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Medio Ambiente
La UE lucha contra el yugo chino en la construcción del coche eléctrico
Pekín proporciona a la UE el 98% de las tierras raras y en 2050 las necesidades de litio aumentarán en un 60% en el club comunitario
El anuncio de la creación de una fábrica del coche eléctrico en Martorell (Cataluña) ha abierto en nuestro país la conocida como guerra del litio, la principal materia prima para la construcción de baterías. Pero la lucha por este mineral no sólo se circunscribe a las fronteras patrias, sino que engloba toda una lucha geoestratégica global. Paradójicamente, la estrategia contra el cambio climático por parte de la Unión Europea incrementa su dependencia de materias primas procedentes de países terceros con mucho menor interés ecologista y que pueden encontrar en esta baza una importante moneda de cambio.
Según los datos del Ejecutivo comunitario, la UE obtiene entre el 75 %y el 100% de la mayoría de los metales de países terceros y China proporciona el 98% del suministro de tierras raras. En septiembre de 2020, Bruselas decidió, por primera vez, incluir al litio dentro de la lista de materias primas críticas. Actualmente, la cuota de fabricación europea de celdas de baterías a escala mundial asciende a tan sólo el 3%, mientras que Asia supone la parte del león con el 85%. Las baterías constituyen el 40% del valor del automóvil, lo que indica que la UE no puede quedarse rezagada en este terreno.
Bruselas quiere que en 2050 el club comunitario emita 0 gases con efecto invernadero, lo que implica la guerra sin cuartel contra los combustibles fósiles. Pero todo tiene un precio. «Para las baterías de los vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía, en 2030 la UE necesitaría hasta 18 veces más litio y 5 veces más cobalto, y en 2050 una cantidad casi 60 veces mayor de litio y 15 veces mayor de cobalto en comparación con el suministro actual de la economía de la Unión en su conjunto. Si no se da respuesta a este aumento de la demanda, podrían producirse problemas de suministro. La demanda de tierras raras utilizadas en imanes permanentes , por ejemplo para vehículos eléctricos, tecnologías digitales o generadores eólicos, podría multiplicarse por diez de aquí a 2050», según indica el informe de materias primas publicado en septiembre de este año.
La pandemia y los problemas en el suministro de bienes básicos como mascarillas y test provenientes de China han acelerado la reflexión de la UE sobre la necesidad de replantear las cadenas de suministro globales. «No podemos permitir que nuestra actual dependencia de los combustibles fósiles se sustituya por una dependencia de materias primas fundamentales, un punto que ha quedado reforzado por las interrupciones que han tenido lugar en nuestras cadenas de valor estratégico como consecuencia del coronavirus», explicó el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, al presentar estos datos.
Con el objetivo de luchar contra este desafío, Bruselas puso en marcha en 2017 una Alianza Europea de Baterías que intenta aunar al sector público y privado para que en 2025 el 80% de la demanda de litio de Europa se satisfaga dentro de las propias fronteras europeas. La Comisión estudia la disponibilidad de las materias primas en el club comunitario, pero reconoce en su informe de 2017 que la extracción se concentra en pocos países europeos y que «si bien Europa cuenta con capacidad para el procesamiento del cobalto y el níquel, no la tiene para los compuestos de litio ni el grafito natural aptos para las baterías. Esto significaría que, aunque pudiera aumentar en Europa la extracción de litio y grafito natural, todos los materiales (al menos a corto plazo) tendrían que transportarse a terceros países para transformarlos en materiales aptos para las baterías».
Ante estos hechos, el hambre aviva el ingenio. Por eso, el club comunitario aspira a hacer de la economía circular su principal ventaja competitiva e incentiva baterías de segunda generación como las de litio sólido que facilas liten la reutilización de las materias primas. Aunque el reciclaje de baterías es en la actualidad prácticamente inexistente, los cálculos de Bruselas apuntan a que será posible gestionar los residuos y recuperar los materiales valiosos, si se actúa con inteligencia. Según el Ejecutivo comunitario, el reciclaje podría cubrir en 2030 las necesidades de cobalto de la UE en torno al 10%, por encima de la contribución del sector minero.
MEGAPROYECTO
Como prueba de que este desafío global necesita nuevos cimientos, la Comisión Europea ha decidido relajar su política de Competencia en los denominados sectores estratégicos, en los que incluye las baterías del coche eléctrico. Aunque Bruselas siempre mira con lupa cualquier posibilidad de abuso de posición de dominio en el mercado y de ayudas públicas que supongan un menoscabo da la competencia en el mercado común, en enero de este año autorizó un megaproyecto de 2.900 millones de euros de dinero público de más de 12 países, entre ellos España, para investigar la cadena de valor de las baterías. En septiembre de 2019 dio luz verde a una iniciativa similar.
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