La historia detrás del galápago de la calle Hortaleza

Aunque el suelo no es precisamente uno de los focos de atención de la capital y no se le suele prestar mucha atención durante los paseos, este esconde auténticas pistas de lo que fue el Madrid de antaño. Algunos de estos detalles son las llamadas marcas de cantería, es decir, la manera de firmar de los canteros, que se valían de sus cinceles para distinguir sus trabajos.

Sin embargo, hay otro tipo de marcas, con un tinte más melancólico, que buscan conmemorar lo que había en ese mismo lugar mucho tiempo atrás. Uno de los monumentos que tuvo la suerte de ser homenajeado es el de la Fuente de los Galápagos, terminada en 1772.Esta se convirtió en la actual Fuente de los Delfines, que se sitúa en la intersección entre las calles Hortaleza y Santa Brígida, en el chaflán de las antiguas Escuelas Pías de San Antón, actual Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), donde se expone, por ejemplo, la exposición anual World Press Photo.

Fuente de Los Galápagos

Los peces entrelazan sus colas en forma de tridente en dicha fuente, que consta de dos chorros de agua. Pero, ¿Qué pasó con los galápagos? En realidad, los animales de la fuente originaria no tuvieron nada que ver con el cambio: se decidió sustituirla a finales del siglo XIX y reducir su tamaño y ornamentación, pues era mucho más grande, aunque no se aprecie muy bien en la fotografía del documentalista toledano Alfonso Begué, y generaba problemas de movilidad con los carruajes de los madrileños, tal y como ha apuntado el portal especializado Secretos de Madrid.

Ventura Rodríguez

La Fuente de los Galápagos (no confundir con la de Isabel II, en El Retiro) fue obra de Buenaventura Rodríguez Tizón, aunque probablemente le suene más Ventura Rodríguez (1717-1785), arquitecto del siglo XVIII con tendencias neoclásicas y barrocas. Su prolífica obra abarca también monumentos tan populares como la Santa Capilla de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza o la Catedral de Cuenca.

En Madrid, destacan las Escuelas Pías de San Antón (pegadas a la fuente de Los Delfines), el Palacio de Liria, la Capilla Real, la Colegiata de San Isidro, las Cuatro Fuentes del Paseo del Prado, la Fuente de Apolo, la de Cibeles, la de las Conchas... podría decirse así que, aunque solo lleva su nombre una parada de Metro, Ventura Rodríguez dejó su impronta prácticamente por todos los sitios más emblemáticos de la capital.