
Celebración
Devoción por el Señor de Madrid
Este primer viernes de marzo, como cada año, tendrá lugar su multitudinario besapiés. Este año se espera la visita de Felipe VI, además del alcalde de la capital

Un entusiasmo que va a más. Y para darse cuenta de ello solo es necesario acercarse a este enclave castizo de Madrid.
El besapié de Jesús de Medinaceli es una de las tradiciones religiosas -y populares- más arraigadas en la capital, y, año tras año, la devoción de los fieles demuestra que ni el frío ni las largas esperas a las puertas del templo, pueden apagar y debilitar la fe de tantas y tantas personas.
Nuestro Padre Jesús de Medinaceli se encuentra al culto en la iglesia de los RR.PP. Capuchinos de la Calle Jesús de Madrid. Preside el templo desde su camarín. Un lugar al que todos se dirigen ya estos días. Todos los viernes del año Nuestro Padre Jesús Nazareno, como con respeto se refieren a él los fieles, es visitado por miles de devotos.
Este primer viernes de marzo, como cada año, tendrá lugar su multitudinario besapiés, al que acuden muchísimos devotos.
Tradicionalmente asiste un miembro de la familia real española para orar ante la imagen. Una costumbre que en no pocos años fue protagonizado por la Reina Sofía.
Este año se espera la visita del rey Felipe VI, alrededor de las once de la mañana. Unos minutos antes llegará, como hace todos los años, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, acompañado del concejal de Centro, Carlos Segura, siguiendo la tradición de venerar y dar culto a la imagen del Cristo el primer viernes de marzo.
El Cristo de Medinaceli, también conocido como Nuestro Padre Jesús de Medinaceli o Jesús Nazareno Rescatado, es una imagen de Jesús de Nazaret que evoca el momento de su Pasión, cuando Pilatos lo presenta al pueblo. También es conocido como el Señor de Madrid. Se desconoce al autor, aunque pertenece a la escuela sevillana del taller del cordobés Juan de Mesa.
Se acerca un momento importante. Junto a los fieles que ya hacen cola a las puertas del templo, se pueden ver mantas, sillas y otros enseres de todos los que buscan ver a su Señor de Madrid e intentan soportar la espera como mejor pueden. No son pocos los bares y restaurantes cercanos que les permiten usar los aseos ante las horas y días que tienen por delante. Todo para cumplir una promesa, en la mayor parte de las veces, o pedirla con devoción. Una fe que se mantiene con fuerza en Madrid.
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