Rita Maestre, concejala del Ayuntamiento de Madrid, donde desempeña la responsabilidad de portavoz del Grupo Municipal Más Madrid.

Ciudadanos cabe en el proyecto de Más Madrid para desalojar a Almeida

Su grupo abrirá en los próximos días una «ronda de contactos» con el resto de las formaciones políticas. «Villacís debe elegir si quiere que sea Ortega Smith el que tome las decisiones en el Ayuntamiento en los próximos años», afirma

Del seísmo vivido en su propio partido, con cuatro concejales escindidos, al terremoto que sufre Madrid a nivel regional. La portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento no descarta presentar una moción de censura en el Consistorio, algo para lo que sería necesario el acuerdo con Ciudadanos.

–Desde que cuatro de sus concejales abandonaron el grupo, ¿ha hablado con Manuela Carmena?

–Sí, hablé con ella. Pero quiero mantener esas conversaciones en privado. Ella ha elegido no participar políticamente, año y medio después de haber ganado la alcaldía. En ese sentido, hay que respetarla.

–Tanto esos concejales como Más Madrid se reivindican como continuadores de Carmena. ¿Quién representa mejor ese legado?

–Más Madrid se presentó a las elecciones en la ciudad y en la Comunidad de Madrid. Tiene 20 diputados en la Asamblea, 220 vocales vecinos en todos sus barrios... Todos decidimos mantenernos en Más Madrid, construir ese proyecto recogiendo lo mejor de la experiencia de aquellos años de Gobierno, basado en la escucha y poco en la bronca. Ese es el mejor aprendizaje de Carmena. Queremos coger toda esa experiencia y consolidarla en un proyecto progresista, verde y feminista, dentro de una actualización de la izquierda, moderna y equiparable a la de otras capitales europeas.

–¿Ha hablado con sus cuatro ex concejales?

–Tuvimos una reunión la semana pasada para reorganizar el grupo. Cuatro personas, dentro de un grupo de centenares de personas, convocaron una rueda de prensa para anunciar que dejaban Más Madrid. Es una decisión legítima, no la comparto, no es buena para nadie, es una decisión personal a la que debemos dedicar un tiempo razonable, pero no excesivo. En un contexto de crisis económica y sanitaria, es extemporáneo, cuando no incomprensible, que cuatro personas anuncien que dejan un proyecto mucho más amplio que ellos. Tenemos un rumbo: una alternativa al Gobierno de las tres derechas. Y ahora, la apertura de un ciclo político en la Comunidad.

–¿Cuáles cree que fueron los motivos de su marcha?

–Los desconozco. Tampoco nos los han comunicado. No había diferencias políticas ni ideológicas, y tampoco tácticas.

–¿Son unos tránsfugas?

–Claro. Son cuatro personas que han dicho que se salen del proyecto al que se presentaron a las elecciones. Esa es la descripción más clásica. Deben asumir las consecuencias.

–Sobre las elecciones que se celebrarán el 4 de mayo, ¿hay riesgo de que Más Madrid retroceda, con sus dos candidatos en Comunidad y Ayuntamiento fuera ya de la política madrileña?

–El escenario por el que apostábamos era el de las tramitaciones de las mociones de censura. En el momento en el que está Madrid, no era algo que queríamos: incertidumbre, rumores, titulares... Madrid necesita certezas, ayudas para las familias y las empresas. Dicho eso, tenemos una candidata que durante los últimos años lleva fajándose en los centros de salud, en el hospital donde trabaja... Propone, no se esconde y está al pie del cañón. Mónica García va a hacer un extraordinario trabajo.

–¿Cómo valora la decisión de la presidenta?

–Debe ser la última irresponsabilidad de Ayuso. Durante dos años hemos sufrido un Gobierno que no ha tenido en su cabeza nada más que la confrontación, la separación de los madrileños. Tanto tiempo ha dedicado a eso que no lo ha tenido para gestionar la Comunidad. Ni un solo presupuesto, ni ley en dos años, obras conocidas, proyectos de infraestructuras, ampliaciones del sistema público de transporte o del sistema sanitario. Si alguien dedica doce horas al día a ir de «tele en tele», insultando los demás, no tiene tiempo para gobernar. En Madrid hemos tenido los peores datos de España: el mayor número de mortalidad, de contagiados y de ingresados... Tenemos una presidenta que es una irresponsable y que piensa solo en su interés personal.

–De aquí a 2023, ¿creen viable una moción de censura contra el alcalde?

–Vamos a trabajar para que no pase lo que lleva ocurriendo desde hace dos años: que la extrema derecha tenga la llave de presupuestos, leyes, ordenanzas... Es preocupante para muchos colectivos y también por el clima político. Ese clima de confrontación permanente se traslada a los ciudadanos. La prioridad, para mí, es la de reconducir ese clima en el que caben ideologías distintas, pero no matarnos unos a otros. En Madrid hay que trabajar para eliminar la confrontación y el odio. Y eso implica que Almeida, que gobierna gracias a los votos de los del odio, salga de Cibeles. Ciudadanos haría bien en analizar lo que le está ocurriendo: cómo la llave casi gratuita que le dieron a los Gobiernos del PP les va a llevar a la irrelevancia. Hay un deber ético en Cs: si a Ayuso le dan los votos, no va a gobernar con Aguado. Lo va a hacer con Rocío Monasterio. Los líderes de Cs, entre ellos Begoña Villacís, tienen que analizar si quieren facilitar que sea Ortega Smith el que tome las decisiones.

–Entonces, ¿trabajarán para que esa moción prospere en este mandato?

–Vamos a ver cómo evoluciona la situación de la Comunidad. No se pueden abrir demasiados escenarios a la vez. Lo iremos viendo en los próximos días. Abriremos una ronda de contacto con el resto de formaciones.

–Para que una moción salga adelante, necesitarían a Villacís. ¿No es contradictorio querer acabar con el Gobierno de Almeida gracias a una parte de ese Gobierno?

–Ciudadanos no le ha aportado lo que se supone que debía aportar al Gobierno de las tres derechas: el centro liberal. No se nota ese aire. Solo le ha dado carisma a un alcalde que puede ser muy pernicioso. Nuestra propuesta para Madrid puede incluir perfectamente a Ciudadanos, a personas de cualquier ideología liberal y centrista. Quien tiene la contradicción es Villacís y Cs. Quiero que la resuelvan a favor de Gobiernos decentes, no a los que dedican el tiempo y los recursos públicos a que los políticos y los ciudadanos se peleen entre ellos.

Rita Maestre, concejala del Ayuntamiento de Madrid, donde desempeña la responsabilidad de portavoz del Grupo Municipal Más Madrid.
Rita Maestre, concejala del Ayuntamiento de Madrid, donde desempeña la responsabilidad de portavoz del Grupo Municipal Más Madrid.©Gonzalo Pérez MataLa Razón

–¿Se arrepiente de firmar los pactos de Cibeles? ¿Le han dado alas al alcalde?

–Yo le ofrecí a Almeida los pactos. Fue una mano tendida y, después de un mes de resistirse, finalmente la recogió. Y sacamos adelante unos pactos buenos para Madrid. Esa forma de hacer política la valoran los ciudadanos. Es mucho más fácil pegar cuatro gritos para que los tuyos te aplaudan. No solo no me arrepiento, estoy profundamente orgullosa. Pensé poco en los réditos electorales y sí en los madrileños. El alcalde debería haber hecho mucho más para evitar que el colapso sanitario causara un número horrible de muertes. Gallardón no se hubiera quedado callado mientras la presidenta de la Comunidad dedicaba más tiempo a pelearse que a contratar rastreadores o reforzar los centros de salud.

–En la negociación de los presupuestos, Vox introdujo 29 enmiendas, con una cuantía muy reducida. ¿No sobrevaloran su influencia en el Ayuntamiento?

–En comparación con otros Ayuntamientos, Vox es extraordinariamente sumiso. No llega a ser oposición. Es un socio minoritario que aplaude al alcalde. Eso no quita que sea muy preocupante que el propio PP de Almeida haya asumido parte de ese discurso. Y es más preocupante aún que en la crisis de los dos partidos de centro derecha, solo uno crece: la extrema derecha. Su influencia va a ir a más.

–En las últimas municipales más de 124.000 madrileños votaron a Vox. ¿Son todos de extrema derecha?

–No. Pero sus dirigentes sí. Podríamos discutir qué es extrema derecha. Puedo dar una definición de consenso académica: son de extrema derecha los partidos negacionistas en la cuestión feminista y la xenofobia, instalados en la bronca política, el uso continuado de «fake news»... No hablamos del partido nazi de los años treinta, sino de la extrema derecha moderna. Estas características las cumplen una por una los dirigentes de Vox. ¿Hay gente en Madrid que, no cumpliendo con todo eso, se siente interpelado por esa opción? Por supuesto. Todos los votantes son respetables. Pero es preocupante que haya dirigentes que hagan del discurso del odio su eje de trabajo.

–En 2017 le preguntamos si se veía de alcaldesa con 31 años. ¿Puede serlo con 35?

–Por supuesto. Como otras mujeres han sido presidentas con 35, o se han presentado a alcaldías. Se ha producido un recambio. La presidenta de Madrid es una mujer muy joven que, hace unos años, probablemente no habría tenido ese espacio. Eso es bueno en general y me veo con fuerzas.

–¿Dará el paso para ser candidata en 2023?

–No estábamos en ello y ahora menos. Pero no tardaremos en tomar esa decisión. Me veo fuerte y con ganas.

–Se han cumplido diez años de su protesta en la capilla de la Complutense. Fue a juicio y quedó absuelta. Dijo que era un mal día para la libertad de expresión. Desde entonces, ¿la libertad de expresión en España está mejor o peor?

–En España hay que avanzar hacia una despenalización de la libertad de expresión. Hay una pulsión por tramitar de forma penal conflictos que son políticos. Tendrían que ponerse en marcha varias reformas legislativas para no acabar dirimiendo en los tribunales las diferencias políticas. La democracia saldría fortalecida.

«Como al 99% de los españoles, no me gusta Pablo Hasel»

–La Ley Trans de Irene Montero ha acarreado críticas de militantes feministas de diferentes sensibilidades. ¿Qué opina?
–El borrador es mejorable. El avance de los derechos trans será en diez años similar a como vemos hoy el matrimonio igualitario: algo que nadie lo cuestionará. La ley recoge muchas prácticas que ya suceden en España en cuestión de derechos. Lo estamos evaluando en el Congreso y hay cuestiones relativas a la mayoría de edad, cómo acompañar a los y las jóvenes de forma segura. Pero es un avance imparable que nos hará sentirnos orgullosos como país en unos años
–¿Cree que Pablo Hasel es un preso político?
–Creo que, efectivamente, hay una extralimitación de los delitos vinculados a la libertad de expresión. Cantar no es un delito. Las canciones de Pablo Hasel pueden gustarte poco o nada, como me sucede a mí y al 99% de los españoles. Pero esa no es una razón para entrar en la cárcel.