Impuestos

Los antiguos azulejos azules de las calles de Madrid que dieron origen al IBI de las viviendas

Difícil orientarse en la Villa y Corte pese a los buenos -y confusos- deseos de algunos

Planimetría de Madrid
Planimetría de MadridEfe

Orden y orientación en la ciudad. Y también recaudación. Algo clave en una urbe que, como Madrid, crecía y crecía tras ser Villa y Corte. Pero la cosa no era fácil, muchas calles eran conocidas por nombres populares. Las más de las veces por sucesos allí acontecidos, como “del mercado” o en recuerdo de habitantes... plazuela de los moros. Cuando no por algún vecino que en ellas moró. A este problema había que añadir que varias calles se llamaban igual. Una galimatías urbanístico que hoy en día nos parece lejano, pero no lo es tanto.

De aquel entonces aún nos quedan recuerdos en piedra. O mejor dicho, en azulejo. Estas piezas, la mayor de las veces azules, se corresponden con la llamada Visita General de 1750-1751, que fue realizada para la Planimetría General de Madrid. Un intento, con la mejor de las intenciones, de articular un procedimiento para saber qué dirección tomar cuando nos indicaban una casa. Y todo ello con una clara intención económica. Consistía en la clasificación de las casas de Madrid para saber cuánto tenían que pagar en relación al impuesto de la Regalía de aposento, cuyo origen estaba en la llegada de la Corte a Madrid en 1561 con Felipe II, cuando se empezó a exigir, bajo unas condiciones determinas de las viviendas, el deber de alojar a algunos miembros de la corte que visitaban Madrid mediante la cesión de una parte de la casa o bien el pago económico de un impuesto.

Este sistema, que constituyó la primera numeración en las calles de Madrid se mantuvo hasta 1838. En aquel momento, el marqués viudo de Pontejos, por entonces al frente de la Villa y Corte, establece el actual sistema de numeración de calles. Una decisión que, aún hoy, debemos agradecerle, por habernos liberado de aquel complejo sistema. Desde entonces la numeración parte del punto más cercano a la Puerta del Sol, considerado este como el centro de la ciudad, situando los pares en la acera de la derecha y los impares en la izquierda. En cuanto a las plazas, hasta 1860 no se dispuso la numeración correlativa. Y es que el sistema por manzanas, que se ha quedado para una definición menor, casi gráfica, a la hora de orientarse, era bastante confuso al poder existir en una calle dos casas con el mismo número una frente a la otra, pero que correspondiesen a distintas manzanas. Un verdadero lío.

Al final muchas calles llevaron el apelativo «nueva» para diferenciarlas de otras más antiguas con el mismo nombre, para evitar denominaciones repetidas. La imprecisión del método hizo que se abandonara tras su uso durante casi un siglo. El método acabó siendo derogado por nuestro viejo amigo el corregidor Pontejos, que cambió el nombre de doscientas cuarenta calles, y que acabó imponiendo otro método más lógico, fundamentado en la identificación de las calles con nombres de personajes famosos y de eventos históricos. De alguna manera fue él el que dejó abierta la posibilidad a posteriores dimes y diretes sobre la oportunidad de dar una determinada calle a este o aquel personaje.

Atrás quedaron aquellos azulejos azules. Testigos mudos -pues pocos pueden entenderlos-, de aquel tiempo. Madrid tiene mucho que agradecer también al portugués Texeira o Teixeira, que allá por el siglo XVII, elaboró un mapa de las calles de Madrid. Luego, en el siglo XVIII, en época de Fernando VI y con su mujer Bárbara de Braganza se empezaron a poner estos azulejos tan llamativos... origen del actual Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Al parecer, los inspectores de la corte, se dedicaron a numerar casas y manzanas con entusiasmo para recaudar impuestos a cada una de las casas y edificios de Madrid. De ahí viene lo de Visita G, que corresponde a visita general, manzana y casa, ya que en cada esquina de Madrid tenía que aparecer la manzana a la que pertenecía y cada casa llevar el número que le correspondía de la manzana. El catastro recopiló los datos desde la primera manzana -situada en el actual Museo Reina Sofía, que era el antiguo Hospital Clínico-, hasta lo que hoy puede ser el Paseo del pintor Rosales, donde estaban las posesiones del Príncipe Pío. 557 Manzanas y 7049 casas nada más y nada menos , las que tenía Madrid por aquella época , en el siglo XVIII. Y es que el ánimo de recaudar es muy positivo. Sobre todo para el que cobra.