Gastronomía

Gastronomía

Prrimital: el local carnívoro con alma canalla

Así es Prrimital, el puesto carnívoro de Alberto del Corral en el que David Montes imprime su sello a cada corte de carne de Discarlux

Restaurante Prrmital
Restaurante PrrmitalfotoLa Razón

Esta vez vamos a tiro hecho al mercado de San Miguel, al que no habíamos vuelto tras cerrar nueve meses por culpa de la pandemia. Nos lleva hasta allí un antojo brutal de una buena hamburguesa y varias veces nos han hablado de Prrimital. Alberto del Corral es el propietario e ideólogo del concepto callejero, en el que rinde tributo a las mejores piezas de carne, seleccionadas por Discarlux, su proveedor cárnico oficial, al ofrecer carne de verdad, local, honesta y de calidad. Se vende al peso la escogida por el comensal y la cocinan ante nuestros ojos mientras nos cuentan la historia del animal seleccionado: «La idea es comer menos carne, pero comerla mejor», dice Del Corral. Asimismo, el asturiano David Montes, alumno aventajado de los hermanos Manzano, ha diseñado la carta en la que se saborea su defensa acérrima del sector primario y el respeto absoluto por el producto.

Antes de abrir su primer negocio culinario, Alberto se centró en el sector financiero, que le llevó a recorrer medio mundo, asesoró a varios grupos gastronómicos y una vez adquiridos los conocimientos, como apasionado a la buena mesa que es, decidió aventurarse en este «street meat» canalla y divertido, que resulta ser un paso más del clásico asador. Nos encontramos ante una carnicería de lujo , cuyas piezas desfilan por el fuego: «Prr es un juego de letras que recuerda al primer sonido que se le dio al fuego», explica. La cadera de ternera, la falda y la picaña son los protagonistas del festival carnívoro, además, por supuesto, de los cortes premium. La chuleta, con un peso de entre 900 gramos y un kilo doscientos, es la mejor opción para quien busca un corte sabroso, mientras que el entrecot es el perfecto para dirigirse a la barbacoa, ya que no hace falta añadir apenas grasa para que quede jugoso. El T-bone, con carne de solomillo a un lado del hueso y de entrecot al otro, es el preferido de todo disfrutón, lo mismo que el «tomahawk». Con nombre de hacha, pesa entre los dos kilos doscientos a los dos setecientos. Piden 6,50 euros por los cien gramos, así que el precio es de 65 la pieza madurada 45 días tras pasar por las tres parrillas: una eléctrica clásica, en la que se atempera; otra de lava, para otorgar el golpe de calor en la misma roca volcánica, y el kamado, que aporta el ahumado: «La carne de buey y de vaca vieja de rubia gallega proceden de Galicia y de Portugal. Discarlux también nos facilita piezas de alta gama europea, procedentes de Polonia, Holanda y Alemania», continúa.

Para mancharse y pringarse

Nos decantamos por la Boonga Cheesburger, elaborada con pan brioche, bacon, cheddar y carne picada, pero no cualquiera, sino de chuleta, cadera, falda y picaña, con «prringue» Prrimital, una intensa salsa barbacoa cocinada, que no industrial, tan rica, que merece la pena mancharse y pringarse (12 euros). Por su parte, la que da nombre al puesto lleva 400 gramos de costilla de vaca vieja, hecha durante doce horas a baja temperatura, a la que puedes despegar el hueso de la hamburguesa mientras te embadurnas de «prringue» de barbacoa bourbon. Volveremos a probar la de pato en confit con rúcula y queso monterey con salsa de trufa y la recién incorporada con contramuslo de pollo jugoso rebozado en cereal y maíz. Templo carnívoro donde comer con las manos.

Dónde: Pl. de San Miguel, s/n.

Precio medio: 17 euros.

www.prrimital.com

Una vuelta de tuerca al pepito
►El pepito de ternera que tanto nos gusta retoma su hueco en las cartas de los espacios informales y Alberto del Corral rinde homenaje al bocata, en recuerdo al que tantas veces ha disfrutado en Landa (Burgos) de camino al norte. Su Pepita, con pan de cristal, además del filete lleva un carpaccio de pepinillo, lechuga, queso monterrey y el «prringue» de «mayo-sriracha».