar. Es un tema de sentido común», explica Martí Giralt, director general de Fluidra en Iberoamérica (España y Portugal incluidas). «El documento presenta una serie de medidas adicionales, dando pie a un protocolo referido al aforo, a los accesos, a las medidas que debe tomar los propios bañistas... En lo que respecta al agua de las piscinas, el público debe saber que no hay un elemento más seguro: el coronavirus no puede sobrevivir si el agua está debidamente tratada», concluye.
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