Mercados
De bulevar a mercado a solo un paso de El Retiro
Visitamos este refugio con 70 años de historia y sabores que nació de un mercado ambulante
A un paso de El Retiro encontramos uno de los mercados municipales de la Comunidad de Madrid. Construido en 1954 fue inaugurado en tiempo récord, en el mes de junio de ese mismo año. En sus inicios, el Mercado de Ibiza no era un edificio, sino un paseo por el bulevar del barrio, al que también se le conocía como «el mercado» y en el que los vecinos podían encontrar todo tipo de productos. Por aquel entonces, el mercado constaba de tres plantas con locales muy pequeños, pero con ligeros cambios a los habituales de esa época. La última planta no contaba con instalación eléctrica, ya que la claraboya gigante en el techo iluminaba el interior del mercado con luz natural.
Hasta que en 2009 llegó una reforma integral del mercado que mejoró sus instalaciones y lo hizo completamente accesible. También implantó medidas para el cuidado del medio ambiente y desde entonces, en él se llevan a cabo todos los reciclajes adaptados a las normativas medioambientales haciendo de su entorno un espacio más seguro y comprometido. No iba a ser distinto al resto y en los últimos años también se ha visto «obligado» a adaptarse a las nuevas fórmulas de compra y a las necesidades de sus clientes. Aunque es habitual ver entre sus pasillos a personas mayores y con un vínculo estrecho con el mercado, reconocen que cada vez son más los jóvenes que se animan a visitarlos. «Pese al salto al mundo digital que hemos dado con la creación de nuestra página web, nuestra presencia en las redes sociales y la apertura de nuestra tienda online, es un gusto ver cómo la gente joven se va animando a venir», confiesa a este periódico Paqui Vázquez, gerente del mercado.
Su apuesta por la restauración también ha despertado el interés de este público y aunque su ocupación actual supera el 95%, su objetivo principal es el de fomentar la venta tradicional. «Solo tenemos un local cerrado, que lo hizo por jubilación, pero ya nos han contactado para abrir otro puesto tradicional». Por sus pasillos pueden encontrarse fruta, pescado, casquería, carnes y productos de las mejores calidades hasta degustar cocina italiana, china o canaria.
José López pertenece a la cuarta generación de casqueros en su familia. Su padre, inauguró Casquerías López el año que también lo hizo el Mercado de Ibiza pero lamentablemente morirá con él porque no tiene relevo generacional. «Los jóvenes ya buscan otras cosas no levantarse a las tres de la mañana para ir a comprar o trabajar los sábados. Mis hijas son las primeras que han preferido estudiar y lo entiendo», asegura. Él es de los pocos que ha vivido la evolución de este mercado. «Cuando se hizo la reforma vendíamos mucho, en esta zona se comía mucha casquería pero con el tiempo ha ido decayendo», asegura. Pese a que cuenta con una clientela fiel -muchos de las personas que acuden a su puesto lo hacen porque lo hacían sus madres y abuelas- dice que la costumbre de comer este tipo de productos ha cambiado por completo. «Falta formación en los oficios tradicionales, yo estaría interesado en formar a alguien que quiera aprender y poder traspasar este negocio», dice esperanzado.
La siguiente parada es La Isla de Ibiza, la pescadería que regenta Tomás Alonso. «Puede decirse que me he criado aquí porque llevo en este mercado 56 años. Empecé con 16 para ayudar a mis padres y los próximos que cumpla son 73», cuenta. Este es otro de los pocos locales que aún perdura y que vieron nacer este espacio. «Mis padres tenían un puesto de venta ambulante en los bulevares del barrio hasta que abrieron este local», mientras que el perfil del público del de entonces al de ahora dice haber cambiado poco, «aquí viene gente que le gusta la calidad y que tiene tiempo. La gente joven que viene es porque mantienen la tradición familiar, porque sus madres y abuelas lo hacían también». Sin embargo, se muestra pesimista en cuanto al futuro y califica la situación actual de los mercados como grave. «Como decía la canción, el futuro muy oscuro trabajando en el carbón».
En los últimos años, la incorporación de puestos de restauración se ha convertido en la salvación de muchos de los mercados municipales. También la apertura de puestos con productos internacionales o especializados. Ejemplo de ello es La Bendita del Fundi, un puesto especializado en productos canarios que llegó hace cuatro años al mercado. «Está siendo una gran experiencia, cada establecimiento ofrecemos productos distintos para satisfacer las necesidades y hacer felices a nuestros clientes», asegura Patricia Pacai, empleada de este local. Allí se pueden degustar platos de la cocina tradicional canaria o pedirlos para llevar, vinos de las distintas islas, embutidos de la zona o dulces tradicionales. «La cocina canaria es muy desconocida en Madrid, por eso creemos que ha gustado tanto nuestra oferta y cada vez se refuerzan nuestros clientes que quieren vivir una nueva experiencia gastronómica».
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