Solidaridad

La fundación madrileña que “multiplica” las donaciones a ONG

Ayuda Efectiva aterriza en nuestro país con el objetivo de que los donantes maximicen sus ayudas a esas causas que lo necesitan con mayor urgencia

Dos niños descansan en un campamento de la República Centroafricana, en una imagen tomada el pasado febrero
Dos niños descansan en un campamento de la República Centroafricana, en una imagen tomada el pasado febreroADRIENNE SURPRENANTEFE

Donar a una causa ya es un primer paso importante. Ahora bien, ¿a quién? ¿quién lo necesita de forma prioritaria? ¿quién debe ser el beneficiado? Son preguntas que pocos se hacen. Sin embargo, existe una tendencia internacional cada vez más acentuada y que ha llegado a nuestro país: la conocida como “ayuda efectiva”. “España es un país solidario, como han demostrado las diversas iniciativas que han surgido en relación con la pandemia de COVID-19 (como la compra de respiradores o la fabricación de mascarillas para donarlas a hospitales). Sin embargo, muy a menudo, nuestra generosidad no va a acompañada de una medición de los resultados: ¿realmente ha sido efectiva nuestra ayuda?; ¿podríamos haber logrado mayores resultados ayudando de otra forma?”, afirma Pablo Melchor, presidente de la fundación Ayuda Efectiva.

Así, se trata de una fundación que “parte de esas preguntas esenciales para que nuestros esfuerzos altruistas no sean en balde”. ¿El objetivo? “Ayudar a nuestros donantes a tener el máximo impacto positivo en el mundo. Para ello, seleccionamos y financiamos los proyectos humanitarios que, con unos mismos recursos, salvan más vidas o ayudan más a más personas”.

¿Cómo se lleva a cabo esa selección? Ayuda Efectiva selecciona problemas con tres características: grandes, solucionables y relativamente desatendidas. “Si trabajamos en problemas que afectan a un gran número de personas, nuestro impacto potencial será mucho mayor que si elegimos otros más pequeños. Por otro lado, es importante que los problemas sean solucionables, es decir, que podamos conseguir avances importantes añadiendo más recursos. Por último, si elegimos problemas que estén recibiendo poca atención, el rendimiento de nuestra ayuda será mucho mayor que si la destináramos a causas que ya están mucho más cubiertas”.

Pablo Melchor, presidente de Ayuda Efectiva
Pablo Melchor, presidente de Ayuda EfectivaLa Razón

Un ejemplo de “primer problema prioritario”, y para el cual “ya estamos aceptando donaciones es el relativo a la salud en los países más pobres”. Cada año se producen cientos de miles de muertes causadas por enfermedades curables y millones de niños sufren problemas de desarrollo cognitivo evitables. “Se trata de un problema de gran escala, pero también es solucionable: existen programas con un coste bajísimo y muy alta efectividad para combatir enfermedades como las provocadas por gusanos parásitos o la deficiencia de vitamina A. Además, la salud en los países más pobres está radicalmente desatendida. Por poner un ejemplo: en 2014, el gasto en salud per cápita en España rondaba los 3.000 dólares anuales; en República Centroafricana, la cifra era de menos de 25 dólares”, explica Melchor.

Una de las circunstancias a tener en cuenta es que el destino de nuestras donaciones “suele estar muy condicionado por la atención mediática. Cuando todos los medios cubren una emergencia de forma continuada y se hacen campañas con gran cobertura, las donaciones se disparan. Sin embargo, los problemas crónicos no son noticia y tienden a pasar mucho más desapercibidos”. El mejor ejemplo lo tenemos con la pandemia de COVID-19, “que ocupa todos los titulares por haber causado cientos de miles de muertes. Por contraste, la malaria mata a cientos de miles de personas (la mayoría niños menores de 5 años) todos los años y, sin embargo, recibe muy poca atención y muy pocos recursos de los donantes españoles”.

Por lo general, “sabemos poco acerca de si nuestra donación va a lograr que ese problema se resuelva de forma efectiva o si habría alternativas mejores a las que destinar nuestra ayuda”. Y es que, estamos tan acostumbrados a medir los resultados en aquello que nos afecta directamente, que no lo tenemos en cuenta en nuestras donaciones. “Aunque es comprensible, la consecuencia es que nuestra ayuda es mucho menos efectiva de lo que podría ser: podríamos estar ayudando a más personas de forma más significativa”.

Así, a día de hoy, las personas más necesitadas son las que viven en países con menos recursos, como los de África subsahariana. “No son solo las más vulnerables a las emergencias sanitarias, sino que viven con una carencia permanente de servicios de salud básicos. Los problemas que precisan de una ayuda más urgente son aquellos que, de forma masiva, provocan muertes o reducen notablemente la calidad de vida de las personas afectadas. Un ejemplo es la deficiencia de vitamina A, que es la principal causa de ceguera en la infancia”.

¿En qué medida les afecta a estos países la COVID-19? “Sus consecuencias en los países más pobres son diferentes a las que conocemos en países ricos como España. En primer lugar, la pandemia puede exacerbar otros problemas sanitarios muy graves que en el mundo occidental son parte del pasado. Por ejemplo, la OMS ha alertado de la importancia de no frenar los programas de lucha contra la malaria. Cada año hay en el mundo más de 200 millones de casos. Si, como consecuencia de la COVID-19 —ya sea por el contagio o por las medidas de contención— las medidas de prevención de la malaria se ven mermadas, los frágiles sistemas sanitarios de los países pobres se verán desbordados de forma no temporal sino crónica”, sostiene Melchor.

No hay que olvidar tampoco que, medidas como los confinamientos, “ponen en peligro la subsistencia de personas que carecen de cualquier tipo de ayudas públicas. Si, en estos momentos, queremos ayudar a las personas que más lo necesitan, lo más importante es financiar los programas que combaten los problemas de salud que ya afectaban gravemente a sus vidas con anterioridad a la pandemia”. Ese es precisamente el destino de las donaciones al “Fondo Salud Global” de Ayuda Efectiva. Otra buena opción, señala Melchor, es “el envío de dinero directamente a las personas que viven en las comunidades más pobres —conocido como “cash transfers”— a través de organizaciones especializadas como GiveDirectly”.