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Medio ambiente
La isla que dará luz a 10 millones de europeos
Dinamarca acaba de anunciar un ambicioso proyecto que consiste en ganarle terreno al mar para instalar un hub eléctrico. A él hará llegar la energía de varios parques eólicos marinos. Esta energía que ya cuenta con 25GW instalados en Europa espera multiplicar por 25 su capacidad para 2050. Mientras, España ultima su estrategia para sumarse al carro de la producción en mar abierto
Será la primera isla artificial pensada para dar servicios energéticos. El gobierno danés ha decidido construir una especie de hub a 80 km de distancia de la orilla de la península de Jutland para alimentar con electricidad verde unos diez millones de hogares. El desarrollo será al 51% propiedad del Estado, mientras que el resto se dividirá entre varias empresas.
Detrás de esta decisión, que ha tenido que tomar el Parlamento por su elevado coste (28.000 millones de euros), se esconden los planes gubernamentales de acabar con todas las operaciones de extracción de combustibles fósiles como el gas y el petróleo en las aguas del Mar del Norte para 2050. Recientemente han anunciado que van a dejar de adjudicar nuevos permisos de exploración en la zona y no hay que olvidar que se trata del país con más producción de petróleo de toda Europa.
Por otro lado, este espacio de 120.000 km* sirve para «explotar todo el potencial offshore del país. El país cuenta con una potencia instalada de 7 GW eólicos totales, de los que los marinos suman alrededor de 1,5 GW. En esta isla artificial se instalarán todas las subestaciones eléctricas, los convertidores de todos lo parques de eólica offshore (así se llama la eólica marina) de la zona. De ahí saldrá también el cableado a tierra para conectar el hub con su mercado alemán, noruego... El norte de Europa está muy interconectado en término energéticos. Estos países producen y comparten su electricidad al mismo tiempo. Lo que intenta con esta isla es acercarse a sus mercados”, detalla Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
Hay que tener en cuenta el país del que se trata. Dinamarca no tiene apenas territorio. «Es más o menos como la Comunidad Autónoma de Aragón. Tiene 5,8 millones de habitantes y han sabido ver el potencial de salir al mar para muchos desarrollo s energéticos. Sino tienes territorio, construir una isla o plataforma parecela mejor solución de ingeniería. También es una forma de aligerar presión sobre el terreno. Merece la pena también tener en cuenta que las dos empresa que aportan más al PIB del país son la de contenedores Maersk y Vestas de construcción de aerogeneradores», puntualiza Márquez.
La eólica marina vive momentos dorados. A pesar de la pandemia en 2020 se invirtieron 2.300 millones de euros y se instalaron 7,1 GW de potencia nuevos, sedatos sedatos de la patronal Europea Windeurope. Además, los planes para la descarbonización de la UE incluyen ambiciosos objetivos para un mayor desarrollo de esta energía. «Actualmente hay 25 GW instalados en toda la UE, con capacidad para cubrir las necesidades de 25 millones de personas, una potencia incluso superior a la que hay en toda España», dice Pedro Mayorga, miembro de la Junta Directiva de la sección marina de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA). Los parques de eólica offshore se reparten en el viejo continente entre 12 países, pero solo cinco han acaparado las inversiones el último año. Holanda suministró 1.493 MW nuevos; Bélgica, 706 MW; Reino Unido, 483 MW; Alemania, 219, y Portugal, 17.
Dinamarca fue el pionero en este tipo de instalaciones y por eso todos sus movimientos se examiserá nan y se tienen en cuenta. Sin embargo, es Reino Unido el que a día de hoy lidera las instalaciones, ya que acapara un 42% de todo el mercado. Le siguen Alemania (31%), Holanda (10) y bélgica (9%). Sólo después llega Dinamarca. Tras el Brexit «Europa ha mantenido los objetivos de instalación que tenía fijados para 2050. Los 300 GW de offshore totales que quiere instalar tendrán que regún entre el resto de países miembros ahora que Reino Unido ya no está», explica Mayorga. Por si les ha pasado desapercibido el objetivo supone multiplicar por 25 la potencia actual.
España no forma parte de esta lista al menos de momento, porque a día de hoy no cuenta con ningún parque offshore comercial operativo. La causa hay que buscarla en la configuración de la costa peninsular de gran profundidad. La tecnología que utilizan mayoritariamente, tanto en el norte de Europa como en Estados Unidos o China, es la bottom fixed o fija. Se trata de anclar al fondo marino los aerogeneradores con estructuras fijas, algo que solo permiten las aguas no demasiado profundas. De hecho, según explica desde la patronal europea, el parque de estructura fija con más profundidad es el Moray East (en Reino Unido) con 45 metros. «Era el paso natural cuando se dejaron de los proyectos en tierra para llevarlos al mar. Pasa como cuando vas a la playa, donde no cubre vas a pie. Cuando el agua te llega a la cintura ya piensas en nadar, en el caso de la eólica, cuando empieza a cubrir, te planteas los sistemas flotantes», detalla Mayorga.
En la costa del mar del Norte que ofrece poca profundidad durante mucho kilómetros es fácil recurrir a estructuras fijas, pero en países como España donde a escasos metros de la orilla el fondo desciende hasta los 90 metros estas instalaciones ya no son factibles. El siguiente paso tecnológico para la generación de energía en estas aguas de más de 50 metros de profundidad se basa en estructuras flotantes. A día de hoy solo existen dos proyectos: Kincardine (Reino Unido) y Windfloat Atlantic (Portugal), a profundidades de 67 y 100 m respectivamente. Sin embargo, el potencial para instalar estos parques llega hasta los 95 GW en todo el mundo, según datos de la Comisión Europea. Y en España su potencial alcanza los 22 GW.
VENTAJAS Y RETOS
España estamos empezando con la energía offshore, pero solo en lo que a instalación de parques (hay algunos prototipos funcionando). Sin embargo, la posición de salida del país resulta bastante halagüeña. No en vano somos un referente mundial en la fabricación de componentes y en el diseño de soluciones flotantes. «Hay 24 prototipos para eólica flotante en el mundo. Siete de ellos pertenecen a España. Competimos directamente con Japón y Estados Unidos en estos desarrollos», comenta Márquez.
El sector están esperando la aprobación de una Estrategia de Eólica Marina y Energía del Mar por parte del Ministerio de Transición Ecológica y el IDAE. De ella se prevé que se aprueben algunos nuevos MW de instalaciones prototipo y los primeros parques comerciales. «Estamos esperando a ver qué cifras salen de aquí, pero las previsiones para España de la patronal europea son halagüeñas de aquí a 2050.
Hay que recordar las ventajas que ofrece la instalación de aerogeneradores en el mar. Entre ellas la potencia y dimensión que permite instalar el océano, a diferencia de la tierra donde hay limitaciones de espacio, retos para la avifauna, etc. Si en tierra se están instalando aerogeneradores de entre 4,5 y 5 MW, en el mar se está planificando la instalación de molinos de hasta 12 y 15 MW. Por hacerse una idea de las dimensiones, un molino de 5 MW tiene de diámetro unos 150 metros. En el caso de un molino mari
no solo cada pala puede superar los 100 metros.
Otra de las ventajas son las horas potenciales de aprovechamiento del recurso, ya que en el mar los vientos son más constantes y soplan durante más tiempo. Un parque offshore puede estar produciendo entre 5.000 y 6.000 horas al año al 100% de su potencia. Y un año tiene 8.760 horas en total. Un parque eólico en tierra puede llegar a las 4.000 horas y uno fotovoltaico a 1.500 horas.
Entre los retos de la eólica offshore están los gastos logísticos de instalación y mantenimiento de las instalaciones por la enormidad de cada componente y por lo corrosivo del ambiente marino. Para los parques eólicos en general, el coste de la instalación es fijo y resulta el principal coste de la explotación (porque el viento es gratis). Por lo que cuantas más horas se produzca mejor. De ahí el interés por sacarlos al mar.
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