Cultura

Espacio El Águila: de fábrica de cervezas a ‘templo’ del patrimonio en Madrid

El complejo alberga hoy el Archivo Regional, una biblioteca, salas de exposiciones, dos auditorios y espacio para distintos eventos

Reportaje Espacio el Aguila
Reportaje Espacio el AguilaDavid JarLa Razon

Se ha puesto bastante de moda en los últimos años, sobre todo en las redes sociales, esa frase, repetida casi como un mantra, de que «en la era del consumo, reparar es un acto de rebeldía». Un eslogan llamativo y convincente para los más jóvenes, sí. Esa generación que ha hecho que las aplicaciones de compra-venta de artículos de segunda mano tengan un éxito multimillonario, concienciada con el medio ambiente y que, como todos los que han llegado antes que ellos, sienten la necesidad de revelarse o cambiar las cosas. No han sido los únicos. Extrapolado esto a otras muchas cuestiones, ya que el «usar y tirar» no solo es válido en la cuestión del consumo, parece que lo fácil es empezar de cero. Reparar, dar una nueva vida o crear a partir de algo que ya existe requiere creatividad y talento. Pero, si se hace bien, surgen cosas extraordinarias, capaces de tener un significado más allá de su propia utilidad. Y, cuando esto se logra con edificios que no solo se conservan, sino que se les da una nueva vida, se refleja una ciudad que no solo respeta su historia, sino que es consciente de que aún la está escribiendo.

Esto ha sido, precisamente, lo que ha ocurrido con el complejo El Águila, el cual ocupa una antigua fábrica de cervezas situada en el barrio de Delicias, en el distrito de Arganzuela. El ladrillo rojo, las decoraciones de las ventanas y algunos azulejos hablan del espléndido pasado industrial de la ciudad. Fue edificada entre 1912 y 1914 por el arquitecto Luis Sáinz de los Terreros, y recuperado por la Comunidad de Madrid a finales de siglo XX como equipamiento cultural, para lo cual fue rehabilitada en 2002 por el estudio Mansilla y Tuñón Arquitectos, que recibió por este trabajo el Premio COAM 2003 en la categoría de Obra Pública y Corporativa por su entendimiento de la monumentalidad urbana. De hecho, los elementos originales de la fábrica se integran con los actuales, haciéndola funcional para su función actual, que es la de albergar el Archivo Regional, el Servicio de Bibliotecas Públicas y la Biblioteca Regional Joaquín Leguina, además de tres salas de exposiciones, dos auditorios y un patio donde se programan actividades culturales gratuitas abiertas al público. Las vigas de madera y los techos altos se funden en un edificio completamente climatizado, los ventanales dejan pasar la luz a la sala de consulta de archivos históricos a través de una cuidadísima trama de ladrillo dispuesto a modo de enrejado.

Reportaje Espacio el Aguila
Reportaje Espacio el AguilaDavid JarLa Razon

«Es un recinto que tiene muchísimo futuro», dice a LA RAZÓN Marta Rivera, consejera de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid. «Cuando llegamos a la Consejería en 2019 nos lo encontramos con 7.000 visitas anuales, y este año se cierra con más de 80.000», dice. Un aumento significativo de visitantes que se ha producido, sobre todo, a partir de 2021 como consecuencia de una programación unitaria de la Dirección General de Patrimonio Cultural. Y es que en El Águila siempre hay una exposición o una actividad gratuita abierta al visitante que, además, siempre está orientada a poner en valor el patrimonio regional. Ejemplo de ello es la reciente exposición «En Madrid. Una historia de la moda 1940-1970», que recibió más de 15.000 visitantes, o la actual «Modernidad y movida de un fotógrafo transgresor», dedicada a Pablo Pérez-Mínguez, y donde los colores más «pop» resaltan las fotografías del madrileño, desde las más personales, en blanco y negro, hasta las más extravagantes y llamativas, imagen de esa movida madrileña, que tantas veces fueron portada de revista. Actualmente hay también un recorrido fotográfico por la historia de la hostelería madrileña, así como una muestra de los fondos archivísticos, con documentos que llegan a datar, incluso, del siglo XIII.

Conservar la historia

«En Madrid está el eje Delicias, que inicia en Matadero y que incluye este espacio, que creo que puede seguir creciendo y se puede seguir potenciando», asegura Rivera, que reconoce que, en el caso de El Águila «hemos llegado muy lejos, pero realmente se pueden hacer muchas más cosas, porque es un espacio que todavía tiene mucho por explorar y mucho por explotar». «Lo bueno es que la gente va respondiendo, porque no es solo que tú organices una buena exposición o una buena actividad, es que la gente responda. Y lo hacen tanto vecinos de la zona como personas que se van desplazando de otros lugares de Madrid a preguntar qué es lo que hay en El Águila», añade.

Reportaje Espacio el Aguila
Reportaje Espacio el AguilaDavid JarLa Razon

De hecho, Rivera apunta que en Madrid parece que las ganas de cultura no se acaban. «Estos meses estamos descubriendo que en Madrid hay una oferta extensísima, pero es que la gente responde a ella, quiere más. Desde el visitante que llega con un plan cultural ya diseñado hasta el propio madrileño», explica. «Es verdad que ahí hemos apostado por una política de hacer este tipo de espacios muy accesibles, porque todas las exposiciones y actividades son gratuitas», añade. Sin embargo, si de algo se muestra orgullosa la consejera es de la labor de conservación que se hace en este lugar. «El patrimonio material de la Comunidad de Madrid está custodiado en este archivo», dice, «y puedo asegurar que se ha hecho una inversión muy grande, incluso antes de que llegáramos nosotros a la Consejería, en medios materiales para esa buena conservación». Y así es. Los equipos que trabajan en el Archivo Regional son expertos en conservación e, incluso, recuperación de documentos. «Hemos visto verdaderos milagros después de un trabajo casi de cirugía», asegura Rivera. Y eso está teniendo sus frutos, porque «lo están viendo muchas personas que están valorando la posibilidad de depositar fondos en el archivo». Para la consejera, la opción del depósito es, incluso, «más interesante que la donación, porque lo que nos interesa es que el archivo ejerza ese papel de guardia y custodia del patrimonio. No me importa la propiedad del documento». Así, explica que «hay personas cuyo legado ha tenido un valor intelectual muy importante y de las que hay cartas, fotografías, documentos… que, para que tengan una conservación adecuada, tienen que estar un archivo, porque en un domicilio particular no se tienen las mismas condiciones».

Además, tal como señala Rivera, «con esta opción se garantiza también que cualquier persona pueda tener acceso a ese documento». Esto es fundamental porque, si bien «primero está la parte de conservación y catalogación, también es fundamental la labor divulgativa». Y es que «poner esos documentos a disposición de estudiantes, investigadores, profesionales, e, incluso, curiosos, para que con todas las medidas de seguridad, protección y prevención lo puedan consultar, ya sea para hacer un estudio, una tesis doctoral o simplemente para informarse, es fundamental para que ese patrimonio siga vivo».

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Reportaje Espacio el AguilaDavid JarLa Razon

De esta manera, el propio edificio funciona como carta de presentación: la fusión del neomudéjar con la estética más actual, de las antiguas máquinas de la fábrica expuestas y celebradas o de los silos donde se conservaba el grano reconvertidos en depósitos de libros, habla de la conservación del patrimonio. «Darle una nueva vida a un lugar así no solo es importante para la ciudad, sino que es algo emocionante», afirma la consejera. «Pensar que un sitio que era un lugar de trabajo, que se construyó bien, porque no siempre los lugares de trabajo se construían con ese mimo y ese gusto, y que se va a conservar y se le va a dar una vida útil, es también muy importante», añade, subrayando que, en realidad, «en este sentido desde la administración tenemos una responsabilidad muy importante, porque hacer una cosa en otro sitio, partir desde cero, podría ser lo fácil, pero tenemos que asumir ese reto de rehabilitación y de conservación para demostrar que la cervecera El Águila sigue teniendo vida, que es una vida de trabajo, con todos los profesionales que están ahí día a día haciendo su trabajo». Pero es, además, «una vida para la gente del barrio, para los madrileños y los visitantes que se acercan, que van a una exposición o a una actividad y se interesan por lo que era el edificio y entonces hay una ocasión de explicarles que era una fábrica de cervezas». Así, cada uno de los 80.000 visitantes, jóvenes y mayores, que ha tenido El Águila durante el último año han hecho, sin saberlo, un acto de rebeldía: en ese complejo que une el presente con los orígenes de la ciudad tal como la conocemos hoy, se han revelado contra el olvido.

Una extensa programación pensada para todo 2023
La programación que desarrolla la Comunidad de Madrid para este espacio ofrece exposiciones, música, cine, congresos y jornadas, talleres y visitas guiadas. De hecho, el Águila cuenta con sus propios festivales de verano de música y cine, El Águila Suena y El Águila Se Mueve, y otras citas anuales como el programa de divulgación patrimonial a través de recorridos urbanos Miguitas. Para 2023 está prevista una variada oferta en la que destacan las exposiciones «REGIÓN: Paisaje, fotografía y patrimonio», de febrero a mayo, y «40 años de la Comunidad de Madrid», a partir de marzo. Además, se programará la muestra «Buero Vallejo», de junio a septiembre, y una exposición dedicada al mundo del espectáculo con obras del Archivo Luis Escobar.