Doble crimen
Doble crimen en la calle Serrano: el conde de Atarés fue denunciado por su mujer, su madre y su hermana
Fernando González tenía antecedentes por violencia de género de 2018
Fernando González de Castejón y Jordán de Urríes, conde de Atarés, es el presunto autor del doble crimen que esta mañana desestabilizó el tranquilo portal 205 de la madrileña calle Serrano de Madrid. El también marqués de Perijaa era conocido en el inmueble por sus provocativos comportamientos. Los vecinos aseguran que algunas veces se ponía en el patio a disparar con una escopeta de perdigones a una diana y solía hacer gala de su ideología fascista en las reuniones vecinales o sacando la bandera preconstitucional por la ventana.
Su vida, aseguran, estuvo llena de altibajos y desde hace un par de años, cuando la pandemia obligó al confinamiento, había empeorado su carácter.
Algunas fuentes sostienen que tenía dos hijos adolescentes, fruto de una relación anterior, aunque ya llevaba tiempo con la que era madre de su hija menor, una niña de 10 años que estos días había estado pasando unas vacaciones de fin de curso en el extranjero y no se encontraba en la vivienda en el momento que se produjeron los hechos.
Las primeras investigaciones apuntan a que los todo sucedió de madrugada. Ya a primera hora, sobre las 00:00 o la 1:00 horas de la noche, algunos vecinos aseguraron a la Policía haber escuchado ruidos fuertes provenientes del 1ºC, como golpes de muebles, aunque no percibieron gritos ni peleas. Sin embargo, horas después se habrían producido los disparos.
Creen que Fernando, de 53 años, disparó a su mujer, de 44, y posteriormente a la empleada del hogar, de 70. Una vez acabó con la vida de las dos, se suicidó con el mismo arma de fuego. Al parecer, no fueron las detonaciones las que alertaron a los vecinos sino que a primera hora de la mañana el portero de la finca vio desde el patio el cuerpo sin vida de la mujer mayor. Si bien algunas fuentes sostenían que se trataba de una mujer que tenían interna en la vivienda para que les ayudara con las labores del hogar, otras sostenían que la mujer no estaba dada de alta ni figuraba como empleada en el domicilio –lo que tampoco supondría que no desempeñara esas funciones en el domicilio– por lo que creían que también podía tratarse de una amiga de la mujer de Fernando.
En cualquier caso, sí parece que el orden de los homicidios fue ese: su mujer, la señora mayor y después el suicidio del presunto autor. De ser así, el caso judicialmente no tendría mayor recorrido al encontrarse fallecido el presunto responsable. No obstante, los investigadores no descartaban otras hipótesis y trabajaban para descartar que pudiera haber algún otro implicado en el crimen.
Fue sobre las 10:00 horas cuando el portero de la finca llamó al 091. Efectivos de la Policía Nacional se dirigieron hasta la dirección aportada y, como habían sido alertados por vecinos de que el hombre que vivía allí podía estar armado, entraron con precaución.
De hecho, se tuvieron que desplazar efectivos de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), que irrumpieron en la vivienda sobre las 10:20 horas protegidos con chalecos antibalas y escudos ante la posibilidad de que el tiroteo se hubiese prolongado hasta ese momento.
En el lugar encontraron los cuerpos fallecidos de tres personas y llamaron al servicio de Emergencias de la Comunidad de Madrid para que se desplazara al lugar un facultativo que pudiera certificar la muerte. Así lo hicieron los médicos del Summa, que solo confirmaron el óbito de dos mujeres (una de mediana edad y otra mayor) y de un hombre de mediana edad sin manipular los cadáveres.
Presentaban a simple vista heridas por arma de fuego. A los pies del hombre se encontraba una pistola que, a falta de los análisis de balística, creen que es el arma homicida con el que Fernando disparó a las mujeres antes de suicidarse.
Hasta el lugar se desplazaron los agentes del Grupo V de Homicidios y del DEVI (Delitos Violentos) de la Policía Científica, que analizaron la escena en busca de vestigios que ayuden a determinar la cronología de los hechos y para descartar que hay más personas implicadas. Una vez hechas las comprobaciones pertinentes, la comisión judicial autorizó el levantamiento de los cadáveres, que fueron trasladados al Anatómico Forense para su correspondiente autopsia.
Del interior de la vivienda, los agentes requisaron diverso material de corte neonazi como imágenes de Hitler y Franco, además de varias armas de fuego, aunque se desconoce si tenía licencia para todas ellas.
Los investigadores creen que se trata de un caso de violencia machista.
Fuentes policiales confirmaron a «Cadena Ser» que tenía antecedentes por violencia de género. En 2009 fue denunciado por maltratar a su hermana y su madre y se le impuso una orden de alejamiento.
Años más tarde, en 2018, la Policía actuó de oficio por presuntos malos tratos a su mujer, pero ella retiró la denuncia y volvieron a convivir. Esto ocurrió hace solo cuatro años, cuando ya tenían a la hija que tienen en común.
La imagen del conde no era una incógnita porque en 2015 participó en varios programas de televisión como «Espejo Público» o «Al Rojo Vivo» explicando que era un afectado de Banco Madrid. En este último programa, de La Sexta, aseguró que el banco le tenía «atrapados» 740.000 euros. «Lo tenía todo en fondos de perfil ultraconservador y nada, aquí no contesta nadie. Además, a mi gestor del banco no le dejan comunicarse conmigo», decía. «Me tienen todo bloqueado y me han jodido vivo, además que yo no he blanqueado nada. Hay cuatro o cinco chorizos que nos están haciendo la puñeta». En sus redes sociales tenía una foto de su mujer y decía ser un amante de España.
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