Tesoros en los Museos

Un oficio milenario en el olivar de Atocha

Desde su fundación en 1721, La Real Fabrica de Tapices no ha cesado su actividad industrial

Alejandro Klecker, director de la Real Fábrica de Tapices
Alejandro Klecker, director de la Real Fábrica de TapicesAlberto R. RoldánLa Razón

Fundada en 1721 por Felipe V y ubicada en un primer momento y hasta 1888 en lo que se conocía como Casa del Abreviador –ahora del número tres hasta el diecisiete de Santa Engracia-, no ha cesado la Real Fábrica de Tapices desde entonces, ni un solo día, su actividad industrial. Su traslado llegó bajo la orden de Alfonso XII de donar lo que era entonces el olivar de Atocha y dónde encontramos hoy este edificio estilo neomudéjar, construido por José Segundo de Lema y que guarda gran similitud con la residencia de estudiantes de Madrid pues se usaron los mismo planos. A destacar sus imponentes ventanas por las que sale el sol a las 7:30 y se pone a las 15:30, el mismo horario desde 1888. Así dio comienzo la creación de Reales Fábricas dónde la iniciativa privada no existía de la mano de Felipe V y su política mercantilista con Paños de Guadalajara primero, y que duró muy poco, y la segunda y más antigua que es esta. Con ella, el oficio de aquellos que hacen el lizo del tapiz a la capital, conocidos como maestros liceros, y que escaseaban en España.

En sus inicios se fabricaban tapices, a mediados del siglo XVIII comenzaron con las alfombras de nudo turco, después de nudo español. En el XIX reposteros y siempre restauración de tapiz. Hasta que a finales de siglo XX, concretamente en 1996, la familia Stuyck encargada de gestionar la fábrica durante todos esos año deja de hacerlo por motivos económicos y pasa a hacerlo el Estado Español a través de la Fundación Real Fábrica de Tapices con Patrimonio Nacional, Patrimonio del Estado, Ministerio de Cultura, Ayuntamiento de Madrid y Comunidad de Madrid como patronos. Además, el propio edificio fue declarado Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid en 2004, por ser entre otras cosas, el único industrial en uso dentro de la almendra de la M-30.

Trabajadores y profesionales en los talleres de la Real Fábrica de Tapices
Trabajadores y profesionales en los talleres de la Real Fábrica de TapicesAlberto R. RoldánLa Razón

En la actualidad, son tres las actividades que conforman su núcleo: la fabricación de tapices para todos los rincones del mundo, alfombras tanto de nudo turco como español, este último, quieren declararlo Patrimonio Inmaterial por la UNESCO y reposteros. Es decir, escudos de instituciones, nobiliarios, colegios… etc. En segundo lugar lo ocupa la divulgación, que acoge la exposición o galería museística con la que cuentan y exposiciones itinerantes. Ahora mismo están exponiendo 100 piezas del museo en el Museo del Revellín de San Ignacio en Ceuta y el próximo 29 de julio estarán en el Torreón de Lozoya en Segovia. Además, enseñan instrumentación para la fábrica de tapiz, alfombras, tapiz del XVIII, XIX y actual, alfombras, cartones y bocetos. También publican libros, trabajos de fin de grado o master y realizan ciclos de conferencias y lo completan con las visitas a sus instalaciones. Importante a destacar su archivo documental y la colección más importante de Europa con 5.000 bocetos y cartones de alfombra y tapiz, 700.000 documentos dónde podemos encontrar la documentación de los Reyes con figuras de la talla de Goya o Sabatini.

El último lugar, pero no menos importante, lo ocupa la unidad de restauración, formada solo por mujeres al frente de la élite europea en cuanto a titulación en restauración textil. Esto es posible además por la importante inversión en nuevas tecnologías que realizan: cuentan con un estereoscopio para medir la estructura de los hilos, equipos de anoxia o espectrofotómetros para medir a través de haces de luz la composición del color, entre otros. Además, cuenta con la única piscina de lavado por inmersión de tapices que existe en Europa con 16,5 metros de largo y 6,5 de ancho. Ser punteros tecnológicamente en restauración textil es uno de los principales objetivos de la Real Fábrica de Tapices, así como la continuidad de la fabricación de tapiz, alfombras y reposteros, dos oficios milenarios tan diferentes y necesarios a la vez.

Trabajadores y profesionales en los talleres de la Real Fábrica de Tapices
Trabajadores y profesionales en los talleres de la Real Fábrica de TapicesAlberto R. RoldánLa Razón

Para llegar a la sala favorita de su director, Alejandro Klecker, dónde podemos encontrar las «Fantasías de Goya», un tapiz que recoge los principales cuadros del artista, y otro tapiz flamenco de la época de los Habsburgo, conocido como «La vuelta de Ulises» y que representa el regreso del héroe griego tras la Batalla de Troya, debemos cruzar por el jardín de interpretación textil. Una amplia variedad de plantas autóctonas, de origen hispano musulmana o de aportaciones que hacen con las expediciones botánicas a ultramar donde traen cantidad de plantas tintóreas. En sus más de tres siglos de vida, por sus instalaciones han pasado Goya, Valleu, Campillo, Sabatini -que también fue director-, Procaccini, Benedito, Amérigo… y en la actualidad hay obras expuestas de Manolo Valdés, Alfonso Albacete, Alberto Corazón, Vaquero Turcios, Pérez Villalta, Agatha Ruiz de la Prada, entre muchos otros.

Pese a llegar en el momento más complicado para la Real Fábrica hace ya algo más de seis años, Klecker define su futuro como «prometedor». «Ha sido un reto muy bonito, tuvimos que reflotarlo económicamente, hacer un plan de marketing y de acción comercial nacional e internación y recuperar la confianza de nuestros clientes», confiesa a LA RAZÓN. El siguiente paso fue ponerla en valor utilizando todos los espacios que estuviesen a su disposición y tener un uso para terceros y los resultados comenzaron a llegar. Tras cuatro años en resultado positivo y con un rumbo fijo, así es como los oficios milenarios se mantienen.