La Casa de Campo de Madrid, a mesa puesta

En cuanto disponemos de un día libre, todos huimos del asfalto y del tráfico, que volvemos a esquivar ya a diario. Por eso, olvidarse del mundanal ruido en la Casa de Campo resulta ser una terapia para desconectar y, de paso, disfrutar de la buena mesa. Recordemos que hablamos de la mayor zona verde la capital al poseer 1.700 hectáreas. Dicho esto, comenzamos con la más reciente apertura gastronómica: El Taller, el nuevo concepto ideado por Javier Goya, Javier Mayor y David Alfonso, del grupo Triciclo, y Alfonso López e Ignacio García, socios y promotores del hostel The Hat Madrid, tras el rotundo éxito de Villa Verbena. Les cuento. Está situado a orillas del lago y ya es punto de encuentro de corredores y ciclistas con ganas de disfrutar de una cerveza fría y algo de picoteo. Incluso, dispone de un taller de puesta a punto para todo tipo de bicis y sus artífices organizan actividades programadas todos los días de la semana en horario de tarde coordinadas por Luis Pablo García Coronado, atleta con una amplia experiencia en clubs de corredores y en la creación de eventos de esta índole.

La propuesta culinaria se basa en el humo, el carbón y el fuego, ya que el espacio cuenta con un ahumador de carnes de 70 kg. al puro estilo BBQ americana, un asador de pollos y un horno de brasas XXXL de Josper. Entonces, ¿qué pedir? Para empezar, gildas y la ensalada de tomate del bueno, con sardina y oliva negra. Y, para continuar, grandes piezas de carne, como el codillo lacado de cerdo, una mexicana cabezada de ibérico pibil; costillas de cerdo BBQ caseras y anticucho peruano de corazón. Por supuesto, el pollo asado es pieza clave. Se sazona al estilo jamaicano -con canela, ron y chile habanero-, peruano -al carbón, con ají, panka, ajo, lima y comino-, tandoori, con yogur y especias, y también madrileño, un homenaje a Mingo, elaborado con sidra. Pueden tomarse in situ o adquirirse para llevar con una manta para hacer un pícnic en los alrededores. Y, por último, quien opte por un bocata, recomendamos el de albondigón, con carne de buey de Discarlux; el mollete de pringá; el de pastrami, perrito currywurst y la hamburguesa de vaca vieja madurada.

En Villa Verbena (www.villaverbenamadrid.com), saboreamos el casticismo de La Elisa y la querencia a la brasa de Súa. De ahí que no falten las ostras normandas aliñadas o al natural; la terrina de foie casero con tostadas y manzana, la ensaladilla de escabeche de bonito y salazones. La txistorra de Arbizu, la morcilla de arroz a la brasa y los torreznos con revolconas deben formar parte de todo aperitivo y anteceder a un riquísimo rossejat de marisco o al canelón de rabo con salsa de setas y pecorino trufado. Como platos fuertes, el lomo de vaca, la entraña o la chuleta a la parrilla. Nos encantó culminar el festón con el chocolate con pan y aceite de oliva virgen extra.

El Ancla del Lago, en el 2 del Paseo María Teresa también, es otra dirección a tener en cuenta al estar considerado un enclave consolidado con una propuesta que no falla en el que es posible darse el homenaje con un glorioso arroz con bogavante. Sus propietarios se hacen con buena materia prima para alimentar esos bocados tradicionales que siempre apetecen después de un paseo por el maravilloso parque, ya sean carnes o pescados del día o las croquetas, la tortilla de patata, los callos y las patatas bravas. Raciones todas ideales para compartir en un lugar agradable.

El Urogallo (www.elurogallo.es) es un emblema de la Casa de Campo al que siempre queremos volver. Más sabiendo que a cualquier hora es posible disfrutar de un delicioso pastel de cabracho y de unas anchoas de Santoña. Si acude con niños, las tiras de pollo con salsa barbacoa y las patatas con ali oli y pimientos de Guernica es una buena opción. Por último, El Café del Lago (www.cafedellagomadrid.com), del Grupo Casa Remigio, ofrece un menú del día por 12,90 euros que merece mucho la pena, tanto como optar por el pulpo a la parrilla y por la ensaladilla rusa con solomillo de atún de Barbate.