Opinión

YO-YOLANDA

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda DíazAlejandro Martínez VélezEuropa Press

A Sartori la ciencia política contemporánea le debe casi todo. También la definición de los partidos como “grupo” de ciudadanos que bajo una marca concurren a las elecciones con el objetivo ostentar el poder.

Yolanda se ha propuesto rebatir esta teoría.

El rally político que comenzó con su viaje a Cataluña para reunirse con Aragonès y culminó el domingo con más de una hora de prime time en la Sexta fue el primer acto de un relato diseñado y premeditado.

Yo-Yolanda creo en la alta política, frente al politiqueo de los demás.

Yo-Yolanda busco los consensos, frente al frentismo de los demás.

Yo-Yolanda soy una mujer, frente a la testosterona de los demás.

Yo-Yolanda no busco el poder, frente al maquiavelismo de los demás.

Su reforma laboral, que ella misma habría calificado de ultraliberal hace unos años, ha sido el instrumento sobre el que construir un relato en el que la Vicepresidenta no quiere préstamos sino donaciones.

De Podemos -es decir, de IU- quiere las estructuras de implantación territorial. De los Comuns el electorado desencantado con el independentismo. De Más País a las nuevas figuras emergentes de izquierda urbanita, culta y ecologista. Y del PSOE el poder que sólo tiene porque Sánchez quiere.

Todo ello para un proyecto-plataforma cuyo único punto programático es ella. Por eso utilizará la estructura de Podemos sin aceptar la jerarquía de partido, a Colau sin que saque un pie de Barcelona, a Más País sin que le imponga cuotas y al PSOE sin ese señoro al que tanto desprecia y al que abandonará justo a tiempo para poder referirse a él en campaña como “ese presidente del que usted me habla…”

En definitiva, Yolanda Díaz se ha propuesto contradecir a Sartori y demostrar que se puede alcanzar el poder sin necesidad de contar con un grupo ni un partido. Y quizás lo consiga.