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Medio Ambiente
«Si seguimos así, España será el desierto de Europa»
Esta madrileña de origen jienense tuvo el coraje de dejar un puesto bien pagado en una multinacional para comprometerse con la naturaleza. Asunción Ruiz habla con la misma pasión con la que llegó a SEO/BirdLife, hace casi 30 años. En 2020 cumplió una década al frente de la organización conservacionista, convirtiéndose en la mujer más veterana del país en dirigir una.
–¿Cómo llega a SEO?
E–Cuando terminé la carrera no me decidía entre la bota (como ambientalista) y la bata (como experta en genética y pequeños virus). Al final, decidí la bota. Entré como consultora ambiental en una multinacional. Siempre estaré agradecida por la formación recibida, pero necesitaba un compromiso más ligado a las personas y a la conservación de la naturaleza.
–¿Volvería a hacerlo?
–Una y mil veces.
–¿Por qué SEO?
–Una de las cosas que más me atraían es que es una organización basada en la ciencia. Otra, que practicamos lo que defendemos.
–Tras diez años en la dirección, mira atrás y ve...
–Que no ha sido una década fácil. Asumí la dirección y en seguida vino la crisis financiera. Fue muy duro. Las inversiones en medioambiente se redujeron en un 70%. Se entendía que invertir en la naturaleza era un lujo que no nos podíamos permitir, un capricho realizable solo en tiempos de bonanza económica, en vez de una necesidad. Pero hemos sabido contagiar esa necesidad a la sociedad. Hemos volado alto desde entonces.
–¿Cuál ha sido el momento más feliz de su carrera?
–Ha habido muchos, pero recuerdo con muchísima emoción a los jóvenes gritando «¡ni un grado más, ni una especie menos!», un lema salió de nuestra organización; un grito social que denunciaba la pérdida de biodiversidad, que se leía en todos los medios. Sentí que se podían cambiar las cosas.
–¿A través de las aves?
–Las aves son el grupo faunístico más estudiado de la historia. Observar su comportamiento se ha convertido en el mejor termómetro a la hora de tomarle la temperatura a la salud del planeta. Prueba de ello es que las tendencias poblacionales de las aves comunes son uno de los indicadores que usa Eurostat para medir de calidad de vida de los ciudadanos europeos. Las aves nos enseñan cómo conservar el planeta y a nosotros mismos. Nos alertan de que algo va bien o va muy mal.
–¿Y cómo nos va?
–La realidad es que las especies de aves con mayores declives poblacionales en Europa son las ligadas a los medios agrarios y urbanos. Es decir, lo que nos da de comer y donde vivimos. Nos debería hacer reflexionar.
–Lo decía antes: la pérdida de biodiversidad es acuciante.
–Sí, pero lo más grave no es que se extingan determinadas especies, que lo es, sino que se ha llegado a tal extremo que las especies comunes están dejando de serlo. Nos estamos quedando sin gorriones, golondrinas o vencejos. Las aves que vivían más cerca de nosotros dejan de hacerlo. Esto se traduce en una pérdida de ecosistemas que nos regala la naturaleza en forma de aire y agua limpia, tierras fértiles. Si seguimos así, y según las previsiones, España, el país más biodiverso de Europa, se convertirá en el desierto de Europa.
–¿Cómo podemos evitarlo?
–Vivimos una crisis global que debería servir para globalizar derechos. Por eso, las ONGs le pedimos a la ONU que incluya el derecho a un medio ambiente sano dentro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
–A quienes exclaman «ya están aquí los de los pájaros», ¿qué les diría?
–Que somos, a mucha honra, «los locos de los pájaros» porque tenemos muchos pájaros en la cabeza pero los pies en la tierra. La justicia social y la justicia ambiental se defienden y se deterioran juntas. Son dos caras de la misma moneda.
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