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Turismo tranquilo en Becerril
Vida Lenta

Un jueves cualquiera, el reloj marcaba las seis: “Una entrada por favor”, le dije a la señora de la taquilla. “Pase, es la primera visitante de la tarde”, me dijo ella a mí. Esto no se suele escuchar en España, estamos en récords históricos de viajeros, los aviones vienen petados de turistas y hay cola para casi todo. Pero yo estaba en Becerril de Campos, en Palencia, en la iglesia de Santa María, sede del Museo Territorial de Campos del Renacimiento, sola, en silencio, rodeada de arte en un edificio del Siglo XV dedicado a la Virgen María lleno de obras de Juan de Juni, Alejo de Vahía o Pedro Berruguete, entre otros, sin cristales ni cordones de seguridad, … de vez en cuando miraba hacia atrás inquieta y veía un cuadro del ángel de la guarda y el demonio en una esquina o una virgen con el niño de un tamaño descomunal, propio de la escuela italiana (me decía la audioguía), parecía que las esculturas y las pinturas vigilaban cada paso que daba, mientras iba disfrutando del recorrido, a un ritmo que no había experimentado antes y así es cuando te fijas en los pies del Santo Padre que abre la exposición, en los colores y encajes de las vestimentas de la “Anunciación”, en las expresiones, los detalles, las pinceladas... Este lugar no se llena, se ve con calma y sobrecoge, vengan a conocerlo. Becerril me regaló otra sorpresa inesperada, San Pedro Cultural, otra iglesia románica del Siglo XII reconvertida en centro dedicado a la astronomía con una remodelación asombrosa, en la que se recrea en su bóveda todo el cielo estrellado de las noches de verano; también hay un péndulo de Foucault, primer experimento realizado para demostrar la rotación de la tierra o una línea meridiana utilizada como reloj y calendario. Me quedé dos días en Becerril de Campos, a 15 kilómetros de Palencia capital, viviendo el ritmo tranquilo y alejado de la masa turística que se avecina.

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