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Literatura

Mirian Galán reinventa la figura del pirata infantil

«La Pirata Carapata» es el primer cuento infantil de la maestra getafeña, un relato que combina aventuras, amistad y valores

Mirian Galán durante la presentación de su libro en Pozuelo Cedida

Mirian Galán, maestra de Educación Infantil madrileña, con más de veinte años dedicados al aula, ha añadido un nuevo capítulo a su trayectoria: acaba de publicar «La Pirata Carapata», su primer cuento para niños. Puede que su nombre les suene, tras haber sido reconocida como «Mejor profesora del mundo» en los Global Teacher Awards de 2022. Un reconocimiento que llegó tras años volcándose en los primeros cursos escolares con una devoción que muchos califican de extraordinaria. Sus ratos libres los dedica a imaginar cuentos, diseñar actividades, inventar juegos.

«La Pirata Carapata» no surgió de un encargo, sino de algo más cercano a la intuición y al cariño: «lo tenía escrito desde hace mucho tiempo, estaba buscando editorial, hasta que gracias a una entrevista en la que mencionaba que quería escribir un cuento, me escribieron para que les enviase alguno y este fue el que más les gustó», cuenta a este periódico. Este tiene una letra pensada para primeros lectores y es bastante repetitivo para facilitar la memorización. Mientras que las ilustraciones que le acompañan, le hicieron especial ilusión, ya que son de Mónica Carretero, una ilustradora a la que admiraba. El origen de «La Pirata Carapata» está ligado a una pregunta sencilla: ¿por qué todos los piratas de los cuentos son hombres? Esta le llevó a crear una protagonista femenina, atrevida, aventurera. No fue algo planeado deliberadamente como proyecto editorial; más bien fue una idea que nació mientras estudiaba magisterio, que fue creciendo al compartirla con sus alumnos, y que finalmente ha visto la luz.

Además, Mirian es de las que cree que los cuentos infantiles no solo entretienen: sirven para hablar de temas importantes, para estimular la creatividad, para acompañar el aprendizaje emocional. En sus clases siempre los ha utilizado para trabajar arte o temas difíciles y si no encontraba un libro adecuado, los inventaba ella misma. «La Pirata Carapata» es también parte de esa práctica docente: una aventura con repetición, emoción, y valores suaves. Ella misma los ha usado para acercar el arte a los más pequeños —contando la historia de Van Gogh o cómo pintó sus girasoles— y también para explicar cuestiones de sexualidad de manera sencilla y sana, enseñando a los niños desde muy pequeños a reconocer su cuerpo y a protegerse de situaciones de riesgo.

Mirian insiste mucho en lo que observa día a día: los niños no necesitan grandes juguetes, pantallas o aparatos caros. Lo que más valoran es tu tiempo, tu atención. «Tu tesoro va a ser siempre la gente con la que compartes tu tiempo», dice. Le gusta rescatar juegos tradicionales —chapas, canicas— y ver que los parques siguen siendo lugares de descubrimiento, donde no hacen falta juguetes para pasarlo bien. También es de las que cree que hemos perdido mucho de eso con la tecnología y las pantallas, y que muchas veces lo más simple es lo más potente para educar.

El reconocimiento internacional que obtuvo con los Global Teacher Awards puso el foco en su labor con los más pequeños, algo que Mirian reivindica que todavía tiene poca visibilidad en España. Aunque fue elegida premio Global en 2022, no pudo recoger la estatuilla presencialmente en la gala en India por falta de apoyo institucional. Hizo gestiones con el Ayuntamiento de Getafe, con la Comunidad de Madrid y con el Ministerio de Educación, pero no obtuvo ayuda concreta para viajar. Desde entonces, gracias a su visibilidad, ha reivindicado que la educación infantil sigue siendo vista a menudo como meramente asistencial, no como educativa, lo cual dificulta que se le reconozca la complejidad del trabajo: la formación, la metodología, la creatividad, el cariño, la paciencia.

En esa línea, critica que se culpe a los colegios de los problemas de conciliación familiar cuando en realidad, según señala, son las empresas y las leyes las que deberían dar más apoyo. «Veo a los profesores muy cansados de justificarse continuamente, no solo en términos educativos, sino porque muchas familias descargan sobre nosotros la falta de conciliación», denuncia. Del mismo modo, se muestra a favor de limitar el uso de pantallas en la escuela. «Me parece bien que se reduzca el tiempo, pero no todo es blanco o negro. Hay que enseñar a padres, docentes y niños a manejarlas. Si se usan, que sea de forma educativa y lúdica, no como sustituto del aprendizaje», añade.

Pero Mirian no piensa parar aquí. Tiene varios cuentos en marcha y está trabajando en su primera novela, dónde contará las experiencias de una maestra que llega de un pequeño pueblo a la gran ciudad. «De una manera super irónica y con mucho humor, creo que me está quedando divertida». Mientras tanto, «La Pirata Carapata» se suma al resto de su obra y confirma algo que ella sabe y defiende: la educación comienza mucho antes de Primaria, y los cuidados, el juego, las historias, la escucha, la valentía de reconocer emociones, cuentan tanto como los contenidos escolares.