Monarquía
La estrecha relación de la princesa Leonor con la basílica de Atocha
A lo largo de este tiempo, más de 500 años, la basílica ha pasado por diferentes etapas, tanto arquitectónicas como históricas, todas ellas muy relacionadas con la Corona y la ciudad
Atocha, para muchos, es una estación de tren. Pero no. Es algo más. Es historia de la Villa y Corte, en un momento, hace más de 500 años, en que se alumbró una devoción mariana clave en el devenir de España. No en vano, la Virgen de Atocha es considerada la patrona de la realeza española. Su vinculación con la Corona se remonta al reinado de Felipe II, que visitaba el santuario antes y después de cada batalla. Felipe III fue quien puso bajo su patronato real la iglesia y el convento de Atocha y Felipe IV la proclamó protectora de la familia real y de la monarquía española. Isabel II, tras salir ilesa de un atentado, mandó fabricar con sus joyas dos coronas de brillantes y topacios con rostrillo y resplandor a juego. En nuestros días la princesa de Asturias fue llevada, tras su nacimiento, por los actuales reyes, ante su altar en el centro de Madrid. Don Felipe y Doña Letizia cumplían así con una antiquísima tradición de la Familia Real española que se remonta al siglo XVII y que hizo que el propio Príncipe fuese presentado ante la Virgen a los pocos días de su nacimiento, al igual que sus hermanas, las Infantas Elena y Cristina.
«Atocha: quinientos años de la historia de Madrid» toma así toda su importancia, pues es el título de la exposición que acaba de abrir sus puertas en el Museo de Historia de la capital. Se promueve así el conocimiento del legado patrimonial de la ciudad y, en concreto, de la ermita de Nuestra Señora de Atocha, cedida en 1523 a la abadía de Santa Leocadia de Toledo a favor de los frailes de la Orden de Santo Domingo, con el fin de establecer un nuevo convento a las afueras de Madrid, en el lugar que ocupaba la ermita-santuario.
A lo largo de estos 500 años, el convento ha pasado por diferentes etapas, tanto arquitectónicas como históricas, todas ellas muy relacionadas con la Corona y la ciudad. A través de una veintena de objetos, la muestra permite descubrir la historia y evolución del edificio, así como la intensa vinculación de la Virgen con Madrid y la Monarquía.
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