Historia
La vieja Casa de la Villa de Madrid
Un lugar que fue sede principal del poder local y que hoy muchos desconocen ante el protagonismo del espacio de Cibeles
El Ayuntamiento de Madrid, en plena plaza de Cibeles, es todo un referente de la administración local en la capital. Y, sin embargo, no siempre estuvo ahí. De hecho es relativamente nuevo en ese espacio. El Consistorio, aunque las nuevas generaciones no lo sepan, tiene su sede principal en el Palacio de Cibeles desde el 5 de noviembre de 2007, aunque solamente se trasladaron la Alcaldía y su equipo de asesores, la Vicealcaldía y el Gabinete de Comunicación. Cabe apuntar que el Salón de Plenos del edificio no fue inaugurado hasta el 29 de noviembre de 2011, en una ceremonia en la que estuvieron presentes el Rey Juan Carlos I y el alcalde e impulsor de todos aquellos cambios, Alberto Ruiz-Gallardón. En la memoria está sin embargo la que fue su sede principal durante siglos. El edificio actual se levanta sobre el solar del antiguo palacio de Juan de Acuña. Un personaje este influyente en la corte de Felipe III, que fue presidente de los consejos de Hacienda, Indias y de Castilla y, en Madrid, fue nombrado administrador del Hospital de Antón Martín.
Con aquellos antecedentes a pocos puede extrañar que entre los muros de su palacio se instalara el poder municipal madrileño... ya que desde allí se regía el imperio de alguna manera, cómo no se iba a gestionar la Villa y Corte.
Al encontrarse en una ubicación estratégica, el todavía príncipe Felipe, futuro Felipe IV, asistió desde este palacio a la entrada de su futura mujer Isabel de Borbón y Médicis el 29 de noviembre de 1615. Un palacio por lo demás que tuvo muchos cambios arquitectónicos y nuevas incorporaciones a su complejo de gobernanza durante siglos.
Algo que fue especialmente obvio a finales del siglo XIX y principios del XX. Así, en 1914, finalizaron las obras de construcción de un pasadizo elevado diseñado por el arquitecto Luis Bellido para unir el edificio de la Casa de la Villa con la Casa de Cisneros, que el Consistorio había comprado en el año 1909 con el objeto de ampliar sus instalaciones. Una solución, esta de los pasadizos elevados que se pueden contemplar en otras sedes administrativas de Europa y que aportan elegancia y cierto misterio arquitectónico por más que sean de nueva construcción aunque siguiendo patrones estilísticos antiguos. En la línea de esos cambios estéticos se encuadra también lo que sucedió en 1966 , cuando se llegó a sustituir la cubierta de teja plana por pizarra y se quitaron los revocos y la fachada volvió a su aspecto anterior de ladrillo visto (ladrillo de Talavera).
Esta Casa de la Villa, que era como algunos en tiempo pretéritos llamaban también al consistorio, fue sede del Ayuntamiento de Madrid, como apuntamos, hasta el 4 de noviembre de 2007, ya que un día después la alcaldía se trasladó al Palacio de Cibeles. Sin embargo, continuó siendo el lugar de celebración de los Plenos hasta que albergó el último el día 25 de octubre de 2011, cediendo ese lugar al espacio construido en Cibeles.
En ese intento de no abandonar el patrimonio de todos los madrileños, cabe apuntar que en octubre de 2013, la vidriera del Patio de Cristales fue restaurada por la Dirección municipal de Patrimonio. En la actualidad, el edificio alberga la Secretaría general del Pleno del Ayuntamiento, la Agencia Tributaria municipal, algunas unidades del Ministerio de Función Pública para cursos de formación y la unidad de responsabilidad patrimonial del área de Hacienda. Además, el uso de la Casa de la Villa se limita a eventos oficiales y recepciones institucionales. De esta forma, en el antiguo salón de plenos se celebran actos solemnes como el de la entrega de las llaves de la ciudad o los títulos de hijo predilecto o adoptivo de Madrid. También el pregón desde el balcón que da a la plaza de la Villa para dar comienzo a las fiestas de San Isidro Labrador, patrón de la ciudad. Un refugio del madrileñismo de raza.
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