Ríos

Cuando bañarse en el Manzanares era una realidad: por qué Madrid no puede seguir el ejemplo de París

Desde ayer, la capital francesa permite tanto a vecinos como a turistas darse un chapuzón en tres tramos determinados del río Sena

Bañistas en el Manzanares durante la primera mitad del siglo XX
Bañistas en el Manzanares durante la primera mitad del siglo XXBiblioteca Virtual de Madrid

Durante más de 100 años, Francia prohibió a cualquier persona bañarse en su río más célebre. Caracterizado por un tráfico fluvial asiduo y unos niveles de contaminación elevados, nadar en el Sena parecía totalmente imposible. Sin embargo, desde ayer existen unos tramos habilitados en el río para que la gente pueda nadar y llevar mejor el sofocante calor del verano.

La depuración de estas áreas fue conseguida mediante nuevas unidades de desinfección y un depósito de almacenamiento de aguas residuales. Además, las casas flotantes que otrora vertían estos residuos ahora se ven obligadas a depender del alcantarillado municipal, por lo que el mantenimiento del Sena ha pasado de ser inimaginable a factible.

Tras poner en marcha este proyecto gracias a la celebración de los Juegos Olímpicos en 2024, la capital francesa intenta servir de ejemplo para otras ciudades europeas que busquen innovar. Y aunque en Madrid parezca inimaginable nadar en el Manzanares, hubo una época en la que esto no era ningún chascarrillo; suponía una realidad.

Un lugar de encuentro y de ocio

Hasta la segunda mitad del siglo XX, los madrileños que vivían cerca de la orilla del Manzanares utilizaban el río para lavar la ropa y reunirse en los meses de verano, entre otras cosas. En los años 30, se instaló una enorme isla artificial con forma de barco. Diseñada por Luis Gutiérrez Soto, esta se convirtió en un punto de encuentro, situada entre los puentes del Rey y de la Reina Victoria.

Isla del río Manzanares, diseñada por Luis Gutiérrez Soto
Isla del río Manzanares, diseñada por Luis Gutiérrez SotoABC Blogs

Su club, que causó sensación entre los vecinos más acaudalados de la zona, terminó siendo un recuerdo del pasado tras el estallido de la Guerra Civil. Al ser inviable su restauración, se decidió demolerla en el año 1954. A partir de entonces, serían menos los madrileños que se bañarían en el río, hasta la total prohibición de meterse en él a mediados de siglo.

Hoy en día, la construcción de la M30 ha imposibilitado el hecho de poder seguir unas dinámicas parecidas a las que París ha llevado a cabo con el Sena. Sin embargo, el parque Madrid Río, situado al lado del canal, ofrece alternativas que permiten a los vecinos de la capital disfrutar de un verano fresco y ameno.