Madrileñ@s
La mujer, el arte y las respuestas a las preguntas difíciles
Profesora de Educación, acaba de publicar «De Evas, Marías y otras mujeres», en el cual estudia, desde distintas perspectivas, los arquetipos femeninos
Silvia Martínez Cano estudió Bellas Artes. Concretamente, en la rama de restauración. Hizo el doctorado en Educación y lleva mucho tiempo dedicándose a la educación artística. A la vez estudió Teología, y, actualmente, es presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas, y es profesora en la Universidad Complutense en cuestiones de Teoría de la Educación y Teoría Estética. Combina, así, estas distintas ciencias en un trabajo interdisciplinar y fronterizo, porque pone en relación el arte, la educación y la Teología desde una perspectiva de estudios de género. «Los tres temas son muy complejos», reconoce, «en cuanto a que son temas de ‘frontera’».
Por un lado, «el arte lo es porque lo que le mueve es provocar, explorar nuevos territorios; y la Teología, en el ámbito en el que estamos, por nuestra historia y nuestra tradición suele ser un tema que genera bastante crispación». Pero lo cierto es que tanto la educación como el arte y la teología lo que buscan, según Martínez Cano, es «hacerse preguntas difíciles sobre la identidad y lo que es propiamente humano, sobre la importancia que tiene la transmisión del conocimiento y el papel que representa el lenguaje en ello». Es ahí, precisamente, «donde tiene cabida más de un tipo de modo de expresión». Esto, además, se vuelve realmente interesante «en la sociedad actual, que es la sociedad del ruido, que nos dispersa de determinadas cosas muy importantes», dice. Por ejemplo, «el saber quiénes somos es importantísimo, pero en una sociedad del ruido, de la respuesta rápida, de la sobreestimulación, ¿cómo articulamos estas cuestiones? ¿Cómo las reflexionamos?», se pregunta.
Teniendo en cuenta todas estas perspectivas, e incidiendo en la reflexión sobre la mujer en el imaginario colectivo, Martínez Cano acaba de publicar el libro «De Evas, Marías y otras mujeres» (PPC). «El trabajo que hacemos las teólogas es el de recordar que las mujeres han sido y siguen siendo periferia en muchos sentidos, tanto en la sociedad como en la Iglesia», explica. Para ello se sirven de «estudios serios, fundamentados, que parten de investigaciones, con los que ayudar a romper esas dinámicas de exclusión». La Iglesia, en este sentido, «no es un ente aparte del resto de la sociedad, por lo que esas reflexiones se hacen extrapolables a todos los ámbitos». Porque, para Martínez Cano el problema «no es la experiencia religiosa, sino cómo interpretamos, y si la cultura es machista, y organiza a la sociedad en quién vale y quién no, eso afecta también a las religiones». Por ello, «aceptar que somos historia, que somos cultura, y que esa historia va transformando la tradición es importantísimo» para cambiarla.
«El libro lo que quiere hacer es un pequeño abordaje con tres puertas del imaginario que hay sobre las mujeres», explica. Con esto, se refiere a las ideas y creencias preconcebidas que hay sobre las mujeres por el mero hecho de serlo, y para ello se centra en los planteamientos que determinadas artistas han hecho al irrumpir en el mundo del arte en la segunda mitad del siglo XX. También hace un abordaje desde la antropología visual: cuáles son los iconos, los estereotipos sociales que se hace de las mujeres, cómo se afronta desde el modelo de la «femme fatale», el de la maternidad, el de la mujer sumisa y piadosa... «Esos estereotipos marcan la vida de las mujeres y la vida social. Desde la Teología hay interpretaciones de la propia tradición que están cosificando y sexualizando a las mujeres», señala. Por ello, «una deconstrucción de esos estereotipos nos puede ayudar a entender la presencia de las mujeres en el mundo social de otra manera».
Se ha centrado en el mundo del arte contemporáneo porque «tal vez se conozca menos». Pero lo cierto es que se centra mucho en interpelar. «Y, en concreto, las artistas contemporáneas han hecho preguntas muy buenas y muy importantes para el hoy». «El pensamiento crítico es lo que nos mueve, y no porque yo esté enfadada porque no me gusta lo que tengo delante, sino porque tengo preguntas que necesitan respuesta», asegura. Y, como ejemplo, pone la figura de las santas: «o son penitentes o son mártires. Es decir: o eres capaz de renunciar a tu vida o eres virgen, así que has renunciado a ser mujer. ¿Cuántos santos hay que sean varones y vírgenes? En cuanto a la mujer, todo pasa por una sexualización de la experiencia religiosa, y todo lo que denunciamos de una hipersexualización de la experiencia religiosa, resulta que lo tenemos también en el ámbito religioso».
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