Paseo por Madrid
Nueve páginas de tortura
Francisco dijo que las homilías no deberían durar más de 8 minutos, lo que no fue más que un signo más de sus reformas
El Papa convocó en enero a los periodistas católicos de todo el mundo a Roma a peregrinar con un lema: esperanza. Acudí con un grupo de madrileños de UCIPE, informadores católicos, a la audiencia con colegas de todo el universo que se celebró en la Sala Pablo VI. Ya había participado en un acto similar hacía algunos años.
Ver personalmente a Francisco en el recorrido que hace para saludar a los fieles me impresionó. Estaba hinchado, con dificultad para moverse y dar la mano a los niños o a los que le querían saludar. Al llegar a casa, fui a mi archivo y busqué las fotos del mismo acto unos años antes.
La diferencia era brutal. Su cara, entonces, transmitía un mensaje de alegría y de ganas por cambiar las cosas. En enero de este año se le veía agotado por los actos que le programaban los sábados cuando sus fuerzas no daban para más. Los que dicen que saben dijeron que las medicinas le habían provocado este cambio contra su enfermedad.
En la audiencia a los periodistas de todo el mundo nos dijo que tenía un discurso que “a estas horas, con el estómago empezando a moverse, leer nueve páginas sería una tortura”. Anunció que le daba el texto al prefecto para que hiciera público ese discurso, que una vez leído confirmé que era un rollo.
A cambio nos dijo que comunicar era salir al encuentro del otro y, lo más importante: que dijéramos la verdad. Todos salimos con esa idea.
Francisco dijo que las homilías no deberían durar más de 8 minutos, lo que no fue más que un signo más de sus reformas. Como el próximo papa no sea más valiente, el número de católicos continuará bajando. Tengamos esperanza.