Los trabajos y los días

Regalos

Es una Quinta Avenida del niño, pero sin camellos ni mendigos del fentanilo

Rincón de la Victoria entregará juguetes a 250 niños y niñas de familias vulnerables del municipio AYTO RINCÓN DE LA VICTORIA 02/01/2024
Rincón de la Victoria entregará juguetes a 250 niños y niñas de familias vulnerables del municipioAYTO RINCÓN DE LA VICTORIAEuropa Press

El azoramiento de última hora, la urgencia que exige todo niño, el padre, más padre que progenitor, en premura para comprar la carta de Reyes Magos franqueada en julio, el adulto en pleno reencuentro proustiano con la magdalena de la infancia, pero ataviado con traje, corbata y zapatos de piel. Y el pelo, antes cabellera, desbravada por todos los bóreas de los calendarios y la pausada alopecia, fábula mítica del vendaval del tiempo. La juguetería, bazar de todos los sueños y caprichos de la infancia, el mercado donde se concentran todas las publicidades audiovisuales, como una especie de Quinta Avenida del niño, pero sin neones, camellos, musicales, mendigos del fentanilo o vicetiples airosas, como las que seducían a Hearst.

El cinco de enero, el último esprint de las Navidades, ese laberinto del consumo. La fecha donde cada padre y madre debe acertar con la ilusión del hijo en una pirotecnia de mercancías ajenas, que ya no entiende, porque ya no es niño, y que tiene que vencer la pulsión de regalar al doncel lo que se regalaría a sí mismo. Los veo, perdidos en un mar de decisiones, en medio de un mundo de fantasías que ya no son las suyas, que les llegan en diferido por la tele, las redes, la papelería del buzón.

Antes asomaba en el juguete una ilusión de realidad, como si la imaginación deseara aprehender la realidad, pero ahora hay un salto inverso y es la imaginación la que aspira a desembarazarse de cualquier sombra de certeza, convertirse en pura ilusión. Quedan así unos lineales ungidos de formas que escapan a la cartografía adulta. Se divisan en los estantes enmascarados mecánicos, híbridos de razas, mitologías de Netflix, Disney y videojuegos que nada dice al cuarentón o más, que se ha quedado en el dinosaurio de plástico, en el tyranosaurius, que es una zoología que no pasa de moda, que está ahí desde siempre, como Raphael. Uno lo observa/vive y queda un poso de tristeza en ese padre que se compraría un Scalextric pero lo que se lleva es un Funko.