La entrevista
Jorge Luengo: «Antes los magos aprendíamos de los cómicos, ahora es al revés»
El mentalista extremeño actúa del 26 al 30 de diciembre en la Sala Roja de Teatros del Canal con «Ensueños», donde se enfrenta a la expectativa
Como el arranque de la película «Ahora me ves», Jorge Luengo se comunica ejecutando juegos de magia, no trucos, como él aclara: «El juego implica una ilusión, el truco una trampa». En la Sala Roja de Teatros del Canal este mago extremeño presenta «Ensueños» del 26 al 30 de diciembre. Como fin de año, Jorge se plantea un último propósito: «Los magos tenemos la misión de superar las expectativas de la gente. No solo hay que adivinar cartas, sino hacerlo incluso dejando que el espectador la cambie cuando quiera».
¿Las redes sociales son la gran oportunidad para generar nuevos magos y aficionados?
Sin duda. Pero solo muestran un tipo de magia, de duración corta. No se ven adivinaciones o una gran ilusión, porque parecería que están preparadas. Hay muchas disciplinas de la magia que no caben en un TikTok.
¿Los monólogos cómicos beben hoy de la improvisación y la interacción con el público propias de los números de magia?
Exacto. La magia, antes, aprendía mucho de los comediantes y ahora ocurre al revés. Hemos aprendido que –como en «Ensueño»– el espectáculo ya no solo consiste en el triple salto mortal, sino en disfrutar de la reacción del público.
¿Los magos sois los comunicadores más infravalorados?
Pues curiosamente, la mayoría de nosotros éramos el tímido de la clase que encontró la magia como forma para conectar con los demás. Es algo que se trabaja, no un talento innato.
¿En qué se fija cuándo ve otros números de magia?
Intento ver poca magia, porque no quiero copiar la puesta en escena. Veo más teatro. Por eso, creo que para aprender magia son mejores los libros que los vídeos, ya que potencian más la creatividad. Pero, a mí siempre me ha cautivado cómo el mago es capaz de crear la atmósfera y captar la atención. Ese es el verdadero secreto, no en qué consiste el número.
¿Cómo funciona la mente de un mentalista? ¿En qué aspectos se fija al conocer a alguien por primera vez?
Es como en «Matrix», cuando tomas la pastilla roja ya no puedes tomar la azul. Una vez que aprendes a ver como un mago, no puedes volver a observar como cualquier persona. En mi primer libro «Supertrucos mentales» hablo de cómo se puede aplicar la magia para empatizar, negociar o dominar la comunicación no verbal.
¿Cuál ha sido la casualidad más mágica que ha vivido?
En 2014 me contrataron para hacer juegos de magia en una de las «fanzones» del Mundial de baloncesto que albergó España. Uno de los voluntarios que subí al escenario resultó ser el hijo de un importante directivo de televisión. Fue entonces cuando empecé a grabar mi propio programa de magia para Discovery Max, que hoy se puede ver en más de 70 países.
¿En qué piensa antes, en lo que quiere contar con el juego o en cómo ejecutar el número para luego adaptar el argumento?
La magia siempre ha funcionado igual: coges un número que ya existe, le das la vuelta y ya le metes el texto. Pero mi asesor Dani DaOrtiz me ha enseñado a crear los números de una forma distinta, comenzando por la grandiosidad . Primero pienso en qué quiero que vea el espectador, como cuánta gente va a entrar en la urna o cuántos cubos de Rubik van a levitar simultáneamente. Porque solo así partes de algo que no existe. Por ejemplo, cuando gané el premio a Mejor Invención Mundial de Magia, conseguí que en vez de que el mago fuese quien adivinase la carta, fuese un espectador quien adivinase lo que el público pensaba.
¿Qué disfruta más el espectador, que el truco funcione o que el mago falle?
Ambas. El fallo aparente es una herramienta como para el monologuista el «running gag». A nosotros nos funciona para rebajar los momentos de tensión. Una botella no puede volar durante 60 minutos. Todo consiste en dosificar la atención del espectador.
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