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Gastronomía

Gianni Pinto demuestra que la cocina también es un acto de amor

Con motivo de la edición «Passione Italia» celebrada este fin de semana, Madrid refleja que en la capital se puede comer como en la misma Puglia

Restaurante Noi @ Gonzalo Pérez Gonzalo Pérez PHOTOGRAPHERS

Este fin de semana, del 6 al 8 de junio, Madrid ha acogido una nueva edición de Passione Italia (en el Patio de la Scuola Italiana de Madrid, calle Agustín de Betancourt,1). Este evento celebra la cultura italiana en todas sus formas: gastronomía, música, diseño, arte y tradición. Es una fiesta del alma italiana en el corazón de la capital española, donde los sabores y los gestos de Italia encuentran su sitio entre el bullicio de Chamberí. Aprovechando el contexto del festival, Gianni Pinto, chef y propietario del restaurante NOI, uno de los espacios gastronómicos más personales y sorprendentes de la escena italiana en Madrid, cuenta a LA RAZÓN el origen de su universo creativo, porque en NOI no se viene solo a comer, se viene, como él dice, «a vivir una emoción».

Cuando Pinto aterrizó en Madrid, no buscaba replicar fórmulas ni calcar una trattoria típica: «Tenía dos caminos: el fácil, que era hacer un italiano más, de esos que todos se parecen. Y el difícil, el camino personal, el que salía de mis inquietudes», cuenta. Eligió el segundo. «Abrí NOI en un momento personal de crisis, sin una llamada del destino, simplemente porque sentí que tenía que hacerlo». Y lo hizo siguiendo un impulso que tenía más que ver con lo emocional que con lo estratégico. «Aposté por las emociones, por cómo quiero que se sienta la gente cuando está en NOI, no solo por lo que se come». En NOI, el chef apuesta por una experiencia que conjuga «cercanía, creatividad y sofisticación», sin perder la accesibilidad.

NOI, que abrió sus puertas en 2019, es un restaurante italiano, sí, pero su propuesta va mucho más allá de la etiqueta. Su carta está construida a partir de una mirada profunda y contemporánea sobre la tradición culinaria italiana, con ingredientes que respetan el origen, pero sin ningún miedo a salirse del guion.

La misión de Pinto ha sido desmarcarse de lo que él llama «el mito de la trattoria», la única imagen exportada con éxito de la cocina italiana. «En el extranjero, todo lo italiano se resume a una trattoria, y eso crea un problema: Italia es muchísimo más que eso», apela. «Quería un restaurante disfrutón, donde uno se pueda sentir especial un martes cualquiera, pero con un punto refinado, porque yo soy así». Su cocina es versátil, elegante, pero siempre con el foco puesto en la autenticidad. «NOI no es una trattoria, pero tampoco es un restaurante de estrella Michelin. No persigo eso».

La cocina como emoción

Para Pinto, cocinar no es repetir recetas, sino reinterpretar emociones. Y eso requiere una conexión constante con el mundo que le rodea. «Me inspiran muchas cosas: la política internacional, la economía, la vida cotidiana. Escuchar a personas que me abren nuevas ventanas. Todo eso lo transformo en ingredientes», dice. Esa curiosidad inagotable le ha llevado a crear platos como unos espaguetis con almejas y Parmigiano Reggiano que, según cuenta, nacieron casi por accidente. «A veces uno cree que algo no se puede hacer porque no está en los libros, pero si pruebas, descubres que puede ser increíble. Esa mezcla se convirtió en un plato muy querido por nuestros clientes». En ese sentido, el chef confiesa que no se teme al riesgo, de hecho, la carta está en constante evolución. «Hay platos que nacen, crecen, y un día desaparecen porque ya han contado su historia».

Uno de los mayores orgullos del chef es el equipo que ha construido. «Aquí no se trata solo de mí como chef. La experiencia de NOI es la suma de muchas personas, desde la sala hasta la cocina». Teniendo en cuenta que el objetivo final está siempre puesto encima de la mesa, Gianni señala que, «cuando vienes con tu pareja a NOI, no es para que el chef salga a hacerte la reverencia, sino para que tengas una noche inolvidable. Eso solo se consigue si todos están alineados», asegura. «Mi socio y metre, Gabri, es pieza clave en esa maquinaria humana que hace que cada servicio tenga el mismo nivel de dedicación, tanto si se trata de una cena romántica como de una comida informal», añade.

Más allá de la Michelin

En tiempos donde muchos cocineros parecen obsesionados con entrar en la Guía Michelin, Gianni tiene claro su rumbo: «No cambiaría absolutamente nada a cambio de una estrella». Cree que la búsqueda de ese reconocimiento muchas veces diluye la esencia del restaurante. «Una estrella muchas veces significa que ya no estás en tu cocina, que te pasas el día en eventos, que dejas de ser tú». Y añade: «A mí me ponen nervioso los clientes, no los críticos. Porque el cliente es quien vuelve, quien recomienda, quien siente». Y también. por otro lado, «la crítica debería ser constructiva, no uniforme. No todos los restaurantes tienen que ser iguales».

En NOI no hay show, ni humo, ni luces de neón. Tampoco espectáculos, algo cada vez más común en los restaurantes de moda de Madrid. Pinto huye de esas fórmulas: «Prefiero que mi restaurante se parezca a la casa de tu tía, esa que te cuida, que cocina con cariño. Que te hace sentir importante sin grandes fuegos artificiales». Esa autenticidad también se busca a través del público: «No queremos convertir NOI en algo elitista. Aquí puedes venir a comer una ensalada o una pasta con tranquilidad, sin necesidad de que sea una ocasión especial».

Y de cara a nuevos horizontes, el próximo mes de agosto, NOI cerrará temporalmente para reformar su entrada, donde abrirán una coctelería dentro del propio restaurante. «Queremos completar la experiencia. El cliente que llega temprano podrá tomar algo especial, incluso quedarse después de cenar», anticipa. Es un paso más en su intención de construir una experiencia total. También Pinto nos adelanta que pronto habrá noticias sobre el nuevo restaurante que se está cocinando, con aspiraciones a ser lo más parecido a un hogar de auténtico sabor itlaiano.

Preguntado por una ruta entre los platos de su carta, Gianni lo tiene claro: «Empezaría con los entrantes vegetales, donde realmente disfrutamos muchísimo. Después, una pasta con personalidad, como un agnolotti de cigala o un tagliolini con botarga. Y de postre, nuestra nueva panacota de limón con coulis de melocotón y albahaca. Es una explosión de frescor». Además del mejor sabor, el chef confiesa que busca el mejor producto, cuidadosamente seleccionado, como por ejemplo la firma italiana de pasta Garofalo, un emblema de la tradición culinaria del país desde 1789 y que se puede degustar en el restaurante. En este hilo se asoma el niño que, a los cinco años, escondía un huevo en un cuenco con harina y esperaba a ver qué pasaba. «Ese fue mi primer experimento de cocina», recuerda entre risas. Hoy, ese mismo impulso de curiosidad lo guía todavía. «Lo que realmente me da la felicidad es seguir cocinando, seguir demostrando que la cocina italiana puede ser mucho más que lo que la gente cree. Con alma, con humor, con emoción. Como NOI».

Passione Italia

Durante las tres jornadas, los asistentes disfrutaron en el centro de la ciudad de un buen clima acompañado de una variada oferta gastronómica: posiciones dedicadas a pastas, quesos, salsas, dulces, pizzas, focaccias, helados artesanales y más, traídos directamente de Italia.

Por otro lado, también hubo un mercadillo de artesanía italiana, con puestos de joyería, moda y productos hechos a mano. La música fue otro gran protagonista, con actuaciones de artistas como Gianluca & Giusy, Fran Fernández, Pietro Paolacci, el Coro Italiano in Spagna, además de DJ sets de Davide Mazzara, Cerbero & Ghigo, Maledetta losde Primavera o Columbus 3. Además, se celebraron talleres infantiles y para adultos, como los populares de aceites («Oil u can Drink») y manualidades.

En definitiva, desde las 10 de la mañana hasta las 23 horas del evento, en Passione Italia 2025 se ofreció un viaje sensorial inmersivo a la cultura italiana, combinando sabores, arte, música y tradición en el corazón de Chamberí, y consolidándose como una cita imprescindible para los amantes del «Made in Italy» en la ciudad de Madrid.