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Cinco terrazas para esquivar el calor en Madrid
Vistas espectaculares, buena comida y un respiro del asfalto ideales para sobrellevar la subida de temperaturas de este fin de semana

Con las temperaturas disparadas y la ciudad vibrando bajo el sol, madrileños y visitantes buscan refugio entre toldos, sombra y algo fresco para beber. Lejos del aire acondicionado y del murmullo incesante de los ventiladores, hay alternativas mucho más agradables para pasar las horas de más calor: terrazas escondidas, azoteas con vistas infinitas o patios que parecen sacados de otra ciudad. A continuación recopilamos cinco ideas para refugiarse del calor sin salir del centro, sin caer en lo obvio y, sobre todo, sin perder el gusto.
Una de esas joyas escondidas se encuentra en pleno barrio de Chueca, donde el hotel Only YOU Boutique esconde un rincón que pocos conocen: su patio interior. Este espacio al aire libre, tranquilo y lleno de vegetación, funciona como un auténtico oasis urbano. La decoración, que combina un jardín vertical con mobiliario acogedor, consigue que uno se olvide de que está en el centro de Madrid. Aquí, el ritmo de la ciudad se ralentiza y el calor se suaviza entre las sombras y la vegetación.
La propuesta culinaria del restaurante YOUnique Arts Club, dirigido por el chef Carlos Martín, combina sabores locales con guiños internacionales en una carta versátil, pensada para todo tipo de públicos. Lo mismo se puede venir a cenar en pareja que celebrar una comida con amigos o disfrutar de un menú ejecutivo entre semana. Los domingos, el brunch en cuatro pases mezcla lo dulce y lo salado en equilibrio perfecto. Y lo mejor: todo esto ocurre a apenas unos pasos de lugares como el Paseo de Recoletos, la Gran Vía o el barrio de Salamanca, lo que lo convierte en una parada ideal entre planes culturales o de compras.

No muy lejos de allí, en plena arteria de la capital, otra terraza se asoma con fuerza entre las más deseadas del verano: el rooftop de Gran Vía 18. Situado en la sexta planta de WOW Concept, en el edificio que antes albergaba el Hotel Roma, este espacio se ha convertido en un punto de encuentro imprescindible para los que buscan vistas, ambiente y buena comida sin complicaciones. Dividido en dos zonas —una mirando a la Gran Vía y otra más recogida sobre la calle Clavel—, ofrece una experiencia casi panorámica del corazón de Madrid. La atmósfera es divertida, moderna y cosmopolita, perfecta para una tarde con amigos o para alargar una comida hasta bien entrada la noche.
El chef Jairo Jiménez firma una carta informal y sabrosa, repleta de bocados para compartir: brioche de steak tartar, tacos de morro de cerdo ibérico crujiente, buñuelos de queso Idiazábal o unas bravas que sustituyen la patata tradicional por batata, en una versión más dulce y ligera. La coctelería, diseñada por Daniel Regajo —ex de StreetXO y The Gibson (Londres)—, brilla con propuestas como el WOW Spritz o el Sky Garden, este último con kiwi, jalapeño y cilantro, pensado para refrescar los paladares más valientes. Aquí, las puestas de sol son un espectáculo en sí mismo, y cada visita se convierte en una pequeña celebración del verano.

Para quienes buscan una experiencia más pausada y lujosa, hay una dirección que cumple todos los requisitos: BLESS Hotel Madrid. Situado en plena Milla de Oro, en el elegante barrio de Salamanca, este hotel ofrece una escapada urbana sin necesidad de salir de la ciudad. Su rooftop, Picos Pardos by Martini, abre sus puertas este verano con un plan pensado para mimarse: el Day Pass, una opción que permite disfrutar de la piscina, una cama balinesa privada, champagne Ruinart y un plato gourmet por un día.
Disponible en formato de medio día o jornada completa, este pase es ideal tanto para celebraciones especiales como para un descanso merecido entre semana. La experiencia se puede completar con extras como caviar, jamón ibérico o fruta de temporada. Todo se sirve con discreción y calma, en un ambiente que combina el diseño moderno con un servicio atento y personal. La carta del rooftop, fresca y mediterránea, ofrece platos como ceviche de lubina, tartar de atún o arroz con marisco y rape, perfectos para acompañar una copa bien fría mientras el sol se refleja sobre los tejados del barrio de Salamanca. Para terminar, postres como la piña colada reinventada o la tarta de queso casera rematan la experiencia con dulzura.

Más informal pero igual de impresionante en cuanto a vistas es la Azotea Cibeles, un clásico que nunca pasa de moda. Ubicada en la cima del Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid, esta terraza se ha consolidado como una de las favoritas tanto por su ubicación como por su propuesta. Desde aquí, el skyline madrileño se despliega en todas direcciones, con el Retiro, Gran Vía y Alcalá al alcance de la vista.
La carta de cócteles, obra del bartender Luca Anastasio, ofrece un recorrido por clásicos bien ejecutados y creaciones propias, como el mojito de sandía o el New York Sour con vino tinto. La oferta gastronómica, por su parte, es variada y pensada para compartir: sándwiches, ensaladillas, tartares y postres como buñuelos de anís o esponjoso de chocolate. Si se quiere algo más elaborado, en la misma planta se encuentra Cornamusa Cibeles, una propuesta de cocina de autor con productos de temporada y proximidad, a cargo de los chefs Manuel Berganza y Jesús Almagro. Sea cual sea la elección, la experiencia en Azotea Cibeles es siempre garantía de calidad y buen ambiente.

Y si lo que se busca es exclusividad y una de las mejores vistas 360º de la ciudad, el Club Financiero Génova es la respuesta. Aunque tradicionalmente reservado a socios, este verano abre sus puertas al público general mediante reserva previa. Situado en las plantas 14 y 15 del edificio Centro Colón, ofrece un espacio elegante y relajado para quienes buscan disfrutar del skyline madrileño con estilo.
La decoración, firmada por la interiorista Alejandra Pombo, combina sobriedad y confort con un punto sofisticado. En la planta más alta, se despliega una amplia terraza con sofás, mesas altas y una carta centrada en la coctelería de autor y platos para picar. La agenda de conciertos y sesiones musicales da vida a las noches, y convierte cada visita en una experiencia que va más allá de la gastronomía. Aquí, cada atardecer es una postal, y cada copa, una excusa para quedarse un poco más.
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