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Medio Ambiente

Una tubería para duplicar el transporte de gas a Francia

La necesidad de independizarse del gas natural ruso ha sacado del cajón el viejo proyecto del MidCat, un gasoducto de 190 km que conectaría España con el resto de Europa. Con él llega la promesa de que la Península se convierta en la alternativa a Rusia incluso transportando hidrógeno renovable

España está enviando más gas a Francia del que importa por gasoducto
España está enviando más gas a Francia del que importa por gasoductoDreamstimeDreamstime

El sector energético europeo está completamente patas arriba desde que estalló el conflicto en Ucrania. No es baladí que para finales de este mes se espere la aprobación del plan REPower EU cuyo objetivo es reducir la dependencia del gas, petróleo y carbón de Rusia. Para la Comisión se ha vuelto imprescindible diversificar la oferta, reducir la demanda y aumentar la producción renovable dentro del territorio.

El discurso de la independencia también está llevando are considerar viejos proyectos olvida dos como el MidCat, un gasoducto de 190 km que conectaría España con Francia desde Hostalric, al norte de Barcelona, a Barbaira, cerca de Carcassonne, atravesando los Pirineos y doblaría la capacidad actual de transportar gas entre la Península y el resto de Europa.

Uno de los argumentos que se esgrimen a favor de la construcción de esta infraestructura se basa en el hecho de que España funciona como una isla energética. Una realidad que, por otro lado, y según afirman algunos de los expertos consultados, hacen que la Península sea en estos momentos más independiente que el resto de los países miembros del gas ruso. España importa demás de doce países diferentes yes el país de la UE que más plantas de regasificación tiene. Una apuesta que se inició a finales de los 60 y que tuvo su mayor impulso durante los 80. Actualmente, seis regasificadoras están en operación y se espera que en los próximos meses entre en funcionamiento la séptima. La planta de El Musel, propiedad de Enagás, saldrá de su hibernación para utilizarse como almacenamiento de Gas Natural Licuado.

El proyecto de MidCat ha pasado por unas cuantas fases, incluso estuvo en la lista de Proyectos de Interés Comunitario. Ha cambiado de nombre y fue rebautizado como STEP, aunque su construcción se paralizó del todo en 2019. En aquel momento, los reguladores de la energía de Francia (CRE) y España (CNMC) anunciaron su decisión de no aceptar el requerimiento de inversión de las promotoras, la española Enagás y la francesa Teréza. Entre los motivos: la escasa rentabilidad. Solo como dato: se estima en unos 442 millones de euros el coste de la tubería.

Por otra parte, la infraestructura siempre ha contado con una gran oposición social y ahora que se ha reabierto el debate sobre la conveniencia de resucitarlo o no, sus opositores opositores han vuelto a la carga. De hecho, recientemente varias organizaciones, como Fundación Renovables, Amigos del a Tierra, Fridays for Future Madrid, la Asociación Española de Educación Ambiental, Transport & Environment o WWF, etc ., publicaban una carta abierta en la que afirman que «la guerra en Ucrania no pueden convertirse en una excusa para incrementar la dependencia de los combustibles fósiles. La necesidad de reducir el consumo energético drástica mente en los próximos años y dejar los fósiles bajo el suelo es una llamada a la conciencia global... Aumentar las explotaciones fósiles en otras partes del mundo, además de las consideraciones climáticas, muchas veces financian otros regímenes autocráticos... Los instrumentos de los que se está dotando la UE, como la hoja de ruta REPowerEU o el reciente acuerdo con EE UU (Task Force on Energy Security) para aumentar el suministro de gas natural licuado (GNL), sino se aplican adecuadamente podrían consolidar la dependencia a los fósiles»

Sin embargo, las posiciones de quienes toman las decisiones sobre este tipo de infraestructuras no es tan taxativa desde el inicio de la guerra. La presidenta la Comisión Europea, ha declarado que «España tiene la mayor capacidad de regasificación de Europa y ya se ha convertido en el principal centro de distribución de GNL procedente de África y América». También ha llegado a calificar el MidCat como «crucial para librarnos de las amenazas rusas y el chantaje del Kremlin».

Por su parte, el gobierno español también se ha posicionado a favor de la construcción añadiéndole un barniz verde. Su idea es que se aproveche la nueva infraestructura, si finalmente se reactiva el proyecto, para transportar a toda Europa hasta un 10% de hidrógeno renovable. España aspira a convertirse en un polo de producción de esta molécula tan de moda en el discurso de la transición ecológica. A día de hoy se contabilizan hasta 500 proyectos en España relacionados con su producción y, según la Hoja de Ruta del H2, en 2030 habrá electrolizadores produciendo 4GW de hidrógeno a partir de la electrólisis del agua.

Sin embargo, no hay que olvidar que a día de hoy el 95% del hidrógeno que se consume se consigue a partir de gas natural, es decir, es de origen fósil. «Además, el hidrógeno es muy volátil y difuso y los materiales para construir una tubería que lo distribuya tiene que tener más capacidad hermética para que no haya fugas de gas», matiza Morales de la Fundación Renovables. Opinión que comparte el investigador del Instituto de Ciencias y Tecnologías Ambientales (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona Michele Manfroni. «Del hidrógeno ya se hablaba en los años 80, pero los problemas que tiene su producción siguen ahí ahora. Necesita apoyar se en energía renovable suficiente para cubrir la necesidad de producción europea. El segundo problema es la escasa eficiencia de obtención de H 2 a partir de electrólisis dela guay luego está el tema del transporte», apunta.

Otra posibilidad aparte del MidCat para que España juegue un papel importante como suministrador de gas a Europa, dicen desde el sector gasista, es aprovechar las regasificadoras, que suman hoy por hoy una capacidad de almacenamiento de gas en su forma licuada de hasta 3.316.500 m3. «Agrupamos un tercio de la capacidad total de re gasificación », dice la patronal del gas Sedigás. Eso supone un 45% del almacenamiento de toda Europa.

Pero ¿habría que aumentarla importación de gas para mandar a Europa? ¿De dónde saldría? Según datos de Enagás, Estados Unidos ya es el principal origen del gas natural que llega a España, con el 37% del total, seguido de Argelia (26%) y Nigeria (14%).« Argelia ha sido históricamente el principal origen del gas natural, pero su producción está estancada desde hace años. Por mucho que quiera aumentar su producción, no cubriría la demanda europea y menos sustituiría a Rusia. La alternativa sería el GNL proveniente de Estados Unidos, pero sobre el shale gas hay muchas dudas, entre otras ¿cuánto va a durar el gas de fracking? Es cierto que en los últimos 15 años EE UU ha conseguido pasar de ser importador neto a exportar gas natural, pero es un gas que cuesta mucho extraer. Necesita de una demanda muy fuerte para salir rentable y su ciclo económico es muy breve. Es decir, se extrae mucho pero al principio de la explotación », de talla Michele Manfroni.

Las organizaciones contraria sala aprobación del gasoducto consideran que invertir en gas puede desviar recursos para la promoción de renovables o la eficiencia energética. Además, «MidCat no supone una solución a corto plazo puesto que tardaría entre tres y cinco años en entrar en funcionamiento », opina Morales, porta voz de Fundación Renovables. Por otro lado, considera que si bien el nuevo gasoducto doblaría la capacidad de envío de gas a Francia( hay ya dos gasoductos en funcionamiento y las exportaciones a Francia se han incrementado este año hasta un 135%), aún quedaría lejos de poder sustituir el total de gas que viene del Este. Ahora mismo la capacidad de exportación a Francia (Europa) es de aprox. 7,3 bcm/año, pero «para que Europa consiga la independencia se necesitan 155 bcm», matiza Morales.

¿Y cuándo acabe el conflicto?

Aparte del hidrógeno, uno de los principales argumentos en contra del MidCat tiene que ver con los riesgos de que las inversiones gasistas queden sin amortizar. Aunque para España el coste debería ser asumido por Bruselas «¿qué pasará al final del conflicto?», se preguntan sus detractores. «En el caso de que se aprobara ¿quién lo financia? Si se construye, tras el conflicto, al final terminará siendo una infraestructura que no se usa y que, una vez más, habremos pagado los contribuyentes», opinan desde Fundación Renovables.

Habrá que ver cuál es la posición final de la Comisión y si Francia se decide a apoyar el proyecto, cosa que no está nada clara. Además, también faltan interconexiones entre Francia y Alemania, único país al que podría beneficiar la construcción.

Sin embargo, el país teutón acaba de alquilar cuatro unidades flotantes de almacenamiento y regasificación (FSRU).