Ruta

El Madrid de José Rizal: un filipino muy castizo

Hasta el 22 de octubre, el Barrio de Las Letras albergará una ruta en tuk tuk histórica y gastronómica sobre la vida del héroe filipino en la capital

Monumento a José Rizal
Monumento a José RizalEfe

Durante más de 300 años, Filipinas fue colonia española, un dominio que terminó en 1898 con la derrota en la Guerra hispano-estadounidense. Sin embargo, el legado cultural del país asiático aún permanece en nuestras fronteras, especialmente-y desconocido por muchos- en la capital. Sin duda, la aportación más importante de España a Filipinas fue la creación de una identidad propia, inexistente en tiempos prehispánicos y que se fue forjando en esos tres siglos de presencia. También la religión católica y la lengua. Pese a que en el archipiélago no se habla el español, este idioma está presente en sus lenguas y los lingüistas estiman que hasta un 30% del vocabulario utilizado viene directamente del español. En definitiva, se puede decir que la lengua española fue fundamental para la formación de la identidad filipina, incluso para la revolución contra la soberanía española. Ejemplo de ello, fueron los líderes intelectuales del movimiento independentista filipino que se formaron en el liberalismo de la España del siglo XIX. El héroe nacional por excelencia, fue José Rizal, quien escribió toda su obra literaria en español.

Con solo 21 años, en 1889, dejó su tierra natal para vivir entre Madrid y Barcelona, ya que su familia contaba con una buena situación económica por la producción de azúcar en unas tierras cedidas a la familia por los Hermanos Dominicos. Aquí se convirtió en una voz esencial, dentro del movimiento que promovió los intereses de los filipinos. Colaboró activamente como redactor en el quincenario reformista filipino, «La Solidaridad» (1889-1895) en Barcelona y Madrid. Y fue el Barrio de Las Letras el escogido para su estancia en la capital, donde terminó sus estudios en medicina, artes y diferentes idiomas, y lugar donde empezó a escribir los ensayos que posteriormente reflejaría las ideas en sus libros: «Noli me tangere» (1887) y «El filibusterismo» (1891). Rizal será conocido por esos libros porque llegaron a muchas manos nacionalistas tanto en España y el resto de Europa, como a Filipinas, donde fueron prohibidos. Además inspiró diferentes revoluciones en el archipiélago asiático, como la de Andrés Bonifacio y su asociación Katipunan (1892), y la de Dionisio Magbuelas, conocido como Papa Isio o Don Papa, otro héroe filipino de la isla Negros.

Hasta el 22 de octubre, el Barrio de Las Letras albergará una ruta en tuktuk donde se podrá conocer de primera mano los lugares que el héroe filipino frecuentaba con sus amigos filipinos, los sitios donde vivió y los centros donde desarrolló su parte artística, intelectual y profesional. Un recorrido de ocho paradas que rinde homenaje además a Dionisio Magbuelas, Papa Isio, héroe que inspiró el famoso ron Don Papa, líder de los babaylanes y chamanes, ambos provenientes de familias que cultivaban la caña de azúcar en Filipinas. Estos héroes filipinos nos sirven hoy para recordar los lazos de unión y amistad de dos pueblos, y para recordar que Don Papa es un símbolo que exalta la alegría y la amistad, como era el propósito humanista de José Rizal en cada uno de sus escritos. Y como punto final, se podrá disfrutar de un cóctel elaborado con Don Papa, el ron premium por excelencia de Filipinas, elaborado con las mejores cañas de la Isla Negros.

El Hotel Inglés es una de las paradas que ofrecerá un cocktail
El Hotel Inglés es una de las paradas que ofrecerá un cocktail Las Letras de Don Papa

«Las Letras de Don Papa», es una propuesta de ruta por el barrio que mezcla el marco histórico del pasado de José Rizal en Madrid junto a la versión gastronómica y más actual de Filipinas a través de los cócteles elaborados con este ron. Once bares de la capital ofrecerán hasta la fecha una propuesta moderna de la gastronomía filipina de Madrid en estado líquido. Entre ellos, se encuentra el tradicional Baton Rouge (Victoria,8), un clásico entre clásicos, Caracortada (Huertas,63) , referencia en la coctelería madrileña o Funambulista (Huertas, 68), un nuevo concepto de mixología mucho más innovadora.

La primera parada de esta ruta, no podía ser otra que el el Gran Hotel Inglés. El más antiguo de Madrid, inaugurado el 17 de diciembre de 1886, y el primero en ofrecer luz eléctrica en sus habitaciones. En la época de Rizal, su salón central se convirtió en punto de encuentro para fiestas filipinas, después pasó a ser un hospital durante la Guerra Civil, y hoy deslumbra como coctelería con alma de barrio, LobByto. A pocos metros, está la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Alcalá, 31), donde el filipino tomó clases de pintura y escultura, y en la Calle Ventura de la Vega, se encontraba el Círculo Hispano-Filipino, la antigua residencia de Don Pablo Ortiga y Rey ex-alcalde de Manila y vicepresidente del Consejo de Filipinas. Otra de las paradas es el Ateneo de Madrid (Prado,21). Mientras estudiaba Medicina y Filosofía y Letras, José Rizal, solía visitar este lugar para escuchar discursos intelectuales y donde estudió varios idiomas como inglés, francés y alemán.

A escasos metros de la Estación de Atocha, en el número 51 de la Calle Santa Isabel, se encontraba la antigua Facultad de Medicina de San Carlos, donde estudió Medicina y se especializó en Oftalmología, debido a la enfermedad visual de sus padres. Fue la ausencia de cartas que recibía de estos desde Filipinas lo que hizo que sus alarmas saltasen y tomase la decisión de especializarse para poder ayudarles. A cinco minutos de allí, en la calle Amor de Dios, en el número 13, se encontraba la casa donde vivió por primera vez en Madrid con su amigo Vicente González, a quién había conocido anteriormente en el Ateneo de Manila. Fue también aquí donde empezó a vivir su realidad económica a la vez que se deslumbraba por las posibilidades de intercambio intelectual que le ofrecía Madrid.

Además de las reuniones en casa, el filipino también acudía con regularidad a restaurantes, teatros y cafés donde se reunían académicos, escritores y estudiantes. Uno de sus lugares favoritos fue este, el restaurante Viva Madrid (Manuel Fernández y González, 7). Debido a la importancia de este lugar, se colocó una placa conmemorativa justo en su fachada. En total son tres las que se reparten por la ciudad, una segunda junto al Ateneo y una tercera junto a su escultura de bronce en el Parque de Santander.

Cien años después de la muerte del médico, se instaló en Madrid una réplica del monumento al héroe nacional José Rizal que existe en la capital filipina, Manila. Entre la calle de Santander y la avenida de las Islas Filipinas, se encuentra el grupo escultórico de bronce que lo homenajea. El monumento original está instalado desde 1912 en el Parque de Luneta en Manila (Rizal Park), el lugar donde el escritor doctorado en Madrid, y artífice de la revolución independentista filipina, fue ejecutado a los 35 años por el crimen de rebelión, por un tribunal español en Manila, tras estallar la Revolución Filipina.