Patrimonio

Ya hay diagnóstico para el templo de Debod: este es el resultado

El Ayuntamiento de Madrid pondrá en marcha un plan de conservación para aumentar la esperanza de vida del monumento

Atardecer en el templo de Debod, Madrid
Atardecer en el templo de Debod, MadridArchivoCivitatis

Desde hace más de 50 años, el templo de Debod forma parte del imaginario iconográfico de la ciudad de Madrid. Y, por ello, es de suma importancia garantizar su preservación. En este medio siglo se han llevado a cabo numerosas actuaciones, pero sin un diagnóstico global y “certero” de sus patologías. Y, de forma consecuente, sin un plan para aminorar los daños. De esta forma, el Ayuntamiento de Madrid ha desarrollado un plan de conservación preventiva. Una herramienta que será la base para la gestión del templo y que fue presentada esta mañana en el Palacio de Cibeles.

Construido en el siglo II, sumergido por más de medio siglo, exportado a España tras la inundación de la presa de Asuán... su periplo histórico condiciona la pervivencia del templo. Es todo un “rompecabezas” realizado en numerosas etapas. Herramientas como las termografías (imágenes térmicas que permiten ver corrientes de aire) y esclerometrías (golpeos sobre la piedra para observar su resistencia al impacto) permiten hoy una radiografía de su estado. “No hay patologías de gravedad que pongan en riesgo su preservación. Se encuentra en un estado de conservación adecuado. En ningún caso existen riesgos de destrucción inmediata”, afirmó Luis Lafuente, director general de Patrimonio Cultural de Madrid, durante la presentación del plan.

Antes, se acometieron de forma prioritaria esas actuaciones de conservación, tales como la subsanación de problemas de humedad mediante un drenaje perimetral, con una inversión de 130.000 euros. Pero ahora, como gran novedad, se promoverá un instrumento de conservación del templo, habilitando una metodología de trabajo idónea. Para ello, se ha contactado con la Fundación Santa María, “uno de los grandes referentes a nivel nacional e internacional en conservación”, señaló Lafuente.

Jesús Castillo, de la Fundación Santa María, habló de los antecedentes que han llevado al desarrollo del plan. “Es un edificio que a lo largo del tiempo ha sufrido bastante. Estuvo anegado durante 50 años, lo que no ha sido lo mejor para sus piedras. Llegó a nosotros con una situación que no fue la original”. El templo fue desmontado piedra a piedra para proceder a su traslado a Madrid a finales de los años sesenta. En 2008 se declaró Bien de Interés Cultural (BIC). Y no fue hasta 2016 cuando se aplicó la tecnología más puntera para conocer su estado. Se realizó una lectura de georradar para conocer los terrenos bajo el templo, así como una monitorización del mismo. “Hay 206 puntos establecidos, 38 nodos y unos 15 parámetros. Se midió la temperatura ambiente, la humedad, el CO2, la calidad del aire... para saber el estado real”, explicó Castillo. Así, descubrieron que la humedad relativa permanece baja y, en principio, “no existen riesgos ambientales relevante. No hay luz ni gases que puedan afectar al templo”. Por su parte, el análisis de sales desveló que la sal más abundante es el yeso, “que es la menos dañina debido a una solubilidad baja”. Con todo, se ha constatado que la piedra de Salamanca, traída para reconstruir el templo, ha sufrido, curiosamente, más que la piedra original egipcia.

¿El resultado de los análisis? El monumento se encuentra seco y “no hay problemas de humedades”, si bien sí se apreciaba una transmisión de calor desde el interior al exterior. “No se han detectado patologías en el templo que presenten motivos de preocupación inmediata y que den pie a una solución precipitada”, añadió Castillo. Como principal recomendación, se concluyó que hay que “intervenir lo mínimo necesario para garantizar su conservación”.

Por su parte, Mario Tena, de la Fundación Santa María, explicó en qué consistirá este plan de conservación preventiva. “Debe compatibilizar el uso y disfrute por parte de la sociedad de este patrimonio. No puede aislarse de la sociedad con la que convive. Debe adaptarse al fluir de los tiempos y ser un compañero de vida”. Así, esta herramienta “reforzará las acciones que el Ayuntamiento lleva desarrollando, mejorando su gestión”. “Es un instrumento que evalúa los riesgos de distinta naturaleza y define las acciones necesarias para su conservación. Permitirá hacer una transición de las actuaciones de carácter correctivo a otras de carácter curativo, con el objetivo último de minimizar los daños. Es una herramienta que permite aumentar la esperanza de vida de los edificios”.

Tradicionalmente, estos planes se traducen en un documento que, “por desgracia, no acaban de aplicarse y acaban en la balda de una estantería. Aquí hemos querido dar un salto tecnológico: un plan que esté constantemente actualizado”, que permitirá ver el estado del templo en tiempo real. “Es una solución innovadora, contemporánea y versátil que se adapta a las diferentes situaciones del templo”.

Previamente, se ha realizado un inventario digitalizado del templo, con 3.800 elementos, situados en una base de datos georreferenciada. También se analizarán los riesgos: hay un listado de 90 riesgos distintos, con una evaluación de cada uno. Para cada uno, se ha evaluado la probabilidad y el impacto. Fruto de ese análisis, se desarrollarán actuaciones de conservación, tanto a nivel de gestión como a nivel material, con prescripciones y prohibiciones. En cuanto a los protocolos de actuación, se han desarrollado algunos planes complementarios. “Es un plan que va a acompañar al templo toda su vida. Es necesario que siga ampliándose”, señaló.

“Debod cuenta ya con un diagnóstico completo y no fosilizado. Este instrumento guiará a los gestores del templo en la toma de decisiones, tanto a escala cotidiana como a una escala superior”, concluyó Lafuente. La siguiente acción será remitir estos estudios y el mismo plan a las principales instituciones del país versadas en Egiptología y conservación, Museo Arqueológico Nacional, Ministerio de Cultura, Academias de Bellas Artes, COAM, Universidades públicas y privadas... de forma que puedan “elaborar las propuestas oportunas” y debatir en el próximo otoño sobre “el tratamiento que el templo requiere”. Así, podrán adoptarse decisiones en función de la información que aportan los datos, teniendo en cuenta el criterio de los expertos, de forma que exista “un consenso nacional, pero también internacional”