Medio Ambiente

El hidrógeno verde prepara su despegue

Se contempla como una solución sostenible y clave para la descarbonización de la economía. Junto al despliegue de las energías renovables, o la movilidad sostenible, es una de las palancas para la reactivación económica y la transición energética

Los cinco expertos del sector energético debaten sobre el potencial del hidrógeno en España
Los cinco expertos del sector energético debaten sobre el potencial del hidrógeno en EspañaLa Razón

España podría ser un país de referencia en el desarrollo de este combustible, obtenido a través de la electrólisis del agua -en lugar de a partir de hidrocarburos o carbón- y sin emisiones de CO2. La Hoja de Ruta del Hidrógeno: una apuesta por el hidrógeno verde, recientemente aprobada por el Gobierno, contempla una inversión a 2030 de unos 8.900 millones de euros para alcanzar 4 GW de potencia instalada y prevé que su desarrollo permitirá reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en unas 4,5 millones de toneladas equivalentes de CO2 (CO2eq). Adicionalmente, la Unión Europea calcula que el hidrógeno limpio podrá satisfacer la cuarta parte de la demanda mundial de energía en 2050, frente a su escasa aportación actual, y mover 630.000 millones de euros al año.

En este contexto La Razón y Naturgy convocaron a cinco especialistas del sector para debatir sobre el potencial del hidrógeno en España, su importancia como vector energético para la consecución de la descarbonización, los usos prioritarios de este combustible, el papel de empresas, administraciones y asociaciones sectoriales en su desarrollo, etc. En la reunión, moderada por la redactora de V de Viernes Eva M. Rull, participaron Fernando Palacín, director gerente de la Fundación Hidrógeno Aragón; Marta Margarit, secretaria general de Sedigas -asociación que reúne a la industria del gas de España-; Eugenia Sillero, secretaria general de Gasnam, asociación que fomenta el uso del gas natural, el hidrógeno y el gas renovable en la movilidad terrestre y marítima-, Óscar Barrero, socio de PwC; y Leyre de Adrián, responsable de Innovación y Nuevos Negocios de Naturgy.

Para Fernando Palacín, contar con «un marco de acción como la Hoja de Ruta, supone una gran apuesta para España y estabiliza el camino a seguir para desarrollar esta tecnología aquí y ser un gran actor en la tecnología del hidrógeno renovable». Para él este punto es clave, porque «no podemos permitirnos el lujo de cambiar la dependencia energética de terceros por una dependencia tecnológica. Tenemos capacidad de I+D+i y un gran compromiso industrial, además de una oportunidad para descarbonizar sectores como el industrial, el químico, incluso la movilidad, especialmente el transporte pesado». Según Palacín, en el desarrollo del hidrógeno verde y su tecnología hay diversos actores con papeles fundamentales: «la administración, estableciendo un marco estratégico; las grandes empresas, que han comenzado trabajar en este sector, lo que luego permitirá que las pymes se involucren también con estabilidad y garantía en sus inversiones; las asociaciones, que tienen un rol fundamental para canalizar la interacción entre los diferentes clusters; los centros de I+D+i, como garantes del conocimiento ya desarrollado y por su capacidad de trasmitirlo a las empresas y ayudarlas en su avance; y la sociedad, a la que debemos sensibilizar y concienciar, además de acercarles esta tecnología apara que mejore su percepción sobre ella y tenga un mejor conocimiento de los beneficios que puede traer a nuestro día a día, ambientales y también sociales y económicos por su capacidad de generar empleo y riqueza en el territorio».

Por su parte, Marta Margarit destacó la ventaja que ofrecen las redes de gas ya existentes para «el almacenamiento y transporte de este gas verde. Esto es muy importante porque nos va a permitir estimular que los usuarios finales utilicen el hidrógeno tal como ahora están utilizando el gas natural sin mayores costes adicionales». Por otra parte, considera «que es muy importante fomentar la demanda del hidrógeno. Además de impulsar las tecnologías de producción, su almacenamiento y transporte, también hay que impulsar su aplicación tanto en la industria, como en el sector residencial que hoy consume gas natural». Todo ello, «dentro del marco regulatorio y de objetivos de uso, europeo y estatal, para la descarbonización de la energía». Margarit señaló también la necesidad de contar «con un sistema de certificados que acredite la trazabilidad del hidrógeno como energía renovable, como gas que no emite».

Como «una solución para descarbonizar el transporte, -explicaba Eugenia Sillero-, tanto el convencional por carretera como el ferroviario y el marítimo, cuya descarbonización puede ser más compleja, porque puede ser utilizado por los mismos vehículos que ya circulan con otros gases y ser suministrados en las mismas hidrogeneras». Desde su punto de vista, la Hoja de Ruta recién aprobada «es positiva para el transporte porque contempla una implantación muy gradual, especialmente en el pesado, que permitirá acompasar producción y demanda. De hecho, las flotas cautivas, como los autobuses urbanos, pueden ser tractoras de la penetración del hidrógeno en el transporte y favorecer una ampliación de una red de repostaje que también se podría abrir a otros sectores. Es más, la Hoja de Ruta va más allá porque establece objetivos de penetración, y habla de 100 o 150 hidrogeneras antes de 2030, de una flota de 5000 a 7000 vehículos, de más de 200 autobuses, etc. Incluso el uso de maquinaria impulsada por hidrógeno en puertos y aeropuertos».

Como observadores del mercado, Oscar Barrero, ofreció algunos datos para «dimensionar la gran oportunidad de la que estamos hablando. Y recordaré que ya hace 20 años que Jeremy Rifkin hablaba de la economía del hidrógeno y preveía que su papel podría compararse con el del carbón en la Revolución Industrial, aunque él lo asociaba más bien al fin del petróleo que a la necesidad de afrontar el cambio climático, como está siendo».

Para Barrero, la descarbonización «no puede pasar solo por la electrificación y por las renovables, por eso el hidrógeno va a ser una gran parte de la solución. A nivel global y para 2030 en nuestras estimaciones el hidrógeno renovable puede alcanzar desde un 50 hasta un 200 %, en los escenarios más optimistas, más de lo que se está produciendo a día de hoy. Un incremento de capacidad brutal, que para 2050 se puede llegar a duplicar o hasta quintuplicar, y prácticamente el 80 por ciento estará dedicado al transporte. Además, podrá ser una realidad a un precio competitivo, el uso de la red actual de transporte permitirá su accesibilidad y la producción será cercana al punto de demanda».

Pero más incluso que estos datos, Barrero resaltó el hecho de que las importantes inversiones previstas, la infraestructura de transporte del gas actual y lo que se pueda ampliar a futuro podrán, más allá del nacional, satisfacer el mercado internacional. Por otra parte, «los fondos europeos nos permitirán adelantar notablemente en el objetivo de descarbonización, además de desarrollar una industria generadora de tecnología y conocimiento exportables».

Esa visión del hidrógeno era compartida por Leyre de Adrián, hasta el punto de afirmar rotundamente que «me parece una oportunidad buenísima y creo, sinceramente, que España puede ser una potencia en producción de hidrógeno y convertirse en el Arabia Saudí del hidrógeno. Pero para eso hacen falta todos los impulsos que se han mencionado hasta ahora. Y todo ello tracciona a su vez todo lo demás: las pymes, el desarrollo de una tecnología propia, ser innovadores en mercados financieros que generen la demanda. Ahora bien, en la implementación del hidrógeno, tenemos que ver la red gasista como un apoyo a la red eléctrica». El futuro, para De Adrián, «es una foto final y un objetivo: ser un exportador de hidrógeno, de toda la cadena, tanto de la commodity como de la tecnología. De hecho, así nos ven ya desde fuera, desde los inversores a todas las consultoras. El impulso de los fondos va a ser decisivo. Nosotros, en Naturgy, estamos trabajando ya en toda la cadena: en proyectos de producción, en la adecuación y el manejo del producto en las redes, en proyectos de movilidad con hidrógeno y en la demanda final en plantas de generación y con clientes. Solo falta que los propios mercados de hidrógeno den la señal de precio necesaria para que se lancen proyectos grandes de producción, que son los que nos van a llevar a los 4 GW de potencia instalada que marca la Hoja de Ruta en España».