Música clásica

Alondra de la Parra abre con Shostakóvich su segunda temporada al frente de la Orcam

La maestra dirigirá hoy el primer concierto, un homenaje al compositor ruso, ya adaptada a la ciudad y a su orquesta

Alondra de la Parra y algunos de los músicos en la sede de la Orcam.
Alondra de la Parra y algunos de los músicos en la sede de la Orcam. David Mudarra (Cedida)

Cuando Alondra de la Parra (Nueva York, 1980) tenía unos 13 años escuchó los sonidos de la Quinta Sinfonía de Dmitri Shostakóvich, y estos le llamaron tanto la atención que dijo: «Yo quiero ser parte de esta de esta magia, esta historia». Fue una de esas obras que le hicieron querer dedicarse a esto, dice la maestra por teléfono. Por eso va a ser tan especial este inicio de su segunda temporada como Directora Artística y Titular de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (Orcam), pues hoy abren con un concierto homenaje al compositor ruso, por cumplirse este año el quincuagésimo aniversario de su muerte.

El concierto –que tendrá lugar en el Auditorio Nacional a las 19.30– se titula «Variaciones sobre Shostakóvich». Las obras elegidas son: «El sol resplancedece sobre nuestra patria, op. 90», «Concierto para violonchelo y orquesta nº1, op. 107» y «Sinfonía nº5, op.47». «La obertura es una obra emocionante donde vemos la gran capacidad de Shostakóvich para escribir música brillante, poderosa, emocionante. Y luego el concierto para chelo que es trascendental y con un gran chelista que es Nicolas Altstaedt». Este artista germano-francés es uno de los invitados.

Y luego está la Quinta. «Fue una obra pivote en la vida de Shostakóvich. Antes de esa obra él escribía mucha música para películas, como sus primeras sinfonías, música de ballet, de circo, de teatro. Y en los momentos políticos en los que se encontraba la Unión Soviética, hizo «Lady Mcbeth» y recibió una crítica muy fuerte cuando Stalin ve una de las funciones de la ópera. Le hace reconsiderar todo porque sabe que prácticamente dependiendo de lo que de lo que componga su vida está en juego». Esta opera de Shostakóvich fue estrenada el 22 de enero de 1934. Fue un éxito hasta Stalin fue a verla en enero de 1936: un editorial de Pravda, el periódico oficial del Partido Comunista soviético, la tachó de «alboroto, no música». Fue prohibida y no volvió a escribir ópera. Entre abril y julio de 1937, el ruso compone la Quinta. Cuando la publicó, la acompañó de una nota: «Respuesta de un artista soviético a una crítica justa».

Añade de la Parra: «(Shostakóvich) Encuentra la manera de sobrevivir, escribiendo algo que mantenga las apariencias y al Estado de alguna manera satisfecho, sin dejar de decir lo que tiene que decir: con estos mensajes profundamente dolorosos, disfrazados, escondidos, maquillados para sobrevivir. Y es una obra hermosa, potente, honesta y por eso la he escogido».

Por eso la maestra reivindica la importancia de escuchar hoy las composiciones del ruso. «Muchos de sus amigos fueron asesinados. Había una censura tremenda. Vivió en un tremendo temor, de decir: esta noche será mi última y llegarán a tocar a mi puerta. Precisamente en el concierto para chelo está esa llamada. Y es increíble ver cómo fue capaz de expresarse. Por ejemplo, el tercer movimiento de la Quinta es un réquiem para todos los muertos, es un lamento profundo en contra de la injusticia en la que se vivía en este momento». Sin embargo, «al mismo tiempo logra salir de ahí con el último movimiento, que es el movimiento tan controvertido porque no sabemos si es una celebración o una burla, y él mismo en la partitura no deja nada claro. Es una historia extraordinaria que hay que recordar. No se puede imaginar la música de Shostakóvich sin la situación política y social en la que vivía».

Pero no solo hay solo Shostakóvich, sino que esta temporada incluye diez conciertos como parte del Ciclo Sinfónico (solo en otro más, el final del 7 julio, se escuchará otra obra del ruso: la Novena). Además del de hoy, hasta final de año habrá otros dos más: el 2 de diciembre y el 22 de diciembre. En este tercer concierto ofrecerán la Novena Sinfonía de Beethoven, «uno de los grandes momentos». La maestra también destaca a algunos artistas invitados de la temporada: el violinista serbio Nemanja Radulović o la soprano egipcia Fatma Said. Además, el 10 de marzo de 2026 estrenarán «Laguna de los pájaros», una obra encargada por la fundación al compositor madrileño Mauricio Sotelo. Como parte de la temporada, también habrá cuatro conciertos más del ciclo titulado «Tiempo de cámara».

Adaptándose a Madrid y a la Orcam

De la Parra ya se ha adaptado a la ciudad: «Me encanta vivir aquí. Es una ciudad muy bonita con una oferta cultural fantástica, con un clima precioso. Y por supuesto la cercanía entre la cultura mexicana y la española ayuda mucho a sentirse en casa. He vivido en otras partes del mundo como Alemania, Australia, Estados Unidos y nunca había sentido esa proximidad que siento aquí».

Esa cercanía también la siente con los músicos de la orquesta. «La verdad es que los adoro. Hay un respeto, un cariño, un apoyo y una humanidad muy muy especial, que para mí muchas veces es más importante, que cualquier otra cosa. Entonces, desde ese lugar podemos construir algo, un futuro hermoso para esta organización. Y la verdad estoy agradecida de lo que cada uno aporta y de lo que aprendemos unos de los otros».

«El poder tener la oportunidad de sentarte en un auditorio en silencio, en calma, en paz, a solo escuchar, imaginar y sentir, se vuelve aún más valioso que nunca»

La mexicana, que sustituyó a la polaca Marzena Diakun, ha superado ya su primer año como directora. «Ya no es lo mismo que al principio y se empieza a trabajar cada vez más profundo. Empezamos a unificar más el sonido y a entendernos mejor», cuenta. Eso quizá es unas de las razones del incremento de asistentes. «Nuestros abonos han subido un 150% desde hace un año, nuestra sala está casi siempre completamente llena», dice de la Parra. La maestra, que suele decir que la Orcam es la orquesta de Madrid y de todos, insiste en que lo que ofrecen es a un precio accesible, lo que la convierte en una experiencia para llegar a todos. «Hoy, con la velocidad en la que el mundo se mueve, con la saturación de estímulos que tenemos… el poder tener la oportunidad de sentarte en un auditorio en silencio, en calma, en paz, a solo escuchar, imaginar y sentir, se vuelve aún más valioso que nunca».