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Miedos 2.0: la soledad, cómo vencer al miedo más frecuente
Estar ocupado se ha convertido en una enfermedad moderna y es hasta cool estar permanente ocupado. Es así. Responder uno por uno a los numerosos, numerosísimos grupos de Whatsapp, actualizar nuestro estado en redes sociales, responder a los emails tardíos, o demasiado tempranos, que llegan de la oficina, pegarse a la pantalla ante ese programa de televisión o aquel debate en la radio... en serio, ¿no tenéis la sensación de que estamos permanentemente ocupados?
Estar ocupado se ha convertido en una enfermedad moderna y es hasta cool estar permanente ocupado. Es así. Responder uno por uno a los numerosos, numerosísimos grupos de Whatsapp, actualizar nuestro estado en redes sociales, responder a los emails tardíos, o demasiado tempranos, que llegan de la oficina, pegarse a la pantalla ante ese programa de televisión o aquel debate en la radio... en serio, ¿no tenéis la sensación de que estamos permanentemente ocupados?
Desde luego hay muchas causas y motivos por los que estar ocupados, uno de ellos es la elevada exigencia que existe en todo lo relacionado con familia y trabajo actualmente, pero además de este y otros motivos, detrás de esa ‘ocupación’ también puede esconderse un miedo cada vez más frecuente en la sociedad moderna, que no es otro que el miedo a la soledad. Apagar el teléfono, cenar sin la tele puesta, dar un paseo sin otra interacción que lo que ocurre a nuestro alrededor o tomarse una noche libre para uno mismo son algunas de las estrategias de adaptación al mundo real. Existe infinidad de positividad en la soledad y hay que ser valiente para enfrentarse a ella, asumirla y sobre todo, ser feliz.
Y hay muchos consejos más para lograr desconectar y enfrentarse a la soledad. Estos son algunos de ellos.
Enfrascarse en algo que nos encante: la soledad es un catalizador para la innovación, ¿a que suena bien?. Experimenta, crea, prueba. Seguro que existe un proyecto en el que merece la pena involucrase. Si encima ese proyecto requiere un trabajo manual (pintar, restaurar un mueble, crear joyas, etc.), es el proyecto perfecto. Ni te imaginas lo gratificante que puede llegar a ser el ‘yo conmigo mismo’.
¿Quién necesita tecnología? A veces no es (tan) necesario un móvil. ¿Alguien recuerda cuando no teníamos móviles? Si el mundo no se acabó entonces, tampoco se acabará ahora. Aunque por ejemplo escribir una carta suene hasta romántico y hasta un poco demodé, resulta interesante hacerlo y también es una forma de comunicación, más íntima y personal, que nos permite, y ojo que esto es importante, volver a recuperar el acto de pensar antes de escribir. Poder ahorrarse esa inmediatez tantas veces innecesaria, ¡menuda liberación!
La vida es hobby y qué bien. Cualquier tipo de pasatiempo ayuda muchísimo en esa lucha contra el miedo a la soledad. Deportes como el golf hacen que cuerpo y alma conecten muy bien en el aquí y en el ahora y por supuesto en la soledad, ya que un buen swing no depende de más que de uno mismo y de nuestra concentración. Cocinar es también una buena terapia, darse un capricho, la idea de esmerarse entre fogones para luego deleitarse uno mismo.
La soledad no es ser un ermitaño o vivir aislado en una cabaña en mitad del bosque. Simplemente se trata de aprender a equilibrar la estimulación que nos rodea y lograr que nosotros seamos la mejor compañía para nosotros mismos (o casi).
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