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El Madrid de

Beatriz Jaén: «Las mochilas de los actores y actrices son lo que me interesa»

Directora de «Mihura, el último comediógrafo», obra que se representa actualmente en Matadero y que pone en valor el amor al teatro

Entrevista a la directora de teatro Beatriz Jaén . David Jar David JarPHOTOGRAPHERS

Hay quienes se empeñan en sostener el teatro como oficio, como arte, y como modo de vida. Beatriz Jaén es una de ellas. Directora, actriz y madrileña de raíz, ha conseguido abrirse paso en el difícil y precario universo escénico gracias a su talento, perseverancia y, sobre todo, amor genuino por el oficio.

Actualmente se encuentra al frente de la dirección de «Mihura, el último comediógrafo», en Matadero, pero su trayectoria en las tablas viene desde bien pequeña, donde ha caminado desde la interpretación a la dirección. «En mi caso, llegó muy tarde el momento de empezar a vivir del teatro. Lo de malvivir es algo que en este sector se da un poco por hecho, y no solamente ahora con 36 años, sino que viene desde los 26 o 27, que fue cuando acabé los estudios en la Resad». Ese es precisamente uno de los temas que atraviesan la pieza que dirige: el homenaje a los cómicos y a las cómicas de nuestro país, de ayer y de hoy, los que vivieron entre bastidores cuando no había focos y los que siguen luchando por mantenerse en pie en un sector que rara vez garantiza seguridad. Beatriz reconoce su privilegio: «He tenido la gran suerte de ser ayudante de dirección durante muchos años de un director al que admiro mucho: Alfredo Sanzol. Ahí he aprendido lo que no está escrito». En su caso, sentía una especie de instinto de que su vocación se materializaría en un trabajo: «Creo que he vivido siempre con la sensación de que iba a ocurrir, de que podría llegar a dirigir. Pero intentaba no poner mucho el foco en que lo que hiciera fuera a ser programado en algún sitio oficial. Quitar el foco de los lugares oficiales me ha permitido crecer como artista», dice. «Hacía mis cosas sin pensar en que van a funcionar más o menos, sino en estar yo contenta con mi trabajo».

El viaje de Beatriz hacia el teatro no comenzó de forma convencional. Estudió Publicidad y Relaciones Internacionales, animada por la admiración hacia su padre y su hermano, ambos publicistas. «Confundí lo que es hacer creatividad para anuncios con hacer teatro, que realmente era lo que yo quería hacer», recuerda. Pero nunca abandonó del todo la interpretación. «Iba a varias escuelas mientras estudiaba la carrera, aunque no pensaba que pudiera ser una profesión porque nadie me habló de ello así». Finalmente, dejó su trabajo en una agencia de publicidad para entregarse por completo al teatro e ingresar en la Resad. «Lo hice un poco más tarde de lo habitual y me sentía como la mayor del grupo. Ahora lo pienso con 23 y digo: si era una niña». De sus años en la Resad guarda un recuerdo lleno de gratitud. «Estoy muy contenta. Todo mi aplauso a los centros públicos y al sector público. Tenemos una escuela increíble». También destaca lo pronto que entró en dirección, algo que en parte ralentizó su formación como intérprete, pero la hizo descubrir una parte de ella que ahora está más viva que nunca. «La interpretación siempre me ha tirado, pero luego empecé a sentirme muy a gusto dirigiendo. En mis propios proyectos me encontré».

Entrevista a la directora de teatro Beatriz Jaén . David JarDavid JarFotógrafos

En «Mihura, el último comediógrafo», Beatriz ha querido dar protagonismo no solo a la figura de Miguel Mihura, sino a todo lo que le rodeaba. «Le dije a Adrián (el dramaturgo): quiero hacer el homenaje a lo que rodea a Mihura, no tanto a Mihura en sí». Es, en definitiva, una carta de amor al teatro y a sus gentes, representado en tres tiempos históricos: los años 20 con la compañía de varietés de Alady, los años 50 con el teatro español universitario durante el franquismo (TEU), y un presente metaficcional con una compañía actual. Una de las reflexiones que propone Jaén es que el oficio no ha cambiado tanto. «La tecnología no nos ha afectado prácticamente. Todo lo que manejamos sigue siendo artesanal, humano, manual».

Le cuesta desprenderse de las obras, pero forma parte del proceso. Y es que, aunque fue escrita por otro, Jaén se ha apropiado de ella. Como directora, tiene una máxima: escuchar al elenco, conocer lo que traen de casa. «Lo más importante para dirigir es escuchar lo que traen de casa. Las mochilas de los actores y actrices a mí es lo que me interesa».

Favoritos de Madrid

Creció por la zona de Colombia. Para la directora de teatro, caminar por la Quinta de los Molinos, donde además hay una escuela de teatro municipal, es uno de los paseos favoritos de Beatriz Jaén. Si se encuentra en el centro de la ciudad, el Museo del Romanticismo, con su pequeño jardín, es una de sus paradas obligatorias. Sin embargo, reconoce que ella «es muy del Cubo», nombre con el que, junto a sus amigos, llamaban al parque situado al lado del Museo de Ciencias Naturales y que aguarda una escultura dedicada a la Constitución. «He pasado tantas horas ahí, significaba nuestro punto de encuentro», recuerda.