Fiesta regional
El Zoo de Madrid, más que un sitio en el que pasar el día
A punto de cumplir 50 años, este lunes es distinguido por Las Encomiendas de Número en las Fiestas del Dos de Mayo
El Zoo de Madrid está de doble celebración: por un lado, este lunes es distinguido por Las Encomiendas de Número como parte de las celebraciones del 2 de Mayo, Día de la Comunidad de Madrid y fiesta regional que conmemora el momento en el que los madrileños se sublevaron contra las tropas de Napoleón Bonaparte, en 1808. Por el otro, en junio celebrará su 50 cumpleaños, pues es el tiempo que lleva abierto al público.
Desde su apertura en 1972 ha llovido mucho y no han sido pocas las cosas que han cambiado ni en el recinto ni a nivel social, aunque desde la organización del zoo presumen de que la esencia del lugar sigue siendo la misma. Perteneciente al grupo Parques Reunidos, aglutina a lo largo de 22 hectáreas más de 1300 ejemplares de 333 especies representativas de los cinco continentes con ejemplares de gran valor desde el punto de vista de la conservación como el gorila de Costa, el rinoceronte blanco, el orangután de Borneo, el panda gigante, el lince ibérico, las nutrias gigantes del Amazonas o el águila imperial.
En la actualidad, una de sus mayores atracciones son los osos panda. Los primeros que llegaron al zoo lo hicieron en el contexto de la llamada diplomacia panda, como parte de un regalo de China a los monarcas españoles. Sin embargo, desde 2007 se inició un nuevo período que, lejos de ver a estos mamíferos como regalos, pone el foco en su investigación y preservación como especie amenazada, algo para lo que se llevan a cabo actos como los estudios de comportamiento, muy centrados en el complejo zoo de los osos panda. De estos, son cuatro los que hay a día de hoy en el recinto. Rebeca Ortega Ortega, su cuidadora, que lleva 14 años en el zoo y puede presumir de haber sido espectadora en primera fila de toda esta segunda etapa, apunta en entrevista con LA RAZÓN que lo más importante en el cuidado de los pandas es su alimentación –de adultos llegan a comer 50 kg de bambú diarios–.
Muy lejos de esa cifra están las entrañables estrellas del recinto, Jiu Jiu y Liu Liu, los más benjamines del clan, que aún se alimentan de leche materna, aunque empiezan a probar sus primeras hojas de bambú y no abandonarán por completo la leche hasta que alcancen los dos años. «El porcentaje de gemelos en los panda es muy alto, alcanza cerca de un 50% de los embarazos, pero normalmente la madre abandona a una de las crías. En este caso, se ha conseguido que acepte a ambas a base de intercambiarlas en períodos de tiempo muy cortos que se fueron alargando paulatinamente”, explica. Ahora, se encuentran en un momento muy bonito de juegos, descubrimiento y experimentación, y reconoce que se queda embobada mirándolos en muchas ocasiones.
Respecto al paso de los años, Ortega asegura que, aunque son muchas las novedades e instalaciones que han cambiado, reconoce en las caras de los niños y niñas que visitan a los animales la ilusión con la que acudía ella de pequeña.
Preservación
Eso sí, si algo intenta reivindicar el zoo es que, lejos del «escaparate de animales» que puede parecer «a priori’» es más que un lugar en el que pasar el día y ver animales. La directora de comunicación, María José Luis, explica que esta semana, por ejemplo, se liberará un búho real al atardecer en la Sierra de Guadarrama como parte de las múltiples acciones que se llevan a cabo desde el zoo por la preservación de las especies amenazadas. Entre ellas, muchas de divulgación y educación, como las hacer concursos para elegir los nombres de las crías, que siempre incluyen alusiones a los lugares de los que vienen (la última de ellas fue una cría de gorila): «En el zoo, que nazcan crías supone un signo de logro reproductivo. Con las iniciativas para elegir los nombres con el público se pretende llamar la atención sobre lo ocurrido esos lugares; en el caso del gorila de costa y del orangután siempre se utiliza la inicial de la madre por seguir la línea genealógica, tienen relación con el lugar de origen», relata María José, que añade que en ese afán por proteger los ecosistemas de los animales también se hacen acciones como las recogidas de los móviles, poniendo el foco en el problema del coltán, que además de afectar a las personas, destroza la naturaleza. Asimismo, hacen colaboraciones con diversas instituciones públicas y privadas, cursos monográficos y cartelería. Con ese mismo fin señala que hay en el zoo una pareja de linces ibéricos que no se puede reproducir pero se utiliza para la concienciación sobre las especies en peligro de extinción. El zoo cuenta con otras especies amenazadas, como «casi todos los grandes primates, las nutrias gigantes, el elefante, los rinocerontes indios y los rinocerontes blancos», apunta María Delclaux, conservadora del zoo.
Esta afirma que considera que se ha mejorado socialmente en lo que respecta a la concienciación sobre el medioambiente, la naturaleza y las especies amenazadas, aunque queda mucho por andar y el zoo tiene una gran labor en ese aspecto. Mediante las visitas al zoo, considera que ver a los animales ayuda a «acercar» a la gente estos problemas y a visibilizarlos, aunque son numerosos los proyectos que se desarrollan fuera del recinto, como uno relacionado con la foca monje en Mauritania u otros, en cambio, que ponen el foco en el panda rojo, el visón o el lince ibérico, citado más arriba, o iniciativas contra la caza ilegal. Es por ello que, de cara al futuro, adelanta que el Zoo mantiene los mismos objetivos que ha tenido durante estos 50 años: ayudar en la conservación, investigación y divulgación de todas las especies en peligro.
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