El Madrid de

Jalis de la Serna: «Colmenar es mi cuartel general, mi punto de referencia vital»

Periodista, referente en reportajes de investigación, y defensor del rigor, la verdad, y los hechos demostrables

Jalís de la Serna, periodista @Gonzalo Pérez Mata
 Jalís de la Serna, periodista@Gonzalo Pérez Mata Gonzalo Pérez Mata Fotógrafos

Mientras que otros periodistas se hacían sellos de corresponsal o simulaban entrevistas con un cepillo de pelo, él quiso ser médico hasta la adolescencia. Realmente, la vocación le llegó cuando conoció la función de la profesión: contar historias en su caso. Le gustaban los deportes, como el fútbol, las motos, o la Fórmula 1. Sin embargo, los lares lo condujeron a otro destino: desde el programa de Telemadrid «Sucedió en Madrid», hasta ahora. «Pero fue allí donde descubrí el periodismo social, me sentí cómodo, a gusto, e incluso mi capacidad de hacerlo bien».

Jalis de la Serna defiende el reportaje periodístico como «una pieza fundamental para las sociedades». Así lo explica: «El reporterismo es el periodismo más puro, conocer el hecho noticiable, meterte dentro de esa realidad y contarla de dentro hacia afuera». En su opinión, a día de hoy tiene cabida y siempre le augurará futuro. Está convencido de que «lo que es verdad es el reporterismo, y lo que es mentira son las fakes news. Y como ha ocurrido siempre a lo largo de la historia: la verdad seguirá aflorando». A su entender, el buen hacer se explicó desde los inicios de la profesión: rigor, verdad, y hechos demostrables.

Su trabajo demuestra su interés por el saber, así lo hemos comprobado en reportajes de «Enviado especial», cuando saca a la luz las consecuencias del mal uso de antibióticos; de lo que implica en otros países el consumo de cacao en Europa; o de la contaminación que causa la industria textil, entre otras. «No estamos acostumbrados a conocer el origen o las consecuencias que implica nuestro comportamiento. Llegamos a ver a niños trabajando en campos de cacao», sorprende de la Serna. «Y a raíz de ver el impacto que genera el consumo irracional de ropa, no me compro nada que no requiera una necesidad», confiesa.

De la Serna, pese a sentirse en la televisión en su entorno más cómodo –ya son 20 años en el sector–, reconoce que la prensa escrita sigue siendo la base de todo, y él continúa formando parte de esa generación que compra el periódico por las mañanas y, entre el café y rayos de sol, lo elije como su mejor e infalible ritual.

Entre Madrid y Colmenar

Es en el municipio de Colmenar Viejo donde de la Serna vivió su infancia y adolescencia; también el lugar que se encuentra su familia y amigos. «Colmenar es mi punto de referencia vital y mi cuartel general», cuenta a LA RAZÓN. Colmenar es su casa y su viaje de vuelta, aunque en el centro de la capital también tiene casa y le permite poder hacer un juicio de valor en lo que a este tema respecta.

El periodista explica que el municipio sigue teniendo la esencia de «pueblo muy pueblo de toda la vida, con un núcleo de personas que viven aquí desde hace décadas, y todos nos conocemos y tenemos referencias». Con sabor a tradiciones y casticismo, donde la gente se conoce y tiene aprecio, de la Serna explica que Colmenar goza de un alto nivel educativo que ha permitido a los jóvenes la posibilidad de estudiar y experimentar fuera. Entre Madrid centro y Colmenar no hay más de media hora. Sin embargo, hay un gran cambio en cuanto al precio de la vivienda –por suerte en Colmenar se contiene–; y en la apuesta por el ocio, gastronomía y cultura –por desgracia en Colmenar quedan muchos pasos que dar en estos temas–. «A mi pueblo le faltan espectáculos, museos y exposiciones. Madrid, en cambio, se encuentra en plena efervescencia, cuyo valor es altamente reconocido en toda Europa por su alto nivel en todo lo referente a las oportunidades y diversidad en el ocio».

En Madrid, recomienda la marisquería Criado, en López de Hoyos: «un clásico con una excelente calidad precio, y que ofrece, entre otras cosas, una centolla, ostritas, o nécoras que no te dejan indiferente porque son productos de primerísima calidad». En Colmenar destaca Santi Mostacilla, en la parte norte del pueblo: «Allí comemos las patatas al ajillo, un plato de toda la vida muy sabroso. También cocinan unas setas de temporada muy buenas; o el croquetón, que también me encanta». Jalis de la Serna menciona Lamadrid en caso de buscar un lugar de gastronomía más vanguardista. Además, saliendo del pueblo hay un camino que dirige al monte del Pardo, dirección al Alto Marmota: «Un entorno donde paseaba mi padre con el perro, mis hermanos y yo. Se encuentra a diez minutos del coche, en plena naturaleza, con vistas a Madrid y al embalse del Pardo. Un sitio muy agradable para pensar en tus cosas y evadirte de tus problemas», expresa.