Cumbre del Clima de Madrid

Impacto del cambio climático: una economía con cifras inciertas

Todavía hay demasiadas variables pendientes de resolución para intentar cuantificar el impacto económico del cambio climático. Disponer de cifras verosímiles es aún un mar de incertidumbres

Una nueva planta solar termoeléctrica en Fuentes de Andalucía / Efe
Una nueva planta solar termoeléctrica en Fuentes de Andalucía / EfeAMALIE DECLOUX, JEAN REVILLARD/EFE

ntentar una cuantificación de lo que económicamente representará para España el proceso de lucha contra el calentamiento global y el cambio climático es una cuestión bien ardua. Porque todavía hay demasiadas variables pendientes de entrar en un algoritmo que se pretende omnicomprensivo. Lo que significa disponer de cifras verosímiles en lo que todavía es un mar de incertidumbres.

Además, aún no hemos madurado en lo que será la ley española del cambio climático, pendiente de ultimar y negociar por el demasiado alargado ya Gobierno en funciones. Si bien es verdad que tenemos un borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), hecho con el horizonte 2030, y ya autorizado en su primera versión de febrero de 2019 –con las mejores notas de calificación de la Comisión Europea–, todavía debe ser perfeccionado en muchos aspectos.

En la dirección que apuntamos, desde la UE se ha manifestado que todos los planes que pasaron por la citada Comisión, resultan insuficientes a todas luces. Fundamentalmente, porque no se concretan con suficiente claridad los objetivos para el año 2050, cuando se habrá eliminado definitiva el carbón y el petróleo como combustibles normales y se habrá suprimido los subsidios de cualquier clase de combustibles, controlándose al tiempo lo que es tal vez un excesivo uso de la biomasa.

Con todas esas prevenciones, el PNIEC español de 2021/2030, pretende sentar las bases para la modernización de la economía española, con una clara supremacía de las energías renovables, que podrían alcanzar en 2030 el 74% de los kilovatios generados, con lo cual la dependencia exterior pasaría de algo más del 70% actualmente al 59, en 2030.

Una previsión que me parece harto difícil que vaya a cumplirse es la concerniente a la ocupación laboral. Se prevé que entre los años 2021 y 2030, se crearían –por el cambio de modelo energético, de su mix de distintos insumos– de 250.000 a 364.000 empleos netos anuales. Es decir, una casi increíble cifra de entre 2,5 y 3,6 millones de empleos en la década a cubrir por el PNIEC.

Por lo demás, el cálculo de las inversiones a realizar en el citado decenio, sería de un total de 236.000 millones de euros. De los cuales el 80% provendría del sector privado (de las compañías eléctricas y de otros particulares), y el 20% de las administraciones públicas (nacionales, autonómicas y locales).

Y más difícil todavía, como crecimiento del PIB, se estima que éste aumentará entre 19.300 y 25.100 millones de euros anuales entre 2021 y el 2030, lo que equivaldría a un plus de 1,5 puntos de PIB. Respetándose, se entiende, los márgenes establecidos en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de los países de la UE para inflación, déficit, deuda pública, etc.

En cuanto a los consumidores, el precio medio de la luz, en el año 2030, podría ser un 12% menor que en 2021. Sin duda, por la competitividad que están alcanzando las energías renovables, y muy especialmente la eólica y la fotovoltaica. A ese respecto, en el PNIEC se prevé una potencia instalada en el sector eléctrico para el 2030 de 157 GW (gigawatios, equivalente cada uno a mil millones de kilovatios), de los cuales 50% sería de eólica, 37% de fotovoltaica, 27% de ciclo combinado (todavía con gas natural), y 16% de hidroelectricidad.

Rehabilitar viviendas

La eficiencia energética también tiene un papel importante en la configuración futura del sistema, suponiéndose que de aquí al año 2030 tendrá un aumento del 39,6%. Para ello se prevé la rehabilitación de muchas viviendas a fin de ganar en conservación térmica, así como en edificios públicos, y en otras muchas aplicaciones de energía.

Una importancia grande se concede en el PNIEC al sector de la movilidad. Donde la penetración de las renovables se supone que alcanzará al 22% del parque automovilístico que tengamos para entonces. Estimándose que se llegará en 2030 a cinco millones de vehículos eléctricos, más o menos el 16 por 100 del parque móvil esperado para entonces, de 31 millones, que me parece, en principio, una baja estimación. Aunque es cierto que en el PNIEC se da mucha importancia al posible aumento del transporte en bicicleta, patinete, y otros medios que están ganando mucha fuerza en las ciudades. En cualquier caso, se está estudiando un futuro «Acuerdo estratégico del sector automoción», como forma de colaboración público-privada (CPP), para el impulso del sector. La idea es lograr una movilidad sostenible, con el rejuvenecimiento de los vehículos que funcionen en el futuro.

Con todo el proceso comentado, de aquí al año 2030 el descenso de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) irá desde los 340,2 millones de toneladas de CO2 en 2017, a 226 en 2030, lo que da una idea de la larga senda de descarbonización que habrá hasta 2050, cuando se llegue a la emisión cero de GEI.

El atrevimiento de los planificadores llega a prever la disminución de muertes prematuras debidas a la contaminación atmosférica, que caerá dramáticamente en paralelo al recorte de emisiones de CO2 y otros GEI. Se llega a cifrar la mejora de 8.951 a 6.729 muertes, lo que supondrá su reducción en el 25 por ciento, que se cifra en 2.222 personas. Sinceramente, creo que esas cifras tan pretendidamente exactas serán muy diferentes con lo que suceda en la realidad. Entre otras cosas, porque irá cambiando la idea de lo que son muertes prematuras.

En definitiva, en el tan traído y llevado PNIEC tenemos unas previsiones bastante concretadas, pero muy inciertas de cara a lo que puede suceder en el futuro. A ese respecto, va a ser decisivo el tema de los acuerdos sectoriales que vayan perfilándose entre la administración y los distintos modos energéticos, para la instrumentación de lo que son desinversiones en sistemas energéticos obsoletos, y establecimiento cada vez mayor de renovables.