Urbanismo
Malasaña gana un nuevo hotel (y pierde una residencia de ancianos)
El nuevo establecimiento podría abrir sus puertas durante los primeros seis meses de 2023
El centro turístico de Madrid no deja de moverse. Y de cambiar sus usos. Ahora, de residencia de ancianos a hotel: la reconversión de inmuebles llega a Malasaña. La antigua residencia para personas mayores Nuestra Señora de la Hermandad del Refugio, ubicada en el número 1 de la calle Pez, en este barrio de Madrid, se transformará en un nuevo hotel de 59 habitaciones, según han adelantado recientemente medios especializados. El nuevo establecimiento podría abrir sus puertas durante los primeros seis meses de 2023.
El inmueble consta de una superficie construida de 5.537 metros cuadrados, distribuidos en cinco plantas. Para crear el nuevo hotel, se llevarán a cabo una serie de obras de reforma y conservación (limpieza de fachadas, reposición de canalones y bajantes, reparación de cubiertas, sustitución de solados). En total, una inversión aproximada de 4,5millones de euros por parte de la parte arrendataria, que espera recuperar la inversión en los cinco primeros años de explotación del activo hotelero.
El área de desarrollo urbano del Ayuntamiento de la capital aprobó hace poco el plan especial de modificación de uso de este edificio situado en el corazón de Madrid, que pasa de dotacional bienestar social privado (DCBP) -correspondiente a Centro de Atenciones Sociales y Hogar residencia-, a alojamiento.
El futuro hotel constaría de 59 habitaciones, y supondrá una inversión de 4,5 millones de euros que acometerá el arrendatario. El precio medio será 170 euros la noche.
Hermandad creada en el siglo XVII
La Santa Pontificia y Real Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid es una asociación con más de 400 años de antigüedad dedicada principalmente a la asistencia a los desfavorecidos. Opera en la Corredera de San Pablo, en un edificio anexo a la iglesia de San Antonio de los Alemanes, donde es habitual ver colas de personas por las tardes que esperan acceder a su comedor social. Muchas veces esta espera se extienden a lo largo de la Corredera hasta llegar a la esquina del edificio donde se abrirá el futuro establecimiento.
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