Testimonios

El SOS de 33 familias de Pedrezuela: sin escuela para sus hijos

Los padres denuncian el cierre del último centro privado. A eso se suma que otros 18 bebés no tienen plaza en la escuela pública

Las profesoras de la escuela, junto a un grupo de los niños matriculados en ella
Las profesoras de la escuela, junto a un grupo de los niños matriculados en ellaJesús G. FeriaLa Razon

Carlos Hernández vive con su familia en Pedrezuela. Tiene dos hijos: Guillermo y Alejandra. Guillermo ya va al colegio, pero Carlos sigue llevando cada día a la pequeña Alejandra a la escuela infantil Pocas Púas, de iniciativa privada y a la que también fue Guillermo. Es un lugar, dice, que cuenta con toda su confianza y en el que los niños se sienten como en casa. Como si les dejara con alguien de la familia. Sin embargo, hace unos días, los padres y madres que llevan a sus hijos allí recibieron una circular en la que se anunciaba que Pocas Púas, la única escuela infantil del pueblo que da respuesta a las familias que quedan fuera de lo que puede asumir la pública, cerrará en el mes de julio. «Nos quedamos en shock», reconoce este padre de familia a LA RAZÓN. Y es que, de cara al año que viene, no saben qué van a hacer. «Somos 15 familias los que llevamos a nuestros hijos a la privada, más las 18 que no han entrado en la pública por falta de plazas, los que no tenemos dónde dejar a nuestros hijos el próximo año».

Con el cierre de esta escuela, el pueblo se queda sin este servicio que complementaba, como señala Carlos, la oferta pública. Y es que en Pedrezuela había otra escuela privada, pero acabó siendo uno de tantos negocios que echaron el cierre a causa de la pandemia. Mateo y Cati también han llevado a sus hijos al centro. Los pequeños cumplen tres años este 2022, por lo que ya empezarán a ir al colegio en septiembre. Sin embargo, en cuanto se enteraron de la situación por la que atraviesa la escuela, no dudaron en unirse en su defensa. Por un lado, por la confianza y el buen servicio que les ha dado la escuela que ahora cierra, pero también porque pensaban continuar dejando allí a los niños los días que no hubiera colegio.

«En mi caso combino el teletrabajo con los días que tengo que ir de forma presencial, pero mi mujer, que trabaja en una clínica, tiene que ir todos los días», explica Mateo. «Nicolás, nuestro hijo, cumple tres años en octubre, así que ya empieza el colegio, pero para esas épocas en las que hay vacaciones o días festivos, nuestro comodín era Pocas Púas», añade. «Además, cuando Nicolás tenga un hermanito va a ser complicado si ya no está la escuela funcionando», reconoce. Para Mateo es «muy injusto que en un pueblo que está creciendo nos quiten este servicio». Pero, además, el cariño que le tienen las familias a esta escuela y la confianza que tienen en las profesoras Laura López, Ester Criado y Lidia Hevia ha hecho que se unan muchos padres para intentar que no tengan que cerrar.

Algunos de los padres afectados por el cierre de la escuela infantil
Algunos de los padres afectados por el cierre de la escuela infantilJesús G. FeriaLa Razon

«Entendemos que no se le puede dar una ayuda económica a todos los negocios, pero estamos hablando de un servicio esencial para las familias del municipio que ahora mismo no se está cubriendo la demanda que hay en la pública», asevera Mateo. Cati, por su parte, lo ha tenido, si cabe, un poco más complicado. Ella es de Valencia, por lo que, si no hubiera tenido Pocas Púas, no habría tenido a nadie con quien dejar a su hija estos años. Ahora, no sabe qué hará precisamente esos días en los que no haya colegio. «Trabajo en Alcobendas, y entro a las 8 de la mañana, así que el servicio que ofrece Pocas Púas me ha permitido dejar a la niña a las 7 de la mañana y recogerla a las 16:30. Es algo que en la pública no nos podrían haber dado», explica esta madre que, además, ya ha tenido que reducirse la jornada una hora en el trabajo para poder conciliar. «Evidentemente es una entidad privada, pero es necesario que el ayuntamiento dé respuesta a esos niños que se han quedado sin escolarizar, y la única forma de hacerlo es ayudando a las familias a acceder a la privada, más allá de lo que ya da la Comunidad de Madrid», señala.

Toda esta movilización para evitar que cierren ha sorprendido a Laura, una de las profesoras y socia del proyecto. «En el momento en el que les comentamos a los padres que igual tenemos que cerrar se han organizado y empezado a mover muchísimo. Hay carteles por todo el pueblo, están tocando todas las puertas que se les ocurren», dice. De hecho, algunos padres incluso se han ofrecido a pagar un poco más si es necesario. «Es una barbaridad, estamos abrumadas con la piña que se ha generado», afirma, convencida de que han logrado «lo que tratábamos de conseguir con nuestro proyecto, que era ser una familia». Y es que no se trata tanto de que los niños aprendan «con un estilo concreto, sino que jueguen, que experimenten, que hagan actividades de la vida práctica… y nuestra escuela está adaptada para poder hacer eso, que crezcan en un entorno feliz y donde se puedan desarrollar mejor».

Las escuelas infantiles privadas tienen un sistema de becas para los padres, siempre y cuando sean ambos trabajadores y hayan cotizado el año anterior, que llega hasta los 210 euros. La Comunidad de Madrid hace ese ingreso a la escuela, que se descuenta de las cuotas de cada familia. «La ayuda que necesitaríamos nosotras en este caso va orientada a que se dé más apoyo económico a otras familias, ya que Pedrezuela se va a quedar sin ese servicio», dice Laura.

«No queremos una escuela enorme porque al final perdemos esa cercanía que buscamos con los niños y las familias», apunta, aunque es consciente de que sí que podrían dar más servicio a otras familias si estas tuvieran más ayuda pública. «Empezamos hace seis años e iba bien. Durante la pandemia intentamos ajustar un poco los gastos, pero claro, hay cuotas que son fijas, como la cuota de autónomo. Al final es muy difícil cuando la pandemia nos ha tocado a todos, pero seguimos arrastrando las consecuencias», afirma.

Padres afectados colgando carteles de apoyo a la escuela infantil
Padres afectados colgando carteles de apoyo a la escuela infantilJesús G. FeriaLa Razon

Por ello, Laura insiste en que «si hubiera algún tipo de cuota para ayudar a cubrir las plazas de los papás que, de normal, no puedan traer a los niños, sería mucho más fácil». Es decir, si no se ha podido entrar en la pública, que al menos se les reubique en esta escuela. «Ayer vino una familia que había pedido plaza en la pública en los tres pueblos de la zona: Pedrezuela, San Agustín de Guadalix y El Molar. Pero en todas están en lista de espera», reconoce. «Lo que nos llega es que hay muchos niños que se están quedando sin plaza, y eso revela que la zona norte de Madrid tiene una necesidad de este servicio que no está cubierta por la pública, y está claro que la privada tampoco va a poder dar respuesta porque estamos cerrando, porque en la misma situación que nosotras está otra escuela en El Molar».

En un momento en el que se están haciendo tantos esfuerzos para que las familias tengan hijos, en opinión de Laura, «conciliar sigue siendo muy complicado». «Por mucho que los padres estén teletrabajando, que al principio lo intentaban, al final ni estás trabajando ni estás atendiendo al niño», afirma Laura. «Nos han dicho mucho eso de que no llegan a nada al 100%».