Emergencias
Simulacro de accidente nuclear en Madrid: "Con una dosis extrema de radiación, los efectos son inmediatos"
LA RAZÓN asiste a un simulacro de un accidente nuclear en Rivas y los expertos indican los procedimientos a seguir
Esta mañana, el municipio madrileño de Rivas-Vaciamadrid ha sido el escenario de un importante simulacro de accidente nuclear. La iniciativa, organizada por la Escuela Nacional de Protección Civil y Emergencias (Enaproc), consistió en entrenar el procedimiento de liberación de material radiactivo. En la Escuela Nacional de Protección Civil y Emergencias han participado un total de 274 miembros de organismos locales, autonómicos y nacionales, tales como la Policía Nacional, la Guardia Civil, la Cruz Roja Española, el SESCAM, el Consejo de Seguridad Nacional, la Unidad Militar de Emergencias, la Junta de Castilla y León y los bomberos del Ayuntamiento de Guadalajara. Además, se han empleado drones (RPAs) de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y se han desplegado diversos recursos, como el Centro de Coordinación Operativa (CECOP), un puesto de mando avanzado, una estación móvil de clasificación y descontaminación de la UME y un Centro de Atención Ciudadana de la Cruz Roja Española.
La importancia de planificar acciones destinadas a garantizar la protección de la población en caso de accidentes nucleares abarca dos aspectos fundamentales. En primer lugar, se encuentra la seguridad interna, que establece las normas que las instalaciones nucleares deben cumplir para prevenir posibles anomalías y evitar que estas tengan consecuencias externas. Por otro lado, está la seguridad externa, cuyo objetivo es prevenir y reducir al mínimo las repercusiones de dichos accidentes, en aras de proteger a la población y su entorno. El objetivo de esta puesta en escena ha sido probar las comunicaciones y la coordinación de los grupos de emergencia, lo que brinda la oportunidad de evaluar la capacidad de respuesta de las organizaciones participantes, así como la eficacia de las comunicaciones, los sistemas de transmisión de datos, los métodos de cálculo o la eficacia a la hora de tomar decisiones.
La primera imagen que vemos durante el simulacro consiste en la descontaminación de un vehículo (pues además de las personas, estos también la requieren). “Hay que descontaminarlo por haber estado en un ambiente radiológico. Primero hay que hacer un control de descarte y, en caso de ser positivo, en seco o en húmedo –como es el caso– proceder a su limpieza”, apela el sargento primero, Ricardo Salvador Sánchez, de la Unidad Militar de Emergencias. También expone que se debe tener en consideración el blindaje, el tiempo y la distancia a la hora de evaluar. Cuanto mayor sean los tres, menor es el riesgo para el ser humano.
Procedimiento
En el punto de encuentro hay un terreno específico donde se supone que ha ocurrido la emergencia, y posteriormente a los asistentes del simulacro les llega un mensaje de aviso de alarma. Julio F. González, jefe del área de Actuación Operativa, explica que los incidentes NRBQ –Nuclear, radiológico, biológico y químico– involucran la presencia o la liberación de materiales peligrosos o sustancias tóxicas en forma de radiación nuclear, lo que puede ser perjudicial para la salud humana o ambiental. González apunta que, después de un ejercicio de mesa y trámites administrativos para activar el protocolo 24 horas antes, se pasa a la acción. En este caso, al ser una gravedad extrema –situación 3–, las competencias las tendría el nivel estatal, por ejemplo, contando con la presencia de la UME o Cruz Roja, y no local o autonómica (marcado en la normativa de emergencias).
Uno de los guardias civiles presentes de NRBQ, Rubén López, señala que su papel en una posible emergencia nuclear es hacer mediciones de contaminación radiológica con los equipos más modernos de los que disponen, acoplar detectores como drones que hacen caracterizaciones radiológicas demandadas por el Consejo de Seguridad Nuclear, participar en tareas de evacuación o en los controles de accesos. De todo ello, destaca como más importante la organización de accesos: “Lo primero que hay que hacer es montar los controles de acceso a través de un personal equipado y protegido, hacer un perímetro de seguridad determinado por el Consejo y nosotros seríamos los principales colaboradores en el ámbito de seguridad y protección de la población”.
La descontaminación
Javier, uno de los alumnos que está formándose para ejercer en el curso de Emergencias Nucleares, cuenta a LA RAZÓN cómo sería el proceso de prueba para saber si se está contaminado o no, lo que recuerda al control de los aeropuertos: “Imaginemos que somos los trabajadores de una central nuclear donde se ha producido un accidente y queremos medir quién está contaminado por radiaciones. Hay dos tipos de controles por protocolo. Y, en caso de dar positivo, hay que hacer una limpieza simple, que es una ducha, y luego se repite el control. Es como un ciclo”. Además, Javier informa que hay dos posibles casos que afectan a la hora del contagio: “Si estás irradiado y no emites radiación porque tienes contaminación externa; o si, en cambio, la radiación es interna, y estás contaminado a través de orificios como nariz y boca sí eres contagioso, sobre todo cuando intervienen las radiaciones tipo gamma”. En cuanto a las consecuencias, depende de la dosis de contaminación que haya afectado al cuerpo, bien puede ser algo pasajero o, en cambio, peligroso. “Si se recibe una dosis extrema de radiación puede haber efectos inmediatos, como náuseas o vómitos; o a largo plazo, como la aparición de enfermedades futuras”, concluye Javier.
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