Polémica

¿Y si el conflicto de los pisos turísticos en Madrid no tiene solución?

El Ayuntamiento de Madrid trata de articular mecanismos de convivencia y busca la ecuación perfecta para compatibilizar el uso de estas viviendas con el bienestar de los vecinos

Un vecino del centro de la capital denuncia que el piso de arriba es una vivienda turística ilegal
Un vecino del centro de la capital denuncia que el piso de arriba es una vivienda turística ilegalJesús G. FeriaLa Razon

Se quiera o no, el conflicto alrededor de los pisos turísticos es uno de los mayores retos a los que se enfrentan las grandes ciudades como Madrid en lo que tiene que ver con su convivencia. Noche de Champions. Un equipo de fútbol inglés visita la capital. Se enfrenta a un club madrileño. Y gana. La fiesta, quizá la hubiera habido también en caso de derrota, se prolonga en la vivienda de uso turístico hasta altas horas de la madrugada.

Otra escena. En el corazón mismo de la ciudad. Decenas de candados, a la vista de todos, al alcance de todos, colgados de portales y de verjas, a la espera de que lleguen grupos de turistas que introducen el código que abre el mecanismo y, así, pueden entrar en el piso que han alquilado a través de una web, sin contacto con el casero. Candados que guardan las llaves de esa vivienda, pero también las del portal y, por tanto, las de la propiedad privada de varias decenas de familias que no hacen negocio y nada ganan por tener expuesta su propia seguridad.

El Ayuntamiento de Madrid trata de articular, lo lleva intentando años, mecanismos de convivencia y busca la ecuación perfecta para compatibilizar el uso de estas viviendas con el bienestar de los vecinos. Algo no siempre fácil. Y con esta meta trata de sacar adelante nuevas normas que, entre otras cuestiones, limiten la implantación de este tipo de negocio a los bajos y las primeras alturas de los inmuebles.

Frente a las denuncias de los vecinos, los argumentos que esgrimen las plataformas que agrupan al sector de los pisos turísticos. Que califican de falacias los argumentos con los que el consistorio está regulando esta materia. Desmienten que el distrito Centro haya perdido población en los últimos años, niegan que su actividad sea la causa del alza del alquiler en estos barrios y descartan que la capital sufra una saturación de turistas.

Y es que quizá haya que asumir que el equilibrio perfecto entre esta actividad y lo que piden los vecinos no existe. Que es un problema sin una solución satisfactoria para todos. Y entonces no haya más remedio que elegir a quién es más necesario proteger.