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Radiografía

Ángel Gabilondo: amable pero sin carisma ante una batalla perdida en Madrid

Su moderación ha sido aplastada por Moncloa, omnipresente, al tiempo que su programa se diluye en el de Ayuso

El candidato del PSOE a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo
El candidato del PSOE a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Ángel GabilondoIsabel InfantesEuropa Press

Ángel Gabilondo no es el protagonista de su candidatura a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Su iniciativa política va dos pasos por detrás de Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso.

De hecho, la presidenta de la Comunidad y candidata del PP a la reelección volvió a agitar ayer mismo la bandera que más daño hace al cabeza de lista del PSOE. La denuncia de Díaz Ayuso de que la izquierda piense gestionar Madrid «convirtiéndolo en un infierno fiscal similar a lo que han hecho en muchas de las regiones en las que gobiernan» desarbola, una y otra vez, las palabras y los anuncios de Gabilondo.

«El pasado mes de enero, en medio de la peor crisis en tiempos de paz, el PSOE nos ha subido 10 impuestos a todos. Sí, a todos. Porque la subida del IVA a las bebidas azucaradas, la de la prima de seguros o la del impuesto de matriculación no lo pagan sólo “los ricos’'. Lo pagamos todos», aseveró Ayuso.

Los datos están sobre la mesa, y si no fuera bastante, llega Pedro Sánchez, y hace refuerzo positivo sobre todo lo dicho por Ayuso... y contra Gabilondo y su anuncio de que «no va a subir impuestos», va a mantener abiertos bares y restaurantes y «no tocará» la escuela concertada.

Así las cosas, dentro de la ronda de analistas con los que LA RAZÓN ha contactado para enjuiciar los pros y contras que adornan el perfil político de los candidatos, Juan Carlos Jiménez Redondo, catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales, de la Universidad San Pablo CEU, se pregunta «¿en qué momento Gabilondo dejo de ser importante para Sánchez? Hace dos años, afirma, ganó las elecciones aportando seriedad, sosiego, calma y unas formas educadas y amables que fueron ampliamente recompensadas por los electores». En estos momentos, en opinión de Jiménez, «dos años después se le ha convertido en un candidato soso, aburrido, sobrepasado, de otro tiempo». El catedrático de la San Pablo-CEU asegura que «Gabilondo ha sido desarbolado por Moncloa. Le hacen unos discursos que lee con indudable desgana y desagrado, sin emoción alguna, sabedor de que nada tienen que ver con él. Su campaña está resultando un fracaso absoluto, hasta el punto de que debería meditar si merece aguantar esa patética y lesiva imposición. Su insistencia en que no va a subir impuestos a pesar de las palabras de la ministra de Hacienda y del propio presidente, Pedro Sánchez, induce a la melancolía. Su incapacidad para asumir un perfil propio e identificable produce conmiseración. En el PSOE de Sánchez ya no hay sitio para personas como Gabilondo, y la campaña de Madrid es prueba evidente de ello. El problema es que ya es muy tarde para cambiar el rumbo. Gabilondo está condenado a esperar que Díaz Ayuso no consiga gobernar para tornar el fracaso actual en triunfo. Indudablemente lo hará si los números se lo permiten, pero lo que no podrá borrar es esa desnaturalización y ese ninguneo escandaloso que ha sufrido durante estos días. Soso, serio y formal rezaba el eslogan de su primer video de campaña. Ahora añadiría: y sin nada propio que decir en esta campaña».

Por su parte, Ana Sofía Cardenal Izquierdo, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), apunta sobre el candidato Gabilondo que es «poco ruidoso». Enmarca al cabeza de lista del Partido Socialista «como un candidato moderado, que pone énfasis en las políticas públicas. Es más creíble en lo que afecta a la gestión de la pandemia». Asegura también que «es más receptivo, y su moderación es una fortaleza, pero también es una debilidad ante un electorado que quiere o podría querer mayor combate hacia las políticas de Pedro Sánchez».

En lo negativo para su candidatura a la Comunidad de Madrid, afirma que «Gabilondo es un candidato poco carismático, es un candidato muy poco creíble en algunas de sus propuestas, como por ejemplo en lo de no tocar los impuestos. En esto no ha sido nada convincente, y luego, en una sociedad como la que estamos, ruidosa, donde lo que importa es hacer ruido, él no lo hace. Hoy se prima que a uno lo vean, lo distingan... y él es un candidato, digamos, discreto. Esto sin duda no le beneficia».

Estas no son sus elecciones

Por su parte, a juicio del analista político Manuel Mostaza Barrios, responsable global de Asuntos Públicos en Atrevia, apunta sobre Ángel Gabilondo que «es un candidato experto y sosegado, en medio de una campaña emocional y muy polarizada. Transmite Ángel Gabilondo la imagen de alguien serio y con conocimiento, pero estamos en una campaña donde las emociones se están imponiendo a la razón. Otro factor que juega en su contra es que la irrupción del presidente, Pedro Sánchez, confrontando con la presidenta Díaz Ayuso desdibuja su imagen como candidato con perfil propio y le resta protagonismo. Tampoco juega a su favor la sensación de que, si no es presidente, podría abandonar el escaño porque parece ser que su aspiración podría ser abandonar la política regional». Para el analista Mostaza Barrio «es un candidato que transmite una imagen que en un escenario de menos polarización podría atraer a los votantes desencantados de Ciudadanos e incluso a los de perfil más centrista del Partido Popular. Su problema es que –podríamos decir–, es un buen candidato en unas elecciones que no son las suyas».