
Sucesos
El milagro del apagón en Madrid: una niña nace a salvo en la calle gracias a tres policías
El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ya ha pedido un reconocimiento público para los agentes y otros que doblaron turnos

Lunes, 28 de abril de 2025. Tres de la tarde. Madrid colapsa. El mayor apagón eléctrico que ha vivido España en las últimas décadas deja al país a oscuras, sin metro, sin trenes, sin móviles. Pero en medio del caos, de la angustia, del silencio roto por sirenas y voces desesperadas, algo increíble ocurre.
En el intercambiador de Aluche, reina la confusión. Sin luz. Sin comunicaciones. Y sin forma de pedir ayuda. Allí, entre la gente que busca cómo llegar a casa o simplemente entender qué está pasando, una mujer embarazada comienza a gritar. Está de parto. En mitad de la calle. Sola. Sin ambulancia. Sin hospital. Sin nada.
Son las cuatro. Tres agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional patrullan la zona cuando reciben el aviso: "Una mujer está dando a luz en la marquesina del bus. Está sola y asustada". Corren. No lo dudan. Uno de ellos, por esas casualidades de la vida que hoy son destino, es técnico en emergencias sanitarias. Se encuentran a la mujer sentada, con contracciones intensas. Llora. Le cuesta hablar. Pero alcanza a decir que tenía cesárea programada para el día siguiente. Embarazo de riesgo. El feto viene de nalgas. Tiene problemas cardíacos.
No hay teléfonos. No hay ambulancia. No hay tiempo. Solo hay tres policías. Y una decisión que no admite espera. Actúan rápido. Protegen la zona, calman a la pareja, suben a la mujer a un coche patrulla y salen a toda velocidad hacia el hospital más cercano. Es una carrera contra el reloj y contra la incertidumbre. Pero llegan. Y gracias a ellos, la pequeña nace sana. A salvo.
Los médicos son claros: si ese parto se hubiera producido en la calle, sin medios, sin ayuda profesional, hoy estaríamos hablando de una tragedia.
Hoy hablamos de un milagro. De un parto salvado por policías. De una vida traída al mundo por tres héroes anónimos.
Tras el parto, los agentes volvieron al hospital. No podían irse sin conocer a la niña. Sin ver que estaba bien. La madre, aún con lágrimas, les dio las gracias. El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ya ha pedido un reconocimiento público. No solo para estos tres agentes, sino para todos los que ese día doblaron turnos, se presentaron sin ser llamados, dieron un paso al frente cuando el país se quedó a oscuras.
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